La nueva ola de la pandemia y la crisis social y económica, agravaron los sufrimientos del pueblo. Esto se ha agravado por el aumento de la inflación, carestía, desocupación entre otras necesidades básicas insatisfechas.
Como planteó el hoy N°1898: “En diciembre de 2021 una familia de cuatro integrantes necesitó un ingreso de $76.146 para no ser pobre. Y para no ser indigente, una familia de cuatro integrantes debió tener un ingreso de $32.964”.
También el consumo indiscriminado de alcohol y drogas ha crecido de manera terrible, que influyen en la virulencia de la violencia hacia las mujeres. Esta complejidad y gravedad dan como resultado el aumento de la violencia de género y los femicidios, en el 2020 hubo 191 y en el 2021 se produjeron 216.
Sabemos que la problemática de la violencia de género es compleja y multicausal, cuyas raíces se inscriben en modelos y construcciones sociales que ubican a la mujer en una situación de desigualdad histórica con respecto al varón.
Esta desigualdad se asienta en un modelo económico social que castiga a la mayoría del pueblo trabajador pero que oprime doblemente a la mujer, por su condición de clase pero también por su condición de género.
Venimos del 2021 y años anteriores de ser protagonistas de grandes e importantes luchas: las que estuvieron en primera fila enfrentando el Covid, las que cada día, de cada semana; de cada mes están firmes en los comedores y merenderos, en las ollas populares, las trabajadoras de la salud enfrentando la pandemia, las trabajadoras del Astillero Río Santiago, Mondelez por sus salarios y derechos, las campesinas que quieren seguir produciendo, las originarias por sus tierras y territorios, las miles y miles que conquistaron el aborto legal, seguro y gratuito; las promotoras territoriales, y ahora en el 2022 ¡vamos por más! Vamos por la Declaración Nacional de Emergencia en Violencia hacia las mujeres; vamos por salarios dignos para las trabajadoras, jubiladas y desocupadas, salarios, jubilaciones y pensiones que no recuperaron lo perdido con el gobierno de Macri y siguen perdiendo con la inflación.
Inflación galopante, el hambre que castiga cada vez más a las familias y las mujeres somos las que llevamos sobre nuestras espaldas está situación desesperante.
¡Vamos por la ley de tierra, techo y trabajo para todas!
Como dice nuestro Comité Central: Las deudas se pagan, las estafas No. La deuda es con el pueblo y las mujeres somos parte, pagando la odiosa deuda solo se agravan y profundizan aún más los sufrimientos de la mayoría de nuestro pueblo y sobre todo de las mujeres ya que crece el hambre, la desocupación, la necesidad de tierra para trabajar y vivir, la violencia, el consumo de drogas y alcohol.
Cifras brutales que vemos todos los días en los miles y miles de comedores y merenderos: 43,8% de la población, alrededor de 18,4 millones de personas, siguen sumergidos en la pobreza; 35% que no supera la línea de pobreza por sus magros ingresos, el 8,8% que está en la indigencia y casi 6 millones de personas con problemas para alimentarse.
En esta grave situación se intensifica indudablemente la doble opresión de las mujeres con el consecuente aumento de la violencia y los femicidios.
Se hace necesario una gran campaña para suspender el pago de la deuda con el FMI, investigar la estafa de la deuda y así podremos utilizar ese dinero en beneficio de las mujeres en su lucha por terminar con la violencia y los femicidios declarando la ¡Emergencia Nacional en Violencia hacia las mujeres Ya! porque merecemos un presente y un futuro mejor.
En este camino la unidad en la lucha se hace indispensable para ir por lo que nos falta.
Escriben María Rosario, responsable nacional del trabajo entre las mujeres y miembro del Comité Central del PCR, y Laura Hochberg
Hoy N° 1899 02/02/2022