Myanmar (Birmania) es un país que comparte frontera con China. La ex presidenta y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, de 76 años, fue condenada el pasado 10 de enero a cuatro años de prisión por un tribunal cómplice de la sangrienta dictadura militar que tomó el mando del país desde febrero de 2021. Las nuevas sentencias contra la expresidenta, basadas en el pretexto de vulnerar leyes contra la pandemia y el uso ilegal de dispositivos de telecomunicaciones, se suman a otras condenas emitidas en diciembre y que sumaban dos años de prisión.
El golpe de Estado de febrero de 2021 sumergió al país en una profunda crisis política, social y económica y abrió una espiral de violencia. Al menos 1.447 personas fueron asesinadas por la brutal represión de policías y soldados, que dispararon a matar contra manifestantes pacíficos según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que denuncia más de 11.400 opositores detenidos.
El Ejército justifica el golpe de estado por un presunto fraude durante las elecciones de noviembre de 2020, en las que el partido de Suu Kyi ganó ampliamente como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales. Además de la condena internacional a las violaciones a los derechos humanos en Myanmar, el pueblo busca nuevos caminos para enfrentar y resistir a la dictadura. El 10 de diciembre se realizó una “huelga silenciosa” donde los comercios permanecieron cerrados y la gente se quedó en sus casas, como símbolo de protesta.
También se realizaron huelgas de médicos, quienes se retiraron de los hospitales en repudio a la dictadura. Los médicos denuncian que son perseguidos por el gobierno y más de 160 fueron detenidos por prestar asistencia médica a los manifestantes, enfrentando amenazas de cárcel, según la Asociación de Médicos por los Derechos Humanos. Tanto Rusia como China, principales proveedores de armas de Myanmar, bloquearon una condena a la dictadura en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Hoy N° 1897 19/01/2022