Varios países de América no quieren arrodillarse frente a la prepotencia de los yanquis, y plantearon que no van a asistir a la Cumbre de las Américas a realizarse la primera semana de junio en Los Ángeles.
Joe Biden decidió no invitar a participar de la cumbre a Venezuela, Cuba y Nicaragua por su “falta de compromiso con la democracia”. Frente a esto, el presidente de México, segundo país más grande de América Latina, y principal socio comercial de los Estados Unidos, dijo públicamente que no asistirá. La presidenta de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya, dijo en Twitter: “Si no están todas las naciones, no es una Cumbre de las Américas”. El presidente de Bolivia, Luis Arce, afirmó categóricamente que no participaría si se excluía a los países, y declaró “Si quieren hacer una reunión de amigos, que la hagan, pero no pueden llamarla Cumbre de las Américas”. También la Comunidad del Caribe (Caricom), formada por 15 países, puso en duda su participación.
Chile y Argentina pidieron la inclusión de todos los países de América en la cumbre.
Biden también está teniendo problema con la asistencia de gobiernos conservadores. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aliado de Trump, está enfrentado por las críticas de Estados Unidos y otros países a su gestión de la Amazonía, y no confirmó su presencia en la Cumbre. También el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, dijo que no asistiría a la cumbre después de que Estados Unidos criticara el nuevo nombramiento del fiscal general de su país.
En la búsqueda de reforzar presencia en lo que los yanquis consideran su patio trasero, la vicepresidenta Kamala Harris visitó Guatemala y Honduras, para tratar principalmente de evitar las caravanas migrantes a EEUU. A finales de enero, Harris también asistió a Honduras a la asunción presidencial de Xiomara Castro de Zelaya.
La primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, visitó en los últimos días Ecuador, Costa Rica y Panamá para “enfatizar la importancia de la asociación con Estados Unidos” y la presencia de esos países en la cumbre de junio.
Biden intenta que uno de los principales objetivos del encuentro regional sea la elaboración de una declaración conjunta sobre migración, y un posicionamiento sobre la guerra en Ucrania, dejando de lado los problemas del hambre. Ni que hablar de cómo activar una verdadera recuperación económica de la región, y defender la soberanía en cada país.
Los yanquis vienen perdiendo presencia frente a China. La participación en el comercio exterior de América Latina de EEUU bajó en un 20% en los últimos 20 años. Hoy en día China es el principal actor económico en Sudamérica, que representa el 20% de las importaciones chinas y un 12% de sus exportaciones. La Ruta de la Seda aportó 17.000 millones de dólares en inversión directa sólo en 2020, y tiene acumulado 137.000 millones en préstamos para la región.
Como contrapartida a la Cumbre de las Américas, aunque no en contraposición excluyente, Argentina está empujando desde la presidencia pro témpore de la Celac la realización de una reunión que permitiría la participación de los países que no fueron invitados a la Cumbre de las Américas. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador manifestó su apoyo a la iniciativa.
Los yanquis enviaron a México, Brasil y Argentina a Christopher Dodd, para asegurar la presencia de estos tres países. Alberto Fernández lo recibió el jueves 26/5 en la Casa Rosada. “La Argentina va a trabajar para el éxito de la Cumbre, con todos incluidos”, dejó en claro Fernández al enviado estadounidense. Estados Unidos ha tenido “una política difícil” con Donald Trump “y no cambió demasiado con la nueva gestión respecto a Latinoamérica”, le dijo el mandatario argentino a Dodd y afirmó sentir “vergüenza” que “haya un bloqueo de 6 décadas a Cuba y de 5 años a Venezuela y que no haya cambiado durante la pandemia”.
Cuba, Venezuela y Nicaragua se reunieron el viernes 27 en La Habana, en el marco de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Hoy N° 1915 01/06/2022