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02 de October de 2010

La rebelión agraria, unida al pueblo, conquistó un gran triunfo y mostró un camino. El kirchnerismo está en hilachas y furioso por su derrota. Sus rivales dentro del sistema, crean héroes "de ocasión" para sus planes de recambio.

Ahora: abrirle más la mano

Hoy 1226

1. Le abrieron la mano
Después de 127 días en las rutas, con puebladas que estremecieron el país, con dos actos gigantescos como el de Rosario y Buenos Aires, con un gobierno deshilachado y al borde del precipicio, la rebelión agraria le "abrió la mano" al kirchnerismo. Un triunfo histórico: así se vivió y se festejó en el campo y las ciudades. Primero con cautela, ante el silencio lleno de odio del gobierno; y luego, desbordante, cuando dio el paso atrás con la 125.
Fortalecida por ese gran triunfo, la protesta de las masas chacareras continúa con el reclamo de la segmentación y coparticipación de las retenciones, los problemas de todas las producciones agrarias, una reforma impositiva que haga pagar impuestos a los beneficiados por el "capitalismo de amigos" kirchnerista (el juego, la especulación financiera, la minería, etc.) y elimine el IVA a los productos de la canasta familiar, y una ley de arrendamientos.
Además, con la confluencia de las masas populares del campo y la ciudad, y el estímulo del triunfo, la situación es muy favorable para "abrirle más la mano" al gobierno también en la lucha por los salarios, las jubilaciones y los planes sociales devorados por la inflación, y por los presupuestos de salud y educación, etc.

Un gobierno en hilachas
La prepotencia oligárquica del gobierno lo llevó a la derrota. En su confrontación con la protesta agraria fue dejando las hilachas: fracturó el PJ-K y puso en fuga al "radicalismo K". Se dividieron los bloques legislativos oficialistas perdiendo el quórum y la mayoría del Congreso (trataron de ocultarlo en diputados haciendo concesiones). Se dividió la CGT y la CTA. El kirchnerismo fue barrido de los pueblos y ciudades de las provincias. El apoyo a Cristina Kirchner cayó en picada en las grandes ciudades; sobre todo, porque amplios sectores fueron confluyendo con la rebelión agraria en política, hartos de las mentiras, como las del IndeK, y de la prepotencia oligárquica del matrimonio presidencial.
Los Kirchner no abandonaron esa prepotencia oligárquica ni siquiera cuando fueron forzados a ceder. Redactaron el decreto "limitando" la resolución 125 de aumento de las retenciones, en lugar de derogarla, inventaron un "empate" en el Congreso que solo existe en sus cabezas, porque constitucionalmente fue una derrota, y afirmando que el "empate" fue resultado de "presiones y agresiones de todo tipo". ¡Ellos, que mandaron grupos parapoliciales a Entre Ríos, reprimieron y encarcelaron, judicializaron la protesta, patotearon los cacerolazos, instalaron las carpas para el "apriete", usaron la "chequera K" para comprar votos, y terminaron abrazados a los pantalones de Ramón Saadi, embarrado hasta las orejas en el asesinato de María Soledad Morales!
¡Ellos, que copiaron las retenciones móviles a la dictadura que derrocó a Perón en 1955, y que violaron la Constitución al poner impuestos por resoluciones ministeriales usando el Código Aduanero de la dictadura del 76!

Hicieron y deshicieron las valijas
Dicen que los Kirchner llegaron a tener las valijas listas para volverse a Santa Cruz. No por reconocer su derrota, sino por odio y rencor contra "los traidores". ¿Qué esperaban? Que los que ellos habían "borocotizado" con el poder y "la caja K", ahora que ese "poder" está en hilachas y la caja está en rojo, tuvieran "principios"… Si eran saltimbanquis que estuvieron con Menem, De la Rúa y Duhalde, antes de ser "K". Siempre dijimos que "borocotizar" era alquilar, no comprar. En la política del sistema la "lealtad" se aplica cuando las cosas van bien, y la "traición" cuando van mal. Eso caló el pueblo, en diciembre de 2001, cuando gritó: ¡Qué se vayan todos!
Hay quienes dicen que hicieron las valijas para "reagrupar" fuerzas desde Santa Cruz. Otros creen que se ilusionaron con un "operativo clamor": el "anuncio" de una renuncia, seguido de una gran movilización popular reclamando "que se quede". Sondearon a "su tropa" y se desanimaron: Moyano, los intendentes del Conurbano Bonaerense y los gobernadores K les habrían dicho que "no daba la situación". Scioli ¡y hasta Alperovich y Capitanich!, salieron rápido a anunciar que se aceptaba el rechazo resuelto por el Congreso.
El gobierno ha quedado políticamente muy malherido, pero está furioso por la derrota. Es peligroso. Ya empujó al juez de San Nicolás a volver a citar por cortes de ruta a Eduardo Buzzi, Mario Llambías, Margarita Stolbizer, María Alarcón y otros dirigentes agrarios y políticos.
Además, hay que tener en cuenta que la caja K ya es una frazada chica. "Preocupación por el rojo fiscal del gobierno (…) se acumulan las deudas", tituló el diario La Nación (21/7). Hay un retraso de meses en el pago de obras públicas y se demoran los envíos de la coparticipación a las provincias. También se demora el pago de los subsidios al transporte, y hay dificultades y demoras para la importación de gasoil y fueloil. El problema es que se acaban de pagar $ 7.500 millones de deuda pública. Kirchner paga a los usureros, hasta por adelantado, como al FMI, y "no le alcanza" para la deuda social.

2. Héroes de verdad y héroes "de ocasión"
Da "vergüenza ajena" ver cómo el aparato político del sistema trata de "colarse" en el podio de los ganadores. Pocas veces es tan claro que los dueños de esta pueblada agraria, fueron los miles y miles de chacareros, acompañados por obreros rurales y de la agroindustria; masas pobres del campo criollas y originarias que confluyeron desde sus reclamos; trabajadores desocupados, ocupados y jubilados y las capas medias de las ciudades que también confluyeron con sus reclamos y, sobre todo, por política.
Como ocurre en los hechos históricos, los héroes son las masas. Cuando esas masas en lucha colocaron al país en una crisis institucional, las clases dominantes, fracturadas, debieron ceder ante la protesta. Tratan de hacer de la necesidad virtud, para lavarle la cara a un Congreso que hasta pocos días atrás era un levantamanos del gobierno, y a personajes como Cobos (se dice que tuvo un ataque de pánico antes de su voto, y de llanto después, pero no le tembló el pulso en su momento para echar de la Universidad Tecnológica al dirigente estudiantil de la Cepa Mariano Katz).
Esos "lavados de cara tienen un objetivo. Con un gobierno en hilachas, y enfurecido, sus opositores dentro del sistema, buscan "desarmarlo" paso a paso, temerosos de la fragilidad de la situación: 1) presionan para un cambio de gabinete y una "licencia" de Kirchner en la jefatura del PJ; 2) tratan de articular una mayoría parlamentaria que condicione al gobierno; y 3) si el kirchnerismo no se somete, promoverán una Asamblea Legislativa que reemplace a Cristina Kirchner por Cobos (hasta finalizar el mandato, empuja el duhaldismo; o para elecciones anticipadas, quisiera Carrió).
 
3. Abrirles más la mano
Se ha agravado la crisis política y se agudizó la crisis institucional. Los "tiempos" están condicionados por cómo actúen los Kirchner. Si tratan de "cerrar la mano" con los pocos dedos que les quedan, o si no la abren más para los pequeños y medianos chacareros, y también a los reclamos salariales, de planes sociales y jubilaciones, a los presupuestos de salud y educación, van a incendiar el país. Lo mismo va a suceder si intentan aplicar, nuevamente, sus planes represivos.
Los opositores al kirchnerismo dentro del sistema, tratan de manejar la situación, ganando tiempo para preparar recambios institucionales. Ya no para el 2011, porque consideran que "el desgaste ya está", trabajan para el 2009.
En realidad, fue la rebelión agraria la que marcó los tiempos. Cuatro meses atrás, el kirchnerismo soñaba con gobernar 20 años, y sus rivales, sin muchos cartuchos, se ilusionaban con derrotarlo en el 2011. Todo cambió. La clase obrera, las masas campesinas y el pueblo, con el estímulo del triunfo conquistado, deben seguir reagrupando fuerzas para terciar, siguiendo el camino ya recorrido en la rebelión agraria y su confluencia con el pueblo de las ciudades.
Terciar quiere decir, seguir "abriéndole la mano" a la política kirchnerista de hambre y entrega, uniendo en las multisectoriales a las fuerzas obreras, campesinas y populares, patrióticas y democráticas, y recuperando los cuerpos de delegados y sindicatos para que la clase trabajadora juegue su rol histórico, cerrando el paso a cualquier intento de autogolpe o golpe para un "recambios" contra el pueblo.
Vivimos tiempos tormentosos, de mucha inestabilidad y cambios rápidos de situación. Si el kirchnerismo, o sus rivales dentro del sistema, quieren precipitar "salidas" a costa del pueblo, deben estrellarse contra la voluntad y la firmeza de los trabajadores, los chacareros y el pueblo, en las rutas y en los barrios, con una amplia unidad en las multisectoriales convertidas en comunas populares, que sean la base ancha de un gobierno popular, patriótico y democrático. Es un gran desafío. Es posible. Y hay que estar preparados para realizarlo.