La semana pasada, dos informes pusieron en crudas cifras la realidad que venimos denunciando desde estas páginas. Por un lado, el informe “Crisis del empleo, pobreza de ingreso y privaciones sociales estructurales 2010-2021” del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) indica que casi la mitad de los habitantes de nuestro suelo son pobres o indigentes. Puesto en números, el Informe marca que el 43,8% de la población, es decir alrededor de 18,4 millones de personas, sigue sumergido en situación de pobreza.
A esta cifra se llega sumando el 35% de la población que no supera la línea de la pobreza por sus ingresos, y el 8,8% que está en la indigencia, es decir que ni alcanza la Canasta Básica Alimentaria.
También en estos días, Unicef Argentina indicó que la Argentina “cuenta con 3,8 millones de niños pobres por ingresos y con otras privaciones como el acceso a derechos fundamentales como la educación, la vivienda o a cloacas”. Esto es el 28,4% de las niñas y niños del país.
Si a los chicos sumamos los adolescentes, la cifra debajo de la línea de la pobreza, en el primer semestre de 2021, llega a 7,2 millones de niños y adolescentes, es decir el 54,6%. Dicho de otra manera, más de la mitad de chicos, chicas y adolescentes son pobres. De éstos, 2,2 millones son indigentes.
Estas cifras brutales las vemos todos los días en los miles y miles que van de día y de noche a los comedores y merenderos, en la falta de futuro que atraviesan nuestros jóvenes. Por eso seguimos en las calles reclamando por poner el centro en resolver las emergencias populares ¿Y qué emergencia es mayor que la pobreza y el hambre?
La deuda sigue siendo con el pueblo. Seguimos peleando por ampliar la unidad en la lucha por resolver estas emergencias, y por una gran campaña para suspender el pago al FMI, investigar la estafa de la deuda castigando a los culpables, y utilizar ese dinero en beneficio de esos millones de chicos y jóvenes que merecen un presente y un futuro mejor.
Hoy N° 1894 15/12/2021