La especie humana surgió como producto de un largo proceso de cientos de miles de años, diferenciándose del resto de los animales. Con el desarrollo de la posición erecta se liberaron las manos; eso permitió acceder a una alimentación variada y determinó un aumento en el tamaño y las funciones del cerebro. A diferencia de los animales que toman por instinto lo que brinda la naturaleza, a partir de su constitución biológica, el hombre produce sus medios de vida: fabrica instrumentos para sobrevivir.
Así, los hombres transformaron la naturaleza haciéndola servir a sus propios fines y, al hacerlo, se transformaron a sí mismos, desarrollándose la sociedad humana. El hombre ha sido, y es, producto de su propio trabajo.
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