Grandes luchas estallaron en Irán después de la muerte de Masah Amin, detenida en Teherán, la capital del país, por la “Policía de la Moralidad”, acusada de violar la ley que obliga a las mujeres a cubrirse el pelo con un pañuelo y llevar ropas holgadas que cubran brazos y piernas. Amin fue detenida presuntamente por llevar demasiado suelto el pañuelo, a la salida de una estación de subte.
El gobierno de Raisi Khameni dice que murió por un ataque al corazón, mientras que testigos indicaron que Amini fue golpeada dentro de una furgoneta de la policía después de ser detenida.
Estuvo en coma tres días después de su arresto y murió después de haber sido hospitalizada.
Las personas detenidas por esta policía reciben una notificación, o en algunos casos son conducidas a un “centro correccional” donde se les da una lección sobre cómo vestirse y comportarse “con moralidad”. Por lo general se las libera el mismo día y se las entrega a algún familiar varón. En ocasiones los castigos pueden incluir una multa, prisión, o flagelación.
Hubo manifestaciones de protesta en por lo menos 15 ciudades.
El gobierno de Raisi, que cuando se desató la lucha estaba en las Naciones Unidas para hablar en la Asamblea General, realizó un despliegue masivo de fuerzas de seguridad, incluidos agentes de la policía antidisturbios y la milicia Basij, vestidos de civil para reprimir. Esta es una fuerza paramilitar que inicialmente fue movilizada para luchar en la guerra Irak-Irán en la década de 1980.
La Basij tiene presencia en todas las universidades iraníes para monitorear la vestimenta y el comportamiento, ya que es ahí donde los hombres y las mujeres se encuentran por primera vez en un lugar educativo mixto.
En las ciudades de Teherán, Kerman, Shiraz, Isfahaz y en la provincia de Kurdistán fueron las mayores manifestaciones de repudio.
El servicio de Internet y celulares fue cortado en los barrios donde hubo protestas.
Hasta la fecha al menos 41 manifestantes murieron y unos 450 fueron heridos, según las denuncias de grupos de derechos humanos. Gritaban consignas como “los mulas (sacerdotes), pierden”. “No queremos una república islámica… muerte al líder supremo”. Grupos de mujeres se quitaban sus hiyab (pañuelos o velos) en plena calle y los quemaban en protesta.
En uno de los videos que circulaban por las redes se veía a estudiantes universitarios en los campus cantando: “Asesinatos tras asesinatos, al diablo con la policía moral”.
La muerte de la joven se ha convertido en un símbolo de la opresión patriarcal medieval hacia las mujeres y la represión a la oposición. Esto, unido a los serios padecimientos económicos que viene padeciendo el pueblo es el caldo de cultivo de la rebelión más importante de los últimos años.
El 20 de este mes la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Nada Al-Nashif condenó la “respuesta violenta” de las fuerzas de seguridad a las protestas y pidió una investigación independiente.
Ante la injusticia y la opresión tanto las mujeres como los pueblos se rebelan y los iraníes siguen valientemente esta ley de la historia.
Escribe Martina Aguilera
Hoy N° 1932 28/09/2022
