1. Avances en la lucha contra la pandemia
En varios países la tercera ola de la pandemia, en la que pasó a predominar la cepa Ómicron, se va atenuando.
En la Argentina, de un pico que llegó a 140.000 contagios en un día, cayó el 14/2 a 13.050. Y los fallecidos sumaron 268. Se reducen los casos de personas internadas.
El avance en la vacunación es muy importante. Se aplicaron 90.742.298. Con una dosis 40.021.069 (87 de cada 100 personas). Con dos dosis 35.700.019 personas (77 cada 100). Y con dosis de refuerzo 15.021.210 (32 de cada 100).
Es bueno recordarles esto a los que demonizaban la vacunación, encabezados por el macrismo y los multimedios amigos. Dejaban al pueblo desguarnecido ante el Covid-19. Fracasaron.
El pueblo es el gran protagonista, con el trabajo del personal sanitario, los comités de crisis, las y los promotores de salud y los pibes voluntarios. Eso, en medio de una crisis social en la que se lucha contra el hambre con comedores y merenderos en cada barrio. También, luchando contra la violencia a las mujeres. Y dando una mano a los pibes que quedaron en la calle.
El PCR/PTP, la CCC, la FNC, el Movimiento Ni Un Pibe Menos por la Droga, los Cayetanos, y otras fuerzas populares, estuvieron y siguen estando a la cabeza de esa lucha por resolver las emergencias del pueblo.
2. Paritarias con luchas
El parazo de los petroleros el 7/2, en los principales yacimientos del país, plantó bandera en las paritarias. Reclaman el adelanto de las negociaciones ante la inflación que devora los salarios, mientras el barril de petróleo escaló a los 92 dólares. Defienden a los 1.500 obreros que siguen suspendidos. Y advierten: “Si tocan a un solo petrolero nos tocan a todos”.
Se realizó un gran plenario nacional en Las Heras (Santa Cruz) el 10/2, convocado por el Sindicato Petrolero de Santa Cruz, con la reasunción de Claudio Vidal como secretario general, y la participación de 8.000 obreros, con delegaciones de Chubut, Neuquén y Mendoza.
También se movilizaron los camioneros, que vuelven a marchar el 17/2, rechazando la oferta de 40% en las paritarias y reclamando que las ART (Aseguradora de Riesgo del Trabajo) banquen los gastos por los casos del Covid.
Las organizaciones sociales de San Luis, con la CCC a la cabeza, consiguieron con su movilización hacer retroceder la baja de 4 mil planes sociales en la provincia.
Seguimos encabezando la lucha por resolver las emergencias y defender nuestra soberanía. Al calor de la lucha peleamos los pronunciamientos de los organismos de masa obreros y populares por la suspensión del pago de la deuda, su investigación y castigo a los responsables. Somos parte de ese debate de masas e impulsamos el avance de su protagonismo en la lucha contra el acuerdo con el FMI.
Con ese objetivo apoyamos la jornada de lucha convocada por la CCC y otras organizaciones para este jueves 17 de febrero.
La inflación es brutal. El macrismo hachó los salarios, las jubilaciones y las asignaciones sociales. Con el cambio de gobierno, las luchas conquistaron triunfos parciales, pero los salarios siguen corriendo de atrás a la inflación.
Ahora, con el inicio de las clases, la canasta escolar llegó con aumentos de hasta 130% en los útiles más usados. Aumentan los alimentos; por ejemplo, la lechuga está hasta $1.000 el kilo, cuando al productor le pagan monedas. La jubilación mínima, con el nuevo aumento, será de $32.630 y la Asignación Universal por Hijo (AUH) y por embarazo será de $6.375. Lo que se cobra no cubre la canasta alimentaria real. Por otro lado crece el trabajo en negro y los contratos con salarios miserables.
En el mundo actualmente el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta. Y 200 personas tienen un patrimonio de casi 2,9 trillones de dólares (Página 12). Unos pocos se siguen enriqueciendo a costa de la mayoría.
Eso mismo pasa en la Argentina. Cada vez hay más miseria, más pobreza y una minoría cada vez más rica. La renta terrateniente y el saqueo de los monopolios imperialistas del petróleo, la minería, los agronegocios, los bancos, etc., hacen que una minoría se la siga llevando en pala. Y encima, nos quieren hacer pagar una deuda que está demostrado que fue un fraude, una estafa de Macri, sus amigos, el FMI y el capital financiero, en gran medida yanqui e inglés.
Nosotros seguimos sosteniendo que la deuda es con el pueblo y seguimos impulsando la lucha, y la unidad en la lucha, para que esa deuda se pague. Que se resuelvan las emergencias con tierra, techo y trabajo para todos, defendiendo la industria nacional y nuestra soberanía.
Esto exige rechazar el acuerdo con el FMI, que se suspenda el pago de esa deuda fraudulenta, se la investigue, se castigue a los responsables y se recuperen los bienes mal habidos.
3. Ucrania al borde de la guerra
El mundo sigue al borde de una guerra. El gobierno de Ucrania tiene el apoyo de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), con Estados Unidos a la cabeza, que entrenó tropas, entregó toneladas de material bélico y movilizó fuerzas a países que rodean el oeste ucraniano. Y Rusia desplegó un enorme dispositivo, desde Bielorrusia al norte, en la frontera este, que separa a los dos países, y al sur en Crimea y el Mar Negro.
Las negociaciones van de fracaso en fracaso. Está pendiente el pedido de Ucrania de sumarse a la OTAN, con lo que el dispositivo de esta alianza militar comandada por los yanquis llegaría hasta la frontera rusa.
Este sábado12/2, pocas horas antes de una negociación telefónica por Ucrania entre Vladimir Putin y Biden, la marina rusa denunció que tuvo que expulsar de sus aguas territoriales, en la zona de las islas Kuriles, a un submarino espía de Estados Unidos.
Rusia no quiere tener a la OTAN en su frontera y busca recuperar posiciones en países que considera su “patio trasero”, como Ucrania.
Los presidentes de Rusia y China se reunieron en Beijing, calificaron su relación como “sin precedentes” y criticaron el papel “desestabilizador” de la OTAN en Europa y de Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico.
En ese contexto, las declaraciones del presidente argentino en Moscú y Beijing y los acuerdos firmados, tuvieron respuesta inmediata de los yanquis. “Mientras el gobierno de Biden, los medios y muchos miembros del Congreso hacen sonar los tambores de guerra por Ucrania, existe una amenaza mucho más significativa para nuestra nación que se acelera rápidamente cerca de casa, en la Argentina”, dijo el miembro del Congreso yanqui, Matt Gaetz, íntimo de Trump. Y agregó: “La Argentina acaba de unirse al Partido Comunista Chino al firmar la iniciativa One Belt, One Road (la Ruta de la Seda)”.
Los senadores yanquis Marco Rubio (republicano) y Bob Menéndez (demócrata) presentaron proyectos de leyes para frenar “la influencia desestabilizadora” de China y Rusia en América Latina.
4. Ni amo viejo, ni amo nuevo, ningún amo
Los imperialismos no dejan que los países dependientes decidan su propio destino. La Argentina sufre su condición de país dependiente, disputado por varios imperialismos. Disputa que se agravó al tensarse la confrontación imperialista mundial, y el crecimiento de los factores de guerra.
La amenaza de una guerra en Ucrania alimentada por dos bloques imperialistas, es de consecuencias impredecibles. Esa disputa recorre el mundo. Se agudiza la situación en el Indo-Pacífico; ingleses y yanquis militarizan el Atlántico Sur. En ese contexto el multilateralismo, que revindica el gobierno argentino, es una política que nos deja expuestos en medio de la disputa imperialista.
Nuestro país no es solo atractivo para las potencias imperialistas por sus riquezas naturales, sino que en nuestro territorio está el único paso marítimo natural entre los océanos Atlántico y Pacífico y la puerta de entrada a la Antártida. Es por esa razón que tanto yanquis, como rusos y chinos tienen como objetivo construir una base “logística” en Ushuaia.
La alianza entre yanquis e ingleses tiene en nuestras Islas Malvinas, en nuestro mar argentino, la principal base militar del Atlántico Sur. Y tienen un peso importante en nuestro país como lo demuestra la impunidad con la que el agente inglés Joe Lewis (íntimo amigo de Macri) controla sus 14 mil hectáreas en Lago Escondido. También en una estancia de Sierra Grande, a nombre de un testaferro, mantiene a dos horas de vuelo de Malvinas una pista de aterrizaje, más grande que la del aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires, sin que nadie la controle.
El imperialismo chino tiene en Neuquén una base militar, y tiene concesiones propias en los principales puertos argentinos (Rosario, La Plata, Bahía Blanca, Capital Federal), y cientos de sus buques pesqueros operan al límite de nuestro mar argentino.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo los imperialismos operan en nuestro país, no solo a través del saqueo a nuestras riquezas, sino también desplegando fuerzas estratégicas en medio de esta situación mundial.
No se puede “coquetear” con esos imperialismos alegremente, sin correr riesgos de ser campo de batalla de sus conflictos, tanto comerciales como bélicos. No se avanza cediendo al chantaje yanqui-inglés un acuerdo con el FMI que costaría sangre, sudor y lágrimas al pueblo argentino.
Por eso rechazamos el acuerdo con el Fondo y nos proponemos empujar la más amplia movilización popular para que se pague la deuda con el pueblo, conquistando medidas que resuelvan las emergencias, y defender la soberanía nacional impidiendo que este acuerdo con el FMI se convalide.
Tampoco se avanza abriendo la puerta al imperialismo ruso y ser furgón de cola de la Ruta de la Seda china, vendiéndoles baratas las materias primas nuestras y haciendo acuerdos para que avancen en el control de los sectores estratégicos de nuestra economía nacional, con préstamos que nos endeudan al 7% anual en dólares y encima pagando caro los productos elaborados que nos mandan.
5. Continuar con el legado revolucionario de Otto Vargas
Sufrimos la pandemia, la inflación sigue hachando salarios, jubilaciones y asignaciones sociales, provocando más hambre y más pobreza. La sequía está golpeando duro en el campo, se quemaron 500.000 hectáreas en Corrientes, Misiones y otras provincias. Las reservas del Banco Central están en niveles negativos, lo que frena importaciones porque muchas fábricas ya han sido convertidas en armaderos.
Lo principal de la “recuperación económica” que marcan los indicadores del gobierno se lo están llevando otros, porque no llega a la mayoría de los argentinos.
El sector de las clases dominantes que expresa el macrismo y sus socios saluda el acuerdo con el FMI, y se prepara para volver al gobierno. Se apoyan en el descontento que les permitió ganar las elecciones legislativas de 2021, aun sacando menos votos que en el 2019. Pero en esas elecciones el Frente de Todos perdió casi 2 millones de votos en relación al 2019, cuando derrotamos al macrismo.
Sobre esa base, usan el gran poder que tienen para seguir ocultando su responsabilidad en la situación que vivimos, maniobrando, confundiendo, y sobre todo intentando dividir a las fuerzas populares que fuimos el motor de las luchas que lo enfrentaron en las calles, y que fuimos también impulsores del Frente de Todos que los derrotó en las urnas.
En una sociedad dividida social, política y culturalmente, seguimos pensando que para enfrentar un enemigo tan poderoso es necesaria la unidad de todos los sectores populares, nacionales y democráticos y aislar a los más reaccionarios.
El gobierno, si bien tomó algunas medidas que mejoraron la situación de las masas, al no tocar los intereses de los que se la siguen llevando en pala, no puede resolver las emergencias ni defender nuestra soberanía.
Esta situación, el acuerdo con el FMI, y la convalidación del saqueo de otros imperialismos, lejos de unir al pueblo, contribuyen a la división de los sectores populares y le allanan el camino a los distintos sectores de las clases dominantes que se unen a uno u otro imperialismo disputando la hegemonía en el bloque dominante.
No vamos a salir de esta situación haciendo “buena letra” con los imperialismos y los terratenientes. Ni buscando el apoyo del macrismo para imponernos un acuerdo con más ajuste y más entrega. Ya en las PASO de setiembre el pueblo pateó el tablero. No se quiere volver atrás, pero tampoco se quiere seguir así. Hay bronca.
Es posible salir de esta situación uniendo las luchas y peleando su confluencia. Con el protagonismo del pueblo, como se demostró en la pandemia. Con el coraje de miles y miles que no vacilaron en jugarse la vida en la primera línea de la lucha contra la pandemia. Con los que pelean por tierra, techo y trabajo. Con los que deliberan y deciden pelear en las asambleas y cuerpos de delegados de fábricas, zonas rurales, comunidades originarias, en los movimientos que estallan contra la violencia a las mujeres, en los jóvenes que luchan para abrirse un futuro.
Somos parte del Frente de Todos, porque es una herramienta para enfrentar a esa derecha reaccionaria que expresa el macrismo. Mantenemos nuestra independencia política y programática y desde allí peleamos la unidad en la lucha.
Desde el PCR y su JCR nos proponemos seguir a la cabeza de la lucha, peleando cambiar la correlación de fuerzas en los cuerpos de delegados, comisiones internas en el movimiento obrero; en las organizaciones campesinas, estudiantiles y populares. Con programas que ubiquen las necesidades más urgentes de cada sector y permitan movilizar a las grandes masas.
Venimos dando pasos importantes. Tenemos que recoger lo sembrado para acumular fuerzas. Y seguir sembrando profundo para que avance una corriente comunista revolucionaria de masas, capaz de disputar la dirección política de las masas para que la clase obrera y el pueblo tomen en sus manos la lucha por la revolución.
Este lunes 14 de febrero se cumplieron tres años del fallecimiento de nuestro querido secretario general Otto Vargas. El mejor homenaje ha sido y seguirá siendo continuar con su legado, levantando en alto las banderas del marxismo-leninismo-maoísmo por las que luchó toda su vida.
Nos hemos mantenido a la cabeza de las luchas de nuestro pueblo. Y en un mundo donde los revisionistas de todo pelaje nos quieren imponer que hay que luchar por “lo posible”, seguimos luchando por lo necesario: una revolución que termine con la dependencia y el latifundio oligárquico y el Estado que lo sostiene. Para que la clase obrera y el pueblo en el poder puedan construir un nuevo Estado, en el que el pueblo pueda decidir qué se produce, cómo se produce, y cómo se distribuye lo que se produce.
Escriben Jacinto Roldán y Ricardo Fierro
Foto: Pegatina de afiches recordando a Otto Vargas en la Zona Norte CABA
Hoy N° 1901 16/02/2022