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02 de October de 2010

Den Xiaoping, un revisionista

Hoy 1267/ El asesino de Tienanmen, alabado por el PC

En un artículo del semanario del PC de la Argentina propuesta del 30/4/2009, Athos Fava hace una encendida defensa del líder de la restauración capitalista en China, Den Xiaoping.
El autor de la nota, Athos Fava, condecorado con la “orden Lenin” por el jerarca ruso Leonidas Brezhnev, no es otro que uno de los dirigentes del PC autores de la declaración del 2 de febrero de 1977, donde se afirma que “las ideas y propósitos expresados por el general Videla interpretan el sentimiento de nuestro pueblo y merecen nuestro acuerdo”.
Tiempo después, Fava fue secretario general del PC, hasta 1986. Hoy sigue ocupando un lugar preponderante en ese partido. De él dijo Patricio Echegaray, actual secretario del PC, en el 2006: “es un paradigma legendario del movimiento comunista mundial, en los temas de la lucha clandestina y la conspiración revolucionaria” (propuesta N° 768).
Pues bien, este señor hoy escribe muy suelto de cuerpo un artículo titulado “El Bolchevique”, donde afirma, entre otras cosas, que hubo ”crudos enfrentamientos entre la teoría de Mao del ‘Gran Salto Adelante’ y el pensamiento marxista leninista de Deng”. (subrayado nuestro).
Todo el artículo es un ataque a la línea de Mao y una defensa de las posiciones de Deng, al que presenta como continuador de Lenin, en particular de lo que, según los revisionistas, fue la “Nueva Política Económica” implementada en la URSS a comienzos de la década de 1920.
Deng Xiaoping (o Teng Siaoping) fue uno de los dirigentes del PCCh a los que Mao combatió, luego del triunfo de la Revolución China, como “seguidores del camino capitalista” dentro del partido. A la muerte de Mao en 1976, Deng, que había sido desplazado por la Revolución Cultural Proletaria China, comenzó una contraofensiva, y su sector coronó el copamiento del Partido y el Estado, con lo que el socialismo fue derrotado en China y comenzó la restauración capitalista.
Mao, con su análisis de la lucha entre los seguidores del camino socialista y los del camino capitalista luego de la revolución, pudo señalar cómo el ascenso del revisionismo al poder, en la URSS, era el ascenso de la burguesía y la derrota del proletariado, y, ya en 1964, denunciar que la URSS se había transformado en un país socialista de palabra e imperialista en los hechos.
Con esta línea Mao enfrentó en distintos períodos a los seguidores del camino capitalista en China. Una de las cabezas de esta línea era justamente Deng Xiaoping.

La NEP
Fava describe los años del “Gran Salto Adelante” (finales de la década del 50, comienzos de la del 60) como “turbulentos”, y critica a Mao por no arriesgarse “a un compromiso temporal con el enemigo que poseía la tecnología de punta. Bajo tales circunstancias, su proyecto fracasó”. A continuación equipara las políticas predicadas por Deng con la NEP.
La NEP, que se caracterizó por el impulso de medidas económicas capitalistas desarrollando la economía de mercado, siempre fue considerada por Lenin y los verdaderos bolcheviques como un retroceso necesario, dadas las circunstancias concretas que atravesaba el naciente poder soviético, para mantener la alianza del proletariado en el poder con las masas campesinas. “Esta política la dicta nuestro estado de miseria, de ruina, y por el tremendo debilitamiento de nuestra gran industria”, decía Lenin a fines de 1921 en el IX Congreso de los Soviets de Rusia. Ya en abril de 1922, en el cierre del XI Congreso del Partido, planteó “Ahora resolvemos dar por terminado el repliegue”.
Los revisionistas trataron de transformar la NEP en una “evolución” del socialismo como denunció el propio Lenin. No casualmente, luego de la restauración capitalista en la URSS, los nuevos zares plantearon la consigna “volver a la NEP”.
Sobre esto diría el Che, criticando el Manual de Economía política ruso, que se usaba como texto de estudio en Cuba: “La referencia a la NEP es escueta pero constituye uno de los pasos atrás más grandes dados por la URSS. Lenin la comparó a la paz de Brest-Litovsk [en la que la URSS debió hacer importantes concesiones]” (Ernesto Che Guevara, Apuntes críticos a la Economía Política, pág. 112).
Fava usa, recortada a su gusto, una cita de Lenin que es anterior al triunfo de la revolución (La catástrofe que nos amenaza y cómo luchar contra ella, de setiembre de 1917), y afirma que fue gracias a que Lenin se animó a firmar contratos con “empresas imperialistas poseedoras de tecnología de punta… la URSS se fue convirtiendo en una poderosa potencia económica”, desconociendo la gigantesca batalla por la colectivización de la agricultura y la industria que terminó con el hambre en la URSS, mientras el capitalismo se precipitaba hacia la crisis de 1930.

China, un país imperialista
Fava, tras lamentar el destino de Deng durante la Revolución Cultural “enviado a trabajar en un taller de tractores” embellece la política de restauración capitalista China. Lo describe como “gran admirador de Lenin y de su teoría de la NEP en la cual se basó para elaborar el nuevo proyecto económico para la construcción de un socialismo con peculiaridades chinas”.
En el período conocido como “Gran Salto Adelante”, Mao impulsó las Comunas Populares, para el desarrollo revolucionario de las cooperativas, tanto en la agricultura como en la industria, dando un paso adelante hacia el socialismo. Un ejemplo de esto fue el de los obreros metalúrgicos de Anshan, que plantearon cinco puntos para revolucionarizar la organización del trabajo, partiendo de “poner la política al mando”. Deng se opuso, y abogó por medidas que incentivaran las relaciones de producción capitalistas. En esos años acuñó la frase “no importa el color del gato, mientras cace razones”.
La nueva burguesía china dio pasos acelerados. Inició un gigantesco proceso de privatización tanto en la industria como en el campo, impulsando una “contrarreforma agraria” desarmando las comunas. Amplió las facilidades para el desarrollo de la propiedad privada, la apertura del ingreso masivo de capital extranjero, y tomó medidas para que esa burguesía se desarrollara rápidamente en el control de los conglomerados industriales que, asociados con los bancos, permitieron el surgimiento de China como potencia imperialista.

Deng, explotador y asesino
La restauración capitalista significó el fin del derecho de huelga, el sistema de incentivo salarial directo en los empleados estatales, el poder de arreglar salarios y despedir por parte de los gerentes, la aparición de los “fondos discretos” para los directivos empresarios, etc. Las consecuencias de este “socialismo con peculiaridades chinas”, o “socialismo de mercado”, como gustan decir los revisionistas como Fava, fueron la terrible superexplotación de la clase obrera china, el hundimiento en la miseria de decenas de millones de campesinos, y la masacre de Tienanmen.
Hace casi 20 años, el 4 de junio de 1989, un número incierto de estudiantes y trabajadores chinos que protestaban contra las consecuencias de estas “reformas” en la plaza Tienanmen de Pekín (las cifras van desde 400 a más de un millar), fueron masacrados por las tropas del ejército chino. Deng Xiaoping fue el responsable principal de esta masacre.
Fava, fiel seguidor de los dictados socialimperialistas soviéticos durante años, hace una encendida defensa de Deng Xiaoping y de la China actual, embelleciendo a esta potencia imperialista en momentos que crecientemente, de la mano de los Kirchner, va metiendo sus garras en nuestro país. El PC que integra Fava avanza en su alineamiento con este gobierno, como lo muestra la candidatura de Carlos Heller. Ninguna casualidad.