1. El PJ-K en pedazos
¿Qué dejó en claro la rebelión agraria?
Dos cosas. Una es que los chacareros, que "no existían", irrumpieron en la escena política, pusieron en discusión sus reclamos y la cuestión federal, ganaron un amplio apoyo popular, desnudaron la mentira kirchnerista, y le dieron un golpe duro al gobierno: un triunfo político. La otra es que el gobierno, que jugó a la "rendición incondicional" de los chacareros y aprobar la resolución 125 "a libro cerrado", no pudo hacerlo.
Se partió el PJ armado por Néstor Kirchner en Puerto Madero, en las oficinas prestadas por el oligarca Elsztain (gigantesco terrateniente y cabeza de uno de los mayores pooles). Rompieron Córdoba (Schiaretti y De la Sota), Santa Fe (Reutemann), Entre Ríos (Busti) y Salta (Romero), y se partió Buenos Aires, con Solá que arrastró a 15 diputados, y La Pampa. La Rioja "aprovechó" para canjear sus votos por $ 400 millones, y el rionegrino Saiz por la rebaja de las retenciones a la fruta. Los diputados "fieles" fueron "engrasados" con un aumento, en negro.
Se rompió "la concertación plural". El enfrentamiento con Cobos abrió una crisis institucional (la presidenta no viaja a España para no dejarle el gobierno). El vicepresidente arrastró a un grupo de diputados "radicales K".
Fracasó el gobierno en su intento de arrastrar a sectores progresistas; le votaron en contra Macaluse y los disidentes del ARI, Lozano, y el Partido Nuevo de Juez.
El kirchnerismo, solo, quedó en minoría en la Cámara de Diputados, por lo que debió (y deberá) hacer alianzas y concesiones, para aprobar leyes.
La rebelión de los intendentes, tanto del PJ como del radicalismo (K y no K), iniciada en la zona fuerte de la rebelión agraria, se extendió, y ha comenzado a perforar el Conurbano Bonaerense que Kirchner creía tener blindado.
Se agudizó la "interna" por la dirección de la CGT, y la CTA está fracturada por el apoyo de Yasky al gobierno.
La "caja K" está flaca
Kirchner fracasó en disciplinar una fuerza propia que aprobara "a libro cerrado" la resolución 125. Lo que lo obligó a hacer concesiones para evitar una crisis política e institucional.
La votación en la Cámara de Diputados lo principal que logró fue agravar el desprestigio del kirchnerismo y del Congreso. El presidente del bloque oficialista, Agustín Rossi, se sinceró: "El drama no es si puedo aprobar la ley, sino si puedo volver a Rosario o debo empezar otra vida". Ya lo probaron Scioli y los diputados tucumanos de Alperovich, escrachados a huevazos.
Ante el abismo, al gobierno demostró que negocia "a lo perro", pero "no es suicida". Hizo concesiones a los chacareros que "no existían" (¿no eran "oligarcas" y "golpistas"?): concedió en la rebaja al 30% a los productores de hasta 300 toneladas, al 35% a los de 750 toneladas, y las primeras 750 toneladas al 35% a los de 1.500 toneladas; para la soja y el girasol. Concedió también en los fletes.
La rebelión agraria obligó al gobierno a "abrir un poquito la mano". Pijotero, como es siempre Kirchner cuando es forzado a ceder ante los de abajo, fuerza a que vendan la cosecha antes del 31/10, y atada al pago de impuestos.
Es que la economía anda mal y, en consecuencia, la "caja K" anda peor. Como se revela ahora, por las propias declaraciones de Néstor Kirchner, necesita más plata para pagar la deuda externa, por eso manoteó las retenciones. ¿No era que con el pago por adelantado al FMI se acababa con la deuda pública? No, mintió Kirchner cuando dijo eso. Le pagó al Fondo para hacer "buena letra" con los usureros. Esa política de pagar a los usureros una deuda ilegítima, propia de la burguesía intermediaria como el grupo Kirchner y sus socios, agrava la dependencia del país, y hace de esa deuda una lápida sobre la producción nacional, como se ve con la decisión de Kirchner de meterle la mano en el bolsillo a los chacareros.
El derrumbe de la Bolsa de Wall Street, los despidos masivos y la caída brutal de las acciones de grandes empresas yanquis (General Motors, Citibank, etc.) y de la principal petrolera china, así como el aumento especulativo del precio del petróleo y los alimentos, muestran que estallan las "burbujas" de la especulación desenfrenada, dando paso a la crisis abierta.
La sufre ya la Argentina con la inflación galopante, la crisis energética, los "aprietes" de los pagos de la deuda. Y el gobierno busca descargarla sobre el pueblo con bajos salarios, jubilaciones y planes sociales, e "impuestazos".
2. La crisis política
El fracaso de Kirchner en construir una fuerza hegemónica del sistema golpea al conjunto de las clases dominantes, que desde diciembre del 2001 tuvieron ese objetivo central. Kirchner ya arrastraba el fracaso del "partido transversal" y el de "la concertación plural", por lo que este nuevo fracaso lo deja muy malherido. Kirchner, para construir su PJ-K pasó a hablar de Perón como nunca lo hizo (durante 4 años lo había prohibido, según confesó De la Sota), y lo destrozó en tres meses de confrontación con la rebelión agraria.
En pueblos y ciudades de provincia donde había ganado en octubre del 2007, el kirchnerismo desapareció. Hay provincias en las que la imagen positiva de los dos Kirchner es del 9% y en caída, y la imagen negativa llega al 75%.
El matrimonio presidencial festejó en Olivos, con champán, el "éxito" de la votación en Diputados en la que dejaron las hilachas, con la misma alegría que festejó la aprobación de la ley de privatización de YPF por la que tanto habían trabajado junto con Menem.
Los de arriba se fracturaron. Los Kirchner ya no les garantizan la "gobernabilidad" del sistema. El bloque dominante, esa "rosca" podrida de imperialistas, monopolios y terratenientes, y el grupo hegemónico de esa rosca, se ha partido.
Un sector de los de arriba trabaja para recauchutar al kirchnerismo. Se habla de cambios en el gabinete. La presidenta buscó descomprimir, con un aumento, la oposición militar, que se vio en la frialdad del acto por un plan de viviendas. En el "grupo de maldades K", cerebros llenos de odio contra el pueblo, arman planes represivos, con Estado de Sitio, ley de "defensa de la democracia", ley "antiterrorista" (acordada por su marido con Bush). No hay que subestimarlos.
Otros sectores de los de arriba van armando planes de recambio. Uno trata de evitar que el kirchnerismo "se lleve puesto" al PJ: Duhalde, De la Sota, Schiaretti, Reutemann, Busti, Romero, etc. El radicalismo confluye con este sector. Trabajan para las elecciones del 2009 y el 2011, y tienen planes, si la situación se precipita, para que asuma Cobos y complete los 4 años. Otro sector trabaja con Carrió, sectores radicales y el socialismo (con el apoyo de la Iglesia), también para el 2009 y el 2011, y si la situación se precipita quieren elecciones anticipadas.
3. La fuerza está en los piquetes
Los piquetes y las asambleas al costado de las rutas marcan la continuidad de la rebelión agraria y federal. No son ya los chacareros, son los pueblos y ciudades de provincia los que están rebelados. Van por más conquistas.
Las fuerzas obreras y populares, ahí donde jugaron a fondo en apoyo de la pueblada agraria, avanzaron, creando nuevas y mejores condiciones para la lucha.
En un gran Encuentro Nacional, los pueblos y naciones originarios, abordaron sus experiencias de lucha contra la doble opresión, aportando a la rebelión agraria desde los más oprimidos del campo, que enfrentan la ofensiva kirchnerista por "cooptar" a sus organizaciones.
La inflación desbocada se comió los aumentos salariales, hizo crecer el hambre y la pobreza.
El apoyo obrero a la lucha agraria de los trabajadores del Astillero Río Santiago, Terrabusi, Bosch, el Hospital Francés, telefónicos del edificio Cuyo, y los de numerosas fábricas de la agroindustria y la alimentación, empalma con sus luchas. La recuperación del sindicato de petroquímicos de Bahía Blanca muestra el avance de lo nuevo que crece en el movimiento obrero.
También en las universidades y colegios, y en los trabajadores de la salud brotan las luchas contra los salarios y presupuestos miserables del kirchnerismo. Crecen los preparativos para realizar un gran Encuentro Nacional de Mujeres en Neuquén, uno de los hechos fundamentales de este año, con la riqueza del protagonismo de las mujeres en la lucha agraria, obrera y popular.
4. El camino de las multisectoriales
Los de arriba quieren mostrar que solo hay dos caminos. Unos trabajan para un "maquillaje" de este gobierno y/o un autogolpe represivo. Otros para un golpe "institucional" dentro del sistema, con Cobos, que les dé cierto tiempo para armar un recambio que sea más de lo mismo.
El gobierno ya "ensayó" con la detención de De Angeli y las provocaciones de Kirchner-D’Elía, y la respuesta fueron gigantescas puebladas. Lo mismo ocurrirá si se pretende imponer un recambio con golpes "institucionales" y mucho más si hay algún manotazo fascista. Ninguna de esas salidas es favorable al pueblo.
Las masas obreras, campesinas y populares luchan por abrirle la mano al gobierno, y buscan terciar entre los dos bandos de las clases dominantes. Están construyendo su camino propio, en la lucha, a través del reagrupamiento de las fuerzas obreras, campesinas y populares, patrióticas y democráticas que cree las condiciones para garantizar una salida popular.
La fuerza está en los piquetes y el estado asambleario, en la lucha obrera y popular con sus asambleas y cuerpos de delegados. La fuerza está en la unidad de las multisectoriales que se multiplican en pueblos y ciudades, reuniendo a trabajadores, chacareros, estudiantes, pequeños y medianos comerciantes y productores, junto a los intendentes y concejales. Cien, doscientos, quinientos, mil concejos comunales o comunas populares van a ser la base sólida y combativa, que garantice la unidad popular, patriótica y democrática hoy, terciando con independencia frente a los planes de los de arriba, para avanzar, por el camino del Argentinazo y la rebelión agraria, hacia un gobierno que resuelva pan, trabajo, salud, educación, tierra, libertad e independencia nacional.