Nosotros estamos ante una coyuntura mala, en la que el gobierno decidió acelerar, sostener, mantener lo del acuerdo con el FMI y en función de eso va entregando girones. Ahora entrega un Presupuesto 2022 que está atado a la perspectiva de llegar a este acuerdo. Como sucedió con los bonistas, le piden profesión de fe y va entregando las cosas aun cuando el acuerdo está en agua de borraja.
Es necesario plantear algunas premisas desde donde analizar este presupuesto. Una falsedad instalada es que la emisión es la causa de la inflación. Si se emiten más pesos y los bienes que circulan son los mismos, lógicamente cada bien va a equivaler a más pesos que están circulando y habrá inflación, pero si hay mayor circulación de pesos y hay mayor cantidad de producción de bienes se equiparan y no habrá inflación.
Si se pretende una redistribución de los ingresos, la primer medida es como fue el impuesto a la riqueza, sacas a los ricos y das a los pobres, sin emisión, con medidas impositivas. Y si se emite para alimentar el consumo, es necesario unir esa emisión a medidas contra el monopolio, sino esa emisión se concentra en monopolios que aprovechan para aumentar sus ganancias sin ampliar la producción y habrá inflación. Si se emite para comprar los dólares del comercio exterior y pagar una deuda que no fue dinero que no fue a la producción, esa circulación sin producción es inflacionaria.
La otra mentira es: cuál es el precio de la moneda en el mercado mundial, una moneda vale de acuerdo a los bienes que produce ese país y que sostienen esa moneda. El liberalismo instaló la falsa idea que la moneda se sostiene por las reservas de las divisas externas en el Banco Central, esa era la convertibilidad y eso es quedarse sin soberanía monetaria. Estado Unidos emite dólares y el dólar tiene el peso de la producción que tiene los Estados Unidos. Nosotros también tenemos una gran producción y podemos estabilizar nuestra moneda siempre que rompamos con estas teorías que son falaces y nos hacen correr detrás del dólar.
La otra mentira instalada es la idea de la “restricción del dólar” en la economía argentina. El dólar y la reserva de dólares tienen el sentido del intercambio en el mercado mundial dominado por el dólar. Nuestro país tiene superávit comercial sistemático, por lo tanto, no le faltan dólares para el comercio. Lo que pasa es que esos dólares se esterilizan en los pagos de los intereses de esta deuda fraudulenta y se esterilizan por una industria dependiente y su remisión de utilidades ya sea por vía directa o por los insumos de casas matrices.
De Renzis: Además, me parece que está el detalle de buscar el enemigo más débil diciéndole “no viajen con tarjeta de crédito porque hace que se vayan los dólares de la Argentina”. La verdad es que los dólares se los llevaron con la transa financiera que vino del Fondo Monetario. Y el Banco Central hace rato que podría haber dado a conocer quiénes fueron porque se sabe bien clarito quiénes se los llevaron.
Arnoldo Gómez: Exactamente, lo de las tarjetas de crédito es una restricción muy chiquita cuando se preparan a pagar 1.800 millones de dólares de acá a 20 días.
De Renzis: Y además pone de mal humor a mucha gente innecesariamente, cuando con pocos resuelves el tema. Lo que ocurre es que hay que tomar la decisión política que haya que tomar, pero se están dando demasiadas vueltas y allí es como que se está enfriando la propia sociedad que los eligió.
Arnoldo Gómez: Acá se está anunciando un presupuesto de 2022 que va a disminuir el déficit en un O,7 % del PBI, y se insinúa un plan de tres años para llegar a déficit cero. Este es el proyecto plurianual que se va a llevar al Parlamento, y es con lo que se va a ir a negociar al FMI.
La estructura de nuestro presupuesto es más o menos la siguiente:
los ingresos que superaran el equivalente a U$ 100.000 M, vienen un 30% por IVA, un 25% por cargas sociales y recién después viene un 20% de ganancias que no se aplica sobre los accionistas de empresas, sino sobre las empresa, retenciones es sólo un 4% . El IVA lo paga hasta el último indigente, las cargas sociales la pagan las empresas PYMES que contratan el 80% de la mano de obra y los propios obreros, y recién ganancias cae sobre una parte de los chupasangre y en gran medida sobre la burguesía nacional oprimida. Es mucha plata y es del pueblo.
Y en el gasto, el pueblo ha impuesto que un 66% son gastos sociales, es una de las causas que salgamos rápido de las crisis, pero esto es lo que se quiere restringir para llegar al déficit cero El equivalente a unos U$10.000 M se va a pagar en subsidios, una parte de ellos se quieren reducir pero a costa de cargar las tarifas de los usuarios, garantizando tarifa plena, entre otras a empresas energéticas, como las de Caputo sostén del PRO, o Mindlin uno de los grandes partícipes en la fuga de dólares que se sostuvo con el endeudamiento macrista. Un equivalente de 8.000 millones de dólares, está presupuestado para pagar intereses de deuda pese a que se da por descontado postergar los pagos al FMI y reciclar otras deuda por U$12.500 M con bonistas locales e intraestado. Las obras publicas quedan comprimidas y no se anuncia ninguna como la producción de las dragas argentinas para el Paraná, los talleres ferroviarios o el financiamiento de la ley de Tierra, Techo y Trabajo presentada por Juan Carlos Alderete.
No sólo no modifica a favor ninguna de las bases estructurales de un presupuesto antipopular en su matriz impositiva, como se había prometido en campaña, sino que se retrocede Se entrega el presupuesto del año que viene en aras de una negociación en donde no sabes lo que te van a pedir. Si uno quiere dar satisfacción y representar las necesidades populares es necesario un presupuesto que vaya a la inversa. Es necesario rechazar ese presupuesto.
Así no hay salida, si no se toma la determinación de cortar con esto no hay salida.