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09 de February de 2022

Soberanía o sumisión

El acuerdo con el FMI

El viernes 28 el gobierno anunció un principio de acuerdo con el FMI para refinanciar la deuda por 44.500 millones (M) de dólares (USD) contraída durante la gestión macrista. Ese mismo día vencían USD 714 M, que nuevamente fueron abonados en tiempo y forma. El anuncio contó con el beneplácito de la oposición de derecha y del “establishment” económico.

Alberto Fernández sostuvo que “teníamos la soga al cuello, una espada de Damocles” y que “ahora tenemos una solución posible y razonable”. La realidad es que nuevamente se negocia una deuda ilegítima, fraudulenta y odiosa sin investigarla, dejando al país sujeto a los aprietes del FMI durante los próximos años. Además de impagable, la deuda con el FMI constituye una nueva estafa al pueblo argentino, que continuará cargando sobre sus espaldas el peso del ajuste.

Aún falta conocer muchos detalles del acuerdo. Hasta el momento, se informó el compromiso de una fuerte reducción del déficit fiscal, de un severo ajuste monetario y de metas para la acumulación de reservas. El programa tiene un primer horizonte de dos años y medio, con un total de diez revisiones trimestrales por parte del FMI; de su aprobación dependerán los desembolsos que irán cubriendo los vencimientos de capital, a la vez que habrá que seguir afrontando los intereses. Recordemos que, según el cronograma original, debía cancelarse el total de la deuda restante (USD 41.700 M) en el breve período de 2022-2024. Ahora habría un plazo de repago de diez años, con un período de gracia de cuatro años y medio. Esto significa que los nuevos vencimientos de capital comenzarían en 2026 y se extenderían hasta 2032.

El ministro de economía Guzmán intentó balancear “que se llegó al mejor acuerdo que se podía lograr”. Más allá de que no existe ningún buen acuerdo posible con el FMI, el gobierno no consiguió nada de lo que reclamaba durante la larga negociación: condonación parcial de la deuda; extensión de plazos de pago a 20 años; eliminación de las sobretasas (por gran deudor); tampoco el inusual pedido de canje de deuda por acciones climáticas.

 

Los compromisos asumidos

Según informó, el gobierno se compromete a reducir el déficit fiscal primario a un 2,5% del PIB en 2022 (desde 3,0% de 2021), cuando en el Presupuesto rechazado en diciembre se planteaba un 3,3%. La trayectoria sigue con un déficit primario de 1,9% en 2023, 0,9% en 2024, y déficit cero en 2025, en lugar de alcanzarlo en 2027 como pretendía el gobierno. ¿Cómo logrará tamaña reducción sin un feroz ajuste? Debe tenerse en cuenta que el déficit de 3,1% del PIB registrado en 2021, año de un enorme ajuste fiscal, incluyó 0,5 puntos porcentuales correspondientes al impuesto a las grandes fortunas (de otro modo el déficit hubiera sido de 3,6%).

El FMI también exige un fuerte ajuste monetario, que reduzca la asistencia del Banco Central (BCRA) al Tesoro, de 3,7% en 2021 a 1,0% del PIB en 2022, 0,6% en 2023 y “cercano a cero” en 2024. Esto significa que el sector público deberá financiar el grueso del déficit con deuda y no con emisión como aconteció durante los últimos dos años.

Además, está planteada una meta de crecimiento de las reservas de USD 5.000 M en 2022, a los fines de ir generando “colchón” para los futuros pagos de deuda, objetivo que luce por demás ambicioso sin nuevo endeudamiento externo. En ese sentido, el país pasaría la gorra por diversos organismos internacionales (Banco Mundial, BID) para hacerse de un monto similar, en pos de cumplir ese objetivo.

 

El Banco Central sin reservas propias

En 2021, el fuerte aumento en el precio internacional de la soja (en torno al 50%) y de otros granos permitió un superávit comercial de USD 14.750 M, de los cuales USD 6.000 M fueron “maná del cielo” por mejora relativa en los precios de exportación. Además, el FMI envió DEG por USD 4.300 M para afrontar gastos de la pandemia, que en cambio se destinaron al pago de deuda con el FMI. No obstante, el BCRA no logró acumular un solo dólar. Las reservas netas (propias del BCRA) apenas rondan los USD 1.500 M, mientras que las netas líquidas (divisas), descontado el oro, han pasado a terreno negativo. En parte, porque la actual gestión ha pagado religiosamente todos los vencimientos con el FMI (unos USD 7.500 M) desde que asumió. Cabe remarcar, también, que las cerealeras liquidaron USD 7.100 M menos de lo exportado en los últimos dos años.

 

Ajuste previsional y laboral de hecho

Desde el oficialismo se balancea positivamente que no hubo pedido de reformas previsional y laboral. Pero los acuerdos de 2003 y de 2018 tampoco impusieron tales condiciones. De todos modos, el ajuste sobre las jubilaciones, principal componente del gasto público, se viene realizando desde hace años. Una parte durante la gestión macrista, y otra con el actual gobierno, que primero suspendió la movilidad otorgando “subas” por decreto y luego aplicó una nueva fórmula que desligó los haberes de la inflación. Como corolario, medido en términos reales, el gasto en jubilaciones y pensiones disminuyó 9,2%en 2021, acumulando un descenso de 20,1% desde 2017.Entretanto, el gasto en salarios del Estado Nacional cayó 9,2% real en los últimos dos años y 32,8% desde 2015. El salario real de los trabajadores (Ripte) retrocedió en 2021 por cuarto año consecutivo (-3,2%), acumulando un descenso del 16,9% desde 2017 y ubicándose en su peor nivel desde 2007. Con o sin “reformas estructurales”, el ajuste de salarios y jubilaciones, así como de otros gastos sociales, avanza desde hace rato.

La ilusión de algunos sectores de cambiar de collar, “apoyándose” en Rusia y China contra el FMI, también quedó desmentida por la realidad. Las declaraciones de Sabino Vaca Narvaja, (embajador argentino en China) a favor de un pronto acuerdo, y de Alberto Fernández, reconociendo que Putin le recomendó arreglar, dan cuenta de ello.

 

Soberanía cero

En los próximos dos años y medio -período del actual acuerdo- el país estará sujeto a inspecciones trimestrales por parte del FMI, verdadera humillación de nuestra soberanía, dependiendo asimismo de “waivers” (perdones) ante posibles incumplimientos de las metas, con los condicionamientos adicionales que estos implicarán. Luego, habrá que cancelar los vencimientos de capital a partir de 2026. Adicionalmente, desde 2025 se precipitan pesados vencimientos de deuda en moneda extranjera con bonistas privados, reestructurada en 2020, que resultará en un combo nuevamente imposible de afrontar.

Los economistas y grandes medios del sistema agitan el fantasma de que si no acordamos con el FMI “nos caemos del mundo”. Otros, desde el arco progresista, silban la misma melodía, resignados de que no hay otro camino que arreglar con el “mejor acuerdo posible”. Esta eterna sumisión nacional solo sirve para seguir engrosando los bolsillos de los monopolios imperialistas, sus socios locales y grandes terratenientes. ¿El 44% de la población y el 65% de los niños y adolescentes que se encuentran en la pobreza (datos de la UCA) no se cayeron hace rato del mundo?

Por otro lado, si bien constituye una carga extremadamente pesada, la deuda con el FMI representa 13% de la deuda total y 17% de la deuda en moneda extranjera de la Administración Central. Es decir, la problemática de la deuda excede ampliamente la cuestión del FMI, si bien este organismo internacional actúa como instrumento de sometimiento y chantaje de países dependientes como la Argentina.

 

 ¿Honrar deudas ilegítimas o la deuda con el pueblo?

En la acuciante situación económica y social actual, no habrá salida posible a favor de las mayorías populares y de la producción nacional si se insiste en el camino de “honrar” esta deuda eterna, que crece y se paga a costa del hambre y del sacrificio de nuestro pueblo. Para no seguir ejemplos como el de Avellanada, que ya en el año 1876 sostenía: “La República puede estar hondamente dividida en partidos internos; pero tiene sólo un honor y un crédito como sólo tiene un nombre y una bandera ante los pueblos extraños. Hay dos millones de argentinos que economizarán sobre su hambre y su sed, para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros”.

Urge suspender los pagos e investigar globalmente el proceso de endeudamiento, en particular el gigantesco endeudamiento más reciente del macrismo, separando la ilegítima y fraudulenta que debe ser repudiada, incluida la deuda con el FMI, para que la fiesta de unos pocos no la siga pagando el pueblo.

Escriben: Ramiro Suárez  y  Carlos Aramayo

Hoy N° 1900 09/02/2022