El Estado turco está llevando a cabo una guerra total de aniquilación contra los kurdos, intensificada desde 2014. Y hoy en día aprovecha la guerra en Ucrania para atacar con más fuerza. Además de ataques de artillería contra la zona conocida como Rojava (Kurdistán sirio), drones bombardean la región. La infraestructura civil, los automóviles y las casas son atacados sin previo aviso. La gente huye de su tierra porque teme más ataques y ocupación turcos. Al mismo tiempo, Erdogan (presidente de Turquía) planea asentar refugiados sirios en el territorio kurdo con el fin de generar enfrentamientos culturales.
Según la agencia de noticias Reuters, el 23 de mayo Erdogan dijo tras una reunión del gabinete en Ankara que la ofensiva turca está planeada a lo largo de sus fronteras meridionales, para crear una zona de seguridad de 30 kilómetros de ancho para combatir las “amenazas terroristas”. Probablemente se refiera al norte de Siria, que los militares turcos ya atacaron en 2016, 2018 y 2019 para aplastar al autogobierno kurdo sirio y a las Unidades de Defensa Popular y de Defensa Femenina (YPG y YPJ) de aquella zona, entre otras organizaciones. Las Unidades de Defensa Popular y de Defensa Femenina (YPG y YPJ) tuvieron un rol protagónico en la derrota del Estado Islámico.
Los kurdos resisten y declaran “No todo sale como lo planea el Estado turco. Somos la otra parte de la guerra. No tenemos las manos atadas. En Rojava, nosotros y nuestro pueblo resistimos. El PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) tiene una historia de organización, combate y lucha. Se ha desarrollado en el Kurdistán. La guerrilla está formada por varios partidos y organizaciones. El movimiento se ha convertido en un movimiento popular. El pueblo está detrás de este movimiento y de la guerrilla. Además, los guerrilleros no son sólo kurdos. También hay combatientes árabes y sirios y personas de otras naciones”.
En el ámbito internacional, organizaciones feministas y de derechos humanos escribieron una carta abierta al secretario general de la ONU, y a ONU Mujeres, pidieron que la ONU condene los actuales ataques lanzados por Ankara. También exigieron movilizar sus mecanismos para detener los bombardeos transfronterizos de Turquía contra Rojava y Bashur.
En su guerra contra el Kurdistán, el presidente turco también se opone a la admisión de Suecia y Finlandia en la OTAN porque estos países supuestamente albergan “terroristas” y arremete contra el primer ministro de Grecia por hablar en contra de la entrega de armas a Turquía. El 13 de mayo, Erdogan acusó a Suecia de brindar refugio al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Suecia tiene una diáspora kurda bien integrada, comprometida cultural, política y socialmente. Suecia es el hogar de varios artistas kurdos notables, e incluso de un equipo de fútbol kurdo. El sentimiento pro-kurdo es razonablemente popular entre los políticos suecos y el público, como lo es en otros países europeos con población kurda. Con las elecciones acercándose en 2023, Erdogan está utilizando cargos de terrorismo como arma contra cualquiera que pueda contribuir a su derrota electoral.
Hoy N° 1917 15/06/2022