1.  Una política criminal y entreguista   1.  Una política criminal y entreguista   Otra vez un tren del Sarmiento se estrelló en la estación de Once. El centenar de heridos muestran lo que fue, y lo que pudo volver a ser. Otra vez el gobierno, antes de investigar el hecho, se apuró a defender lo que llama su “revolución ferroviaria”, acusar al maquinista prácticamente de “terrorista”, ya que el nefasto secretario de Seguridad, Berni, abrió la “sospecha” de que se trató de “un sabotaje”. Los Kirchner son empresarios petroleros. El ferrocarril consume entre dos y cuatro veces menos combustible que los camiones y micros. Gobiernos serviles a los monopolios petroleros y automotrices destruyeron el ferrocarril. Esa política arrancó con el golpe de Estado de 1955, siguió con la entrega del petróleo por Frondizi (ídolo de Cristina K y de Macri), las dictaduras de Onganía y de Videla, y la privatización de Menem. Los Kirchner completaron esa obra creando una asociación ilícita entre el gobierno K, empresarios amigos y la dirección de la Unión Ferroviaria, que se “tragó” los enormes subsidios del Estado administrando los trenes de la muerte. La masacre de Once desnudó esa política criminal. Los K trataron de recauchutar su imagen con negociados con monopolios imperialistas chinos. Tomaron medidas “a los ponchazos” a contrapelo de la experiencia de los trabajadores y técnicos ferroviarios, y liquidaron lo que quedaba de industria ferroviaria nacional. Con una pequeña parte de lo que subsidian Aerolíneas Argentinas, podrían haber instalado el sistema…