Pao-yu Ching expuso en primer lugar en qué consiste el desarrollo socialista en sus dimensiones económica, política e ideológica, para contrastarlo con el desarrollo capitalista, basándose en la China revolucionaria de 1949-1978 y la posterior restauración capitalista.
¿Para quién se produce?
“En el plano económico, el primer elemento en la economía socialista es que su meta principal es satisfacer las necesidades de las masas. El segundo es que el desarrollo debe basarse en el autosostenimiento. Para que satisfacer las necesidades de las masas sea la meta fundamental de la economía es preciso transformar toda la economía, que está al servicio de la producción mercantil y del beneficio, en otra donde las empresas producen para satisfacer las necesidades de las masas”.
Puesto que en 1956 la industria de China fue transformada en propiedad pública, las empresas no tenían una contabilidad autónoma y los salarios de los trabajadores dependían directamente del Estado. Por lo tanto la empresa no podía bajar salarios ni despedir trabajadores.
“Los salarios no eran muy elevados, pero tampoco era elevado el costo de vida. El alquiler de la vivienda costaba un yuan; y los servicios públicos —electricidad, gas, etc.—, menos de un yuan. Todos los gastos de salud estaban cubiertos, y lo mismo el cuidado de los niños. Los trabajadores se jubilaban a los 55 años y las trabajadoras a los 50, con el 75% del salario”.
La propiedad colectiva en la agricultura era diferente de la propiedad pública en la industria. Cada comuna —dentro de la cual estaban las brigadas y dentro de ellas los equipos de producción— era autosuficiente. Se garantizaba la cuota de grano para alimentación, independientemente de si se era viejo o joven, enfermo o sano. Las comunas tenían asistencia médica, educación y otros servicios.
“Esto es lo que denominamos hacer de las necesidades de las masas la principal meta de la producción. Es muy distinto de las corporaciones privadas capitalistas, donde el salario de los trabajadores es un costo, que es preciso reducir al mínimo. En la economía socialista, por el contrario, siendo la meta satisfacer las necesidades de las masas, los salarios de los trabajadores son la meta. Por lo tanto, en la medida en que crece la producción deben crecer los salarios de los trabajadores”.
Otro rasgo del desarrollo socialista es el autosostenimiento y el basarse en las propias fuerzas: la financiación debe provenir de fuentes internas y no de préstamos de organismos financieros internacionales como los que asfixian a los países subdesarrollados, que terminan tributando más al exterior que lo que reciben en préstamo y sufren las políticas imperialistas de “ajuste estructural”.
“Para poder ser independientes del imperialismo es preciso asegurar el autosostenimiento y seguir la línea de basarse en las propias fuerzas, y para ello asegurar el ahorro interno para financiar la producción. Si se tiene muy poca industria, hay que basarse en la agricultura para generar el excedente que permita financiar el proceso de industrialización”. En China la colectivización del campo —primero los equipos de producción, después las brigadas y finalmente las comunas—, permitió un gran salto en el desarrollo agrícola, mejorar y fertilizar la tierra, y encarar grandes trabajos de irrigación. El desarrollo de la agricultura generó el excedente para financiar la industrialización, y a su vez la industria pudo vender fertilizantes, maquinaria agrícola y otros materiales para incrementar la producción agrícola.
La dirección del proletariado
“Políticamente, el desarrollo se refiere a la dirección del proletariado, basado en una estrecha alianza obrero-campesina. Sin la colectivización del campo hubiera sido imposible para los trabajadores lograr la alianza obrero-campesina”.
Desde 1958, con el proceso de formación de las comunas, el programa concreto de colectivización del campo pasó por la elevación gradual de los precios de los granos por el Estado y la reducción gradual de los precios de los insumos que los campesinos compraban a la industria urbana —fertilizantes, tractores, etc.— y de los impuestos agrícolas, así como por el financiamiento para la construcción de obras de irrigación en gran escala (las de pequeña escala las financiaban los campesinos por sí mismos).
Sin embargo, para que los trabajadores pudieran imponer su dirección, debían pasar a ser los dueños de su propio país, y manejar y administrar su propia fábrica.
“Esta fue una gran lucha entre dos líneas en el Partido, entre Mao y Liu Shaochi. Mao estaba a favor del empleo permanente y un mayor control por parte de los trabajadores. En cambio Liu Shaochi mandó una misión a la Unión Soviética, que volvió diciendo: “deberíamos tener contratos laborales, por un año o dos…, y, habiendo tanta gente en el campo, si vienen a la ciudad, podríamos pagar salarios más bajos”.
Esta fue una lucha muy dura, que se concretó en 1960 en el gran complejo siderúrgico de Anshan. Allí promovieron la dirección de los obreros en la producción mediante tres métodos: 1) la participación de los obreros en la administración y de los administrativos y gerentes en el trabajo productivo; 2) la eliminación de los reglamentos irracionales (sanciones, etc.) buscando la automotivación de los propios trabajadores para desarrollar la producción y construir un nuevo país; 3) generar innovaciones tecnológicas con la triple integración de cuadros, obreros y técnicos. En marzo de 1960, la “Constitución de Anshan” fue señalada por Mao como el camino a seguir en las fábricas de toda China.
Sin embargo, por la resistencia de los dirigentes de muchas fábricas esto no se generalizó hasta la Revolución Cultural.
Valores socialistas vs. valores capitalistas
“Los valores socialistas implicaban ir reduciendo las diferencias entre la ciudad y el campo —y entre la agricultura y la industria—, entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, y entre el hombre y la mujer”.
Por su larga historia de feudalismo, la educación como un modo de ascenso social estaba profundamente enraizada en la mentalidad del pueblo chino. Había que cambiar esa historia, donde los trabajadores y los campesinos producen el excedente, con eso los intelectuales van a estudiar, y luego vienen y dirigen a los obreros y los campesinos. Entonces el estudiante, que es mantenido por la sociedad con el excedente productivo ¿a quién sirve con sus conocimientos?
Cuando la Revolución Cultural estalló, las escuelas se pararon y se desarticularon. Y luego se impuso un sistema por el cual, luego de la primera etapa de la escuela secundaria los egresados secundarios van al campo o a la fábrica; y luego son las organizaciones de fábrica y las de la comuna las que dicen: “estos jóvenes tienen que ir a estudiar, porque van a servir al pueblo con sus conocimientos”. Son ellos quienes los eligen.
Los intelectuales se pusieron furiosos, porque durante tanto tiempo nunca se les había dicho lo que tenían que hacer; al contrario, eran ellos los que decían lo que la gente debía hacer.
Otro valor socialista es la cooperación y no la competencia. En la China socialista las distintas empresas cooperaban entre sí: no había propiedad intelectual ni royalties.
La restauración capitalista
El socialismo no fracasó: fue derrotado. Los contrarrevolucionarios tomaron el poder.
Cuando Deng Xiaoping tomó el poder junto con sus sostenedores en 1979 privatizó las empresas públicas; y entre los años ’80 y 1997 fueron despedidos más de la mitad de los obreros de las empresas públicas. Muchos de ellos no tenían medios de vida y pasaron a engrosar el sector informal y el trabajo en negro de la economía. En algunas ciudades, la tasa de desempleo llegó al 50 por ciento. Y se desmanteló totalmente el sistema de salud.
Pero ya antes de la privatización de las empresas públicas, hacia 1984, procedieron a la disolución de las comunas en el campo, para disolver la alianza entre los obreros y los campesinos. Nuevamente, cada familia campesina pasó a tener una pequeña parcela. Toda la infraestructura de irrigación fue poco a poco deteriorándose. Mucha gente en el campo ya no pudo autosostenerse, y la juventud pasó a migrar a las ciudades: primero algunos millones, después 10, después 100, y ahora ya son 200 millones de migrantes. Muchos fueron a trabajar en las industrias de exportación de donde provienen las mercancías chinas tan baratas, porque trabajan 13 o 14 horas y cobran salarios bajísimos. Uno de los grandes problemas para los trabajadores son las heridas y los accidentes de trabajo, incluyendo la muerte en el trabajo.
Las trabajadoras mujeres están en condiciones aún peores que los varones. Muchas veces se les promete contrato en la gastronomía pero luego son llevadas a la prostitución en las ciudades. La venta de mujeres y el trabajo en el servicio doméstico para las familias ricas comienza a ser muy común.
El gobierno es absolutamente corrupto. Las coimas y sobornos en el aparato militar son gigantescos. Les regalan computadoras, televisores… Les pagan la coima con una tarjeta de débito.
Hay mucha furia y enojo: China es como un montón de leña seca, que basta una chispa para que se incendie. Hay huelgas, pero son locales. Honda tuvo que parar, porque hubo una huelga de 18.000 trabajadores. De modo que el futuro para el gobierno burgués no es muy brillante: están muy preocupados. Pero los obreros y campesinos necesitan organizarse. Si no, habrá muchas luchas pero no obtendremos ninguna victoria.