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02 de October de 2010

Fuerzas navales yanquis e israelíes marchan hacia las costas de Irán. Todas las grandes potencias acompañan a Washington en su griterío sobre el “peligro iraní”. Otra vez aires de guerra en el Golfo Pérsico.

Irán: nueva agresión imperialista en puerta

Hoy 1324 / Los yanquis y sus cómplices iniciaron la cuenta regresiva

En la segunda semana de junio, apañados por el más absoluto silencio de la prensa proimperialista, 12 buques de guerra norteamericanos e israelíes cruzaron el canal de Suez desde el Mediterráneo hacia el Mar Rojo para bordear la península arábiga rumbo a las costas de Irán. Entre esos barcos está el portaaviones Harry S. Truman, escoltado por submarinos nucleares y barcos armados con cohetes y cañones. Los navíos israelíes cuentan también con armamento sofisticado.

El coro imperialista
Todo indica que los imperialistas yanquis y sus compinches en el Medio Oriente (Israel y Arabia Saudita) ya tomaron la decisión política de desencadenar conjuntamente contra Irán una agresión militar con el pretexto del desarrollo de su industria nuclear.
De inmediato se inició la campaña de provocaciones de palabra y de hecho para crear el clima justificatorio de la agresión.
El Consejo de Seguridad de la ONU se hizo cómplice de Washington: con el apoyo de Gran Bretaña, Francia, Alemania, y finalmente también de China y Rusia, aprobó una especie de ultimátum contra Teherán. Enseguida se hicieron eco los países de la Comunidad Europea. Y este fin de semana el G-8 reunido en Canadá se sumó al coro de ladridos contra ese país del tercer mundo.
Todos ellos han barrido bajo la alfombra la matanza por fuerzas militares especiales israelíes de nueve activistas que viajaban en una flotilla con ayuda humanitaria para Gaza. Todos también han silenciado el expansionismo colonialista de los sionistas que dirigen el estado israelí, que en este mismo momento están expulsando a más familias palestinas de sus hogares en el barrio Silwan de Jerusalén oriental.
El Departamento de Estado inició de hecho un bloqueo comercial contra Irán valiéndose de la resolución 1929 de la ONU. El Pentágono ya está enviando municiones a Israel y abriendo corredores aéreos para facilitarle a Tel Aviv la posibilidad de golpear a Irán. Uno de esos “corredores” —a través de Jordania, Irak y Kuwait— tiene como blanco la central atómica iraní de Bushehr.

Gendarme regional
Israel ha sido y sigue siendo armada hasta los dientes por los imperialistas yanquis, antes de Obama y ahora. Tiene armas nucleares y aviones de ataque ultramodernos suministrados por Estados Unidos.
En su reciente visita a EEUU, el ministro de Defensa israelí Ehud Barak obtuvo más suministros militares, especialmente bombas Jdam equipadas con un sistema de alta precisión de direccionamiento por láser, fabricadas por la firma yanqui Boeing (el complejo industrial-militar es uno de los sectores de la burguesía monopolista yanqui que motorizan esta nueva guerra). Esas bombas ya fueron utilizadas por Israel durante la segunda guerra contra el Líbano (2006), y en la operación “Plomo fundido” contra Gaza (2008). Los yanquis aumentarían también la capacidad de los “depósitos de urgencia” que sus fuerzas armadas estadounidenses crearon en Israel por decisión del gobierno de Obama en diciembre pasado. Son depósitos de misiles, bombas, municiones para la aviación, vehículos blindados y otros elementos de guerra, entre ellos “ojivas penetrantes pesadas” Blu-117 de una tonelada, adaptadas especialmente para atacar los búnkeres subterráneos iraníes.
Las divergencias religiosas también se erigen en instrumentos de guerra: el 12 de junio Israel obtuvo permiso de Arabia Saudita (viejo socio regional de Washington y con mayoría musulmana sunita) a fin de usar su espacio aéreo para atacar a Irán (musulmanes chiítas).

Soberanía nacional y solidaridad popular
Ya hace tiempo que Irán viene haciendo pública su decisión de no renunciar a su soberanía y no doblegarse frente a las amenazas de las potencias imperialistas (todas ellas son potencias nucleares, y en función de sus propios planes y alianzas estratégicas fueron los proveedores de armamento nuclear a países como Israel, la India y Pakistán).
Efectivos de la Guardia Revolucionaria Iraní fueron enviados al noroeste del país —al sur del Mar Caspio— en respuesta a la movilización de tropas norteamericanas e israelíes sobre el territorio caucásico de Azerbaiján. Las Fuerzas Armadas iraníes cuentan con un millón de hombres y gran capacidad de combate por tierra, mar y aire. 20 millones de hombres y mujeres de entre 12 y 60 años son entrenados sistemáticamente para la defensa nacional.
Hay quienes advierten que el ataque a Irán haría inmediatamente estallar también el conflicto armado con Corea del Norte, cuyo gobierno es igualmente amenazado para impedir el desarrollo de su industria atómica, y acusado ahora por el hundimiento del buque surcoreano “Cheonan” (destruido, según otras fuentes, por un explosivo colocado por los propios servicios de inteligencia yanquis).
Lo cierto es que la ofensiva militar en marcha contra Irán —igual que antes contra Afganistán e Irak— huele a petróleo. En el marco de la crisis mundial en curso, el “oro negro” desata la fiebre de dominio y control del imperialismo yanqui. Las reservas petroleras iraníes siguen en volumen a las de Arabia Saudita, y superan a las de Irak, Kuwait y los Emiratos Árabes.
Enceguecidos por sus ambiciones los sátrapas de Washington agitan el fantasma del “peligro nuclear iraní” y resucitan —ahora bajo la batuta del “premio Nóbel de la paz” Obama— el gastado argumento del “ataque preventivo” de Bush. Los otros imperialismos especulan con las tajadas que puedan sacar del genocidio del pueblo iraní (como ya lo están haciendo con el del pueblo afgano).
El carácter represivo y sectario del gobierno fundamentalista iraní tiene dividida a su población. Pero una agresión del imperialismo y del fascista estado israelí sin duda cohesionará a todos los iraníes para derrotar el intento de volver a su país a la condición colonial o semicolonial.
Y, al igual que con Irak y Afganistán, concitará también el apoyo unánime de todos los pueblos del mundo a la resistencia contra la nueva agresión imperialista.