Los jóvenes originarios de las más de 40 naciones y pueblos preexistentes a este Estado que yacen en este inmenso país, nos reencontramos nuevamente en este taller para profundizar y avanzar en un nuevo camino revolucionario de lucha, para enfrentar las distintas problemáticas que vivimos y sufrimos como jóvenes originarios a causa de un Estado que nunca estuvo presente y nunca lo estará, ya que el mismo se rige por un sistema capitalista que no brinda oportunidades de ningún tipo. Un sistema nefasto diseñado por un puñado de oligarcas y terratenientes a base de genocidios como el de Napalpí, que a lo único que apuntan es a que las nuevas generaciones venideras nazcan pobres y se mueran aún más pobres, sin ningún tipo de proyección a futuro, arrebatándonos nuestros sueños y llevándose a muchos de nuestros hermanos al camino de las adicciones, sin ningún tipo de contención ni herramientas que puedan utilizar para reintegración a la sociedad, dentro y fuera de nuestras comunidades, tanto en el campo como en la ciudad.
Por eso estamos aquí, unidos para enfrentar a esos sectores más reaccionarios que hoy buscan gobernar el país con ideas ultraderechistas y que buscan terminar lo que Julio A. Roca, Mitre, Sarmiento, Victorica no pudieron con los genocidios de la Campaña del Desierto y Desierto Verde, quitándonos todo tipo de derechos y dejándonos en una situación aún más vulnerable dentro de la sociedad en donde hemos perdido nuestros territorios y muchos de nuestros hermanos han sido excluido a las grandes ciudades en donde aún se profundiza más esa discriminación.
Por un lado, está Javier Milei, que pretende achicar este Estado podrido para terminar de vender la poca soberanía y las reservas de minerales (oro, plata, etc.) que nos queda como pueblos, para que queden en manos de los sectores privados y de monopolios imperialistas. Por otro lado, Patricia Bullrich pretende reconstruir ese mismo Estado podrido que no da más, con un modelo de país de mano dura, que aplique como lo hemos visto con nuestros hermanos en Jujuy.
Entendemos que el camino electoral sólo es una herramienta para detener a esos sectores de derecha que vienen por todos nosotros, pero no es la solución para todos los padecimientos que vivimos las naciones y pueblos originarios y la gran mayoría del pueblo argentino.
Hemos tenido aciertos que nos aclaran ese camino hacia un nuevo Estado, como el Art.75 inciso 17 de la Constitución nacional, la ley 23.302, la ley 3.258 (ley de aborigen chaqueño), la ley 26.160 de relevamiento territorial, y el ejemplo específico de cada territorio, como el de nuestros hermanos del Chaco con el trabajo que están llevando adelante con la producción de educación intercultural bilingüe a través de materiales didácticos autóctonos propios de las comunidades y de los pueblos que habitan en esos territorios (qom, mocoit y wichi). También con la gran batalla que se ha dado y pudieron conseguir que un hecho tan terrible como la masacre de Napalpí sea reconocido con un hecho de lesa humanidad creado por este Estado, en la marcha en conmemoración se alzaron sus voces por sus ancestros y abuelos de Napalpí con la frase “no queremos otro Napalpí, somos los descendientes de pie”, brindándonos el camino a los demás pueblos para que hechos tan terribles como la Campaña del Desierto y Desierto Verde sean reconocidos como hechos de lesa humanidad.
El ejemplo de nuestros hermanos de Neuquén, con la creación de proyectos e instituciones donde se practique la medicina occidental y ancestral, logrando la recuperación de nuestra medicina, fortaleciendo los lazos con el pueblo argentino y el ejemplo de que el Estado debe hacer una consulta libre previa e informada en la creación de llamamientos y proyectos que involucren los territorios de las naciones autóctonas.
El ejemplo de nuestros hermanos misioneros, mostrándonos el gran avance de las comunidades mbya guaraní, ava guaraní, cayoba guaraní, tupi guaraní y las demás naciones en el desarrollo cultural, económico, educacional, de salud y seguridad.
En el ejemplo de nuestros hermanos qom de Rosario en el trabajo de la autodefensa contra el narcotráfico. que nos mostró a toda la Argentina y las naciones y pueblos originarios que debemos tomar en nuestras manos la justicia propia en defensa de nuestros pueblos.
Y el de nuestros hermanos de los distintos territorios en el avance de la utilización tecnológica y el desarrollo científico para la transmisión de todos nuestros conocimientos lingüísticos, culturales, medicinales, entre otros. mediante los medios de comunicación hacia nuestros pueblos y para nuestros pueblos.
Pero también nos surgen situaciones desfavorables, debido a que los países extranjeros se disputan nuestro mineral más rico, el cual no hace vivir y el que es de suma importancia para la producción agrícola para nuestras comunidades. La falta de agua genera aún más necesidad para sembrar, cultivar y producir nuestra propia comida. Es de suma importancia para todos los pueblos defender nuestro ecosistema y nuestros territorios porque si permitimos que el avance y desmonte de nuestra fauna, flora y bosque siga avanzando, profundizará la sequía, la falta de lluvia y destruirá el equilibrio con la tierra.
Tenemos en cuenta que existe un Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, el cual debería reconocer y hacer cumplir todos nuestros reclamos y derechos como pueblos preexistentes y que cumple la función de intermediario entre este estado y los pueblos y naciones originarias. Hoy las personas a cargo de ese Instituto solo cumplen funciones administrativas y no conocen las verdaderas realidades de las comunidades, creemos que las personas a cargo de ese Instituto deben ser nuestros hermanos de las diferentes naciones actuado en conjunto para hacer valer nuestros derechos como pueblos preexistentes, llevando adelante los relevamientos territoriales, la entrega de carpetas y personería jurídicas, entre otras cuestiones.
Debemos, antes que nada, recuperar nuestra historia desde la oralidad que nos trasmiten nuestros ancianos, también sobre los libros que escribieron nuestros enemigos y amigos que muchas cosas son mentiras, pero muchas otras son verdad, de nuestros guías espirituales quienes tienen el don de poder hablar con nuestros ancestros y transmitir nuestra historia. Porque el pueblo que no investiga y olvida su historia lamentablemente está condenado a revivirla por las clases dominantes y nosotros los jóvenes originarios no estamos dispuestos a seguir sufriendo, por eso nos esforzarnos para encontrar nuestra historia y seguir trasmitiéndola de generación en generación.
Compartimos las diferentes historias y experiencias que nos cruzan en nuestros territorios, muchas historias tristes, pero grandes experiencias que alumbran el camino para arrancar este Estado podrido desde la punta hasta la raíz y plantar con nuestras manos uno nuevo. Un Estado plurinacional, democrático y popular en donde los jóvenes originarios tengamos un futuro dentro de nuestros pueblos con su autodeterminación.
Los jóvenes originarios estamos comprometidos a cambiar esta realidad que nos atraviesa y entendemos que el único camino es el que nos han dejado nuestros ancestros, que han luchado por su libertad y la liberación de América y lo han hecho mediante una revolución. Ese espíritu de lucha sigue intacto, así como cuando nuestros ancestros en la batalla utilizaron el arco y la flecha, hoy nosotros utilizamos las contradicciones de las leyes impuestas por las clases dominantes. Esta revolución de la que hablamos en los tiempos actuales que corren, debe ser democrática popular, agraria y antiimperialista.
¿Y cómo debe ser ese nuevo Estado?
Seguimos la enseñanza y la práctica comunitaria de nuestros ancestros en las grandes confederaciones como Salinas Grandes, Leuvuco, manzaneros y ese gran Estado originario comandado por María la Grande:
- Funcionalidad de un Estado muy barato, con una reducción significativa de la burocracia casi nula, que sea pequeño arriba (tecnificado y eficaz) y muy fuerte abajo, que el pueblo decida qué es lo mejor para todos.
- El parlamento originario debe ser de doble función: responde a lo que se decide en las mayorías de las comunidades y los pueblos, siendo legislativo y ejecutivo a la vez.
- El pueblo ejerce las tareas de seguridad, defensa y justicia desde abajo hacia arriba.
- Los pueblos deciden ¿qué se produce?, ¿cómo se produce? Y cómo se distribuye sin privilegios y de acuerdo al trabajo aportado.
- La autodefensa está en manos del pueblo organizado.
Pero sin la unidad de nuestros pueblos y naciones originarias y la gran mayoría del pueblo argentino, se nos hará difícil lograr ese nuevo Estado del cual hablamos. Por eso debemos trabajar y fortalecer la unidad para lograrlo, debemos transmitir el trabajo en todos los lugares que formamos parte, reforzando las instituciones propias y de amigos para implementar el desarrollo y los valores logrados por las comunidades y los pueblos preexistentes y construir de a un paso a la vez ese estado plurinacional, de carácter democrático popular, porque es posible, hermanos y hermanas.
Hoy N° 1976 30/08/2023