Acceso restringido sólo a los acreditados, ponencias seleccionadas por los organizadores, debates acotados sólo entre funcionarios, y lo más sabroso: las "delegaciones" de las provincias llegaron en vehículos rentados por cada gobierno, llenos de funcionarios enviados al Congreso con una misión específica: enterarse del proyecto del gobierno nacional, "la cultura puede ser una fuente más que interesante de recursos económicos".
Quizá esta frase esté más que representada en la figura del discurso inaugural: el economista, miembro del Grupo Fénix y ex ministro de Lanusse, Aldo Ferrer.
Ni José Nun, ni el kirchnerista gobernador Alperovich y su gabinete asistieron ni participaron, ¡ni menos la presidenta de la Nación!
Claro ejemplo de las verdaderas razones que motivaron el Congreso: cómo lograr que la cultura sea puesta al servicio de los intereses económicos y políticos del "modelo" (como gusta decir la señora presidenta).
Es que el tema convocante de este segundo Congreso fue: cultura y desarrollo. Por lo que, las políticas de turismo en sus dimensiones económica y simbólica, la cultura como generadora directa e indirecta de recursos económicos y puestos de trabajo; el financiamiento de la cultura y el papel de los organismos culturales; el financiamiento cultural como inversión vinculada a los proyectos de desarrollo, fueron los principales temas desarrollados por expositores, las más de las veces desconocidos para quienes trabajan en el campo de la cultura, en especial la cultura popular, que brilló por su ausencia.
El modelo de pan y circo del kirchnerismo
Mención aparte merece la no participación de los productores tucumanos de cultura, ni los del campo artístico ni los intelectuales (escritores, pensadores, etc.). No fueron convocados desde el Ente de Cultura presidido por el ex funcionario bussista Mauricio Guzmán, quien fuera fuertemente repudiado por una larga lista de artistas e intelectuales tucumanos.
Queda claro que la principal preocupación del actual gobierno es cómo usar a la cultura en las políticas económicas. ¿Será que así espera resolver los problemas de la pobreza, la desnutrición y el desamparo de la mayoría de los argentinos?
Una vez más quedó al descubierto la mentira del gobierno kirchnerista. El modelo de pan y circo se evidenció en este congreso: a la mañana las "sesudas" deliberaciones, a la noche, espectáculos gratuitos para el pueblo -algunos como el de Jairo en Plaza Independencia con apenas 300 asistentes si contamos los curiosos que asistían a los casamientos en la Catedral-.
Una perla del congreso fue el debate que se generó a continuación de una mesa redonda, por un grupo de defensores ambientalistas, sobre la destrucción y desprotección de las culturas milenarias por la explotación a cielo abierto de las mineras, ante el que un "asistente" se levantó y dijo: "me voy, yo no he venido a discutir sobre política sino sobre cultura".
Clara muestra del conocimiento y compromiso con el país de algunos (¿o muchos?) de los "delegados".
No hubo definición de qué considera cultura argentina este Congreso. No hubo participación de los directos protagonistas de la cultura que día a día se genera en cada rincón del país.
Sólo se habló de cómo domesticar a la mayoría para que acepte los nuevos planes económicos que seguirán profundizando la dependencia de los grandes polos dominantes, ahora Ferrer reconoce que emergen los países del oriente, justo cuando caían las bolsas de todos los timberos de los países centrales.