Noticias

02 de October de 2010

La masiva confluencia de chacareros, trabajadores y caceroleros conmovió la Capital Federal. El kirchnerismo, a medida que se debilita se hace más patotero. Luego del “round” parlamentario, fortalecer las multisectoriales y los piquetes en las rutas.

La rebelión agraria se hizo marea opositora

Hoy 1225

1. Palermo y Congreso
Gigantesco. Cuadras y cuadras, por la avenida Libertador, delante y detrás del palco, por la avenida Sarmiento, a la derecha y a la izquierda, y extendiéndose a la sombra del parque ante un sol que castigaba: una marea humana cubrió Palermo. Superaron notoriamente al acto de Rosario. Los organizadores anunciaron 500.000 personas.
Miles de chacareros llegaron desde los piquetes. Muchos de pueblos y ciudades de las provincias. Muchos del Gran Buenos Aires. Y muchos porteños. Trabajadores, sectores medios, organizaciones sociales, fuerzas políticas en un amplio y muy heterogéneo abanico.
Fue un hecho histórico el ingreso de la gran columna unitaria de Federación Agraria Argentina, los “Autoconvocados”, el MML, la CCC, la CEPA, el PCR y la JCR. Los chacareros, pequeños y medianos, acumulando el cansancio de 125 días en la ruta, junto a los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados que también cargan el cansancio de sus huelgas, cortes y marchas. El abrazo de Eduardo Buzzi y Juan Carlos Alderete encarnó esa unidad. Los aplausos que recibieron a la columna, mostró la conciencia de la unidad obrero-campesina, y la unidad del pueblo de las ciudades y del campo.
El acto fue un gran estímulo solidario para los luchadores agrarios, desbordantes de alegría. Y también, para la lucha obrera y popular contra la política kirchnerista, en las ciudades. Fue un acto opositor: ¡Y ya lo ve, para Cristina que lo mira por TV!, cantó la marea humana.
Quedó claro que no hay ninguna confianza en el Senado. Se sabe que hay “indecisos” que lo hacen para cotizar su “borocotización”. El compromiso, en las consignas: “Y pegue, pegue…” empujó a los oradores: es la continuidad de la lucha, por el conjunto de los reclamos del campo, más allá de lo que se resuelva en el Senado. “Esto no termina mañana”, dijo Alfredo de Angeli, “estamos para pasar muchos días más de lucha”. También Mario Llambías: “Pongámonos de pié, si no nos jugamos, nadie va a venir a salvarnos”. Eduardo Bussi planteó los reclamos de los chacareros pequeños y medianos, denunciando “la concentración y la extranjerización de la tierra”, y el maridaje del gobierno kirchnerista con los pooles y las cerealeras. También, que se le mete la mano en el bolsillo a los chacareros, mientras que están libres de impuestos la especulación, las mineras, el juego y negocios en manos del “capitalismo de amigos” kirchnerista.

2. K perdió por goleada
Kirchner decidió confrontar, una vez más. Perdió por goleada. Trampeando la realidad, las cifras “oficiosas” mostraron la derrota: 225.000 en Palermo (muy achicada) y 95.000 (agrandados) en Congreso. Este fue un acto organizado desde el Estado, con clientelismo. Mostró el debilitamiento del gobierno. A lo que se le suma ahora este nuevo gran triunfo político de la rebelión agraria junto al pueblo solidario de las provincias y los porteños.
Kirchner profundizó su discurso reaccionario contra la protesta agraria y el pueblo que la acompañó. Los acusó de ser los Martínez de Hoz, los Rojas, “comandos civiles, “grupos de tareas” y golpistas”. Se “olvidó” que Cristina Fernández confesó que luego del golpe del ’76, se dedicaron “a hacer plata” porque quería “ser gobernador”. Ahora “se acuerda” de Perón, pero en su gobierno no permitía que se hablara de Perón delante suyo. Ahora el peronismo se le escurre como agua en la arena. Sus seguidores, como Scioli y Uribarri, los otros dos oradores de ese acto, son escrachados en cada pueblo que asoman la nariz.
Duhalde, De la Sota, Schiaretti, Reutemann, Busti, Rodríguez Saá, Romero, y muchos intendentes, arman una fuerza opositora al kirchnerismo. “Kirchner lleva al peronismo a la frustración como llevó De la Rúa al radicalismo”, atacó De la Sota. El peronismo fracturado, estuvo en los dos actos. Y sigue la fuga…
La CGT se dividió. Moyano, custodiado por el metalúrgico Belén y “los gordos”, con Kirchner. Barrionuevo armó otra CGT, con Duhalde. Y esto recién empieza. La CTA está partida.
Se partió el “radicalismo K”, lo que partió al gobierno: el vicepresidente Cobos se “rebeló”. Kirchner amenazó con destituirlo, a través del senador Picheto. Es el doble discurso K: critica a los chacareros de “golpistas”, y amenaza con destituir al vicepresidente, lo que sería un “autogolpe institucional”.
El centroizquierda ya estaba partido. ¿Qué le queda al gobierno? Algunos funcionarios que cooptó. Lo fundamental se inclina por los chacareros: Binner, el socialismo, el ARI disidente, etc.
La izquierda ya estaba dividida. Los que ya se habían arrimado al gobierno y van a Congreso, se dividen, como el FTV y ahora el PC. Otros que en apariencia “balconean” y en realidad tercian a favor del kirchnerismo, como el PO, navegan por la estratósfera. Y crece la izquierda peronista, radical, socialista y marxista que participa y apoya a la rebelión agraria
.

3. La caja K
El kirchnerismo construyó su poder sentándose encima de los fondos del Estado, cuando la Argentina navegaba con los vientos a favor de la economía mundial. Eso no va más. El gobierno cortó los fondos para las obras públicas, hace mas de dos meses, para “cerrar el semestre con superávit”, dijo Kirchner, provocando el corte de la cadena de pagos en varias provincias.
En febrero del 2007 Kirchner intervino el IndeK para falsear los índices de la inflación. La receta que aplicó: el patotero Moreno y una maraña de subsidios por $ 12.000 millones. Esto se agotó. La cifra del IndeK, 4,6% de inflación en el primer semestre, nadie la cree, los cálculos dan cuatro veces más: la carne subió más del 30%, el aceite el 50%, las harinas el 30%, los lácteos el 20%. Lo que lleva a que muchos gremios, presionados desde abajo, calienten los motores para otra oleada de lucha salarial.
Estalló la crisis energética, provocada por la política privatizadora menemista, que reforzó Kirchner con la entrega del principal yacimiento argentino a Pan American, por 40 años más y la reprivatización del 15% de YPF a manos de Eskenazi, socio y testaferro de Kirchner. Este año, el déficit energético le cuesta al Estado $ 20.000 millones.
La deuda pública, que Kirchner dijo: “se acabó”, cuando le pagó por adelantado al FMI, es una bola de nieve: llegó a los 200.000 millones de dólares, y este año vencen 15.000 millones.
Los negociados del kirchnerismo cuestan fortunas a los fondos públicos. Lo que presenta como “nacionalización” de Aerolíneas Argentinas, no es más que la compra de un cascarón vacío: tiene aviones alquilados, una deuda gigantesca, y las rutas son del Estado. El Estado se hará cargo de los costos, y cuando esté saneada, vendrá la reprivatización, a manos de un “amigo” del kirchnerismo (se habla del actual dueño de Buquebus).
Todo esto ocurre cuando la crisis mundial hace estallar los “globos” inflados por la especulación. Acaba de hundirse el 5° banco yanqui, IndkyMac, y han chocado contra el iceberg de la crisis dos “Titanic”, Fannie Mae y Freddie Mac, con deudas por 5,2 billones de dólares.
Según el kirchnerismo, la “asociación estratégica” con el imperialismo chino nos iba a “salvar” de esta crisis. La gigantesca Petrochina cayó de un valor accionario de un billón de dólares a 400.000 millones. La ilusión kirchnerista de salvarse prendidos de las polleras de China se demostró falsa. El aluvión de importaciones chinas (fabricadas con “salarios basura” equivalentes a 375 pesos argentinos), ya supera lo que nos compra, golpeando a muchas ramas de la industria nacional. Y cada tonelada que China nos vende vale 15 veces más que la tonelada que nos compra: es lo que el Che Guevara llamó “el intercambio desigual imperialista”.

4. Crecen las fuerzas para terciar
El kirchnerismo, con su política de confrontación, primero enfureció a los chacareros, y después empujó hacia la correntada de la rebelión agraria a toda su oposición. Pero va dejando las hilachas. Se fracturó el bloque de diputados oficialista y tuvo que hacer concesiones, mezquinas pero concesiones al fin, para que se aprobara la ley en la Cámara baja. Se fracturó su bloque en el Senado, donde fuerza a aprobar la ley a libro cerrado, porque sino volvería a Diputados y ahí no tiene fuerzas para ratificarla. Las “mayorías” que logra, con aprietes y “mucha caja”, no tienen futuro.
El problema de fondo, para el kirchnerismo, y para todas las clases dominantes, es que la correntada chacarera se ha convertido en una marea opositora, fue empalmando con las fuerzas populares de las grandes ciudades, primero en el acto de Rosario, luego en las dos puebladas que siguieron a la represión en Gualeguaychú, y ahora en la ciudad de Buenos Aires. Ya no es una “correntada”, es una marea popular. Así se han realizado, con participación de dirigentes agrarios, intendentes y fuerzas obreras como la CCC, actos en la Capital, el martes 8, y luego en Pergamino, Villa Constitución y Gualeguaychú.
Es una marea heterogénea. Pero en el centro no está la “rosca sojera” de los grandes pooles, las cerealeras y las aceiteras, a los que aplaude Cristina Fernández y con los que hace negocios Néstor Kirchner. Están los “autoconvocados” y las fuerzas progresistas y antiterratenientes de FAA, muchos trabajadores rurales y de la agroindustria, que van empalmando con las fuerzas combativas de la clase obrera y el pueblo de las ciudades.
Lo que crece son los piquetes, las asambleas que deciden todo y las multisectoriales. En ese estado asambleario el kirchnerismo fue barrido de los pueblos y ciudades de provincia, y se va bocetando la unidad de amplios sectores en multisectoriales transformadas en verdaderas comunas populares, que son herramientas con las que las fuerzas en lucha puedan terciar, con independencia de los juegos políticos de las clases dominantes.