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08 de July de 2015

1919:La semana de enero (1)

177. Crónicas proletarias

 

 
 Desde el 2 de diciembre de 1918, los 2.500 obreros de los Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena e Hijos se encontraban en huelga, reclamando aumento de salarios (20% para los que ganaban 5 pesos y 40% para los de 4 pesos); jornada de 8 horas; pago de horas extras y primas los domingos, eliminación del trabajo a destajo, reincorporación de obreros despedidos por causas gremiales, y el reconocimiento del sindicato, la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos, adherida a la FORA del V Congreso, dirigida por los anarquistas.
Al comienzo del nuevo año el conflicto se agudizó. La patronal –ya en ese entonces la mayoría de las acciones estaba en manos británicas- utilizaba rompehuelgas provistos por la Asociación del Trabajo. El 3 de enero se intercambiaron más de 300 disparos entre los huelguistas y los carneros protegidos por guardias armados. Los huelguistas paraban los carros de la empresa, y los volcaban para hacer barricadas luego de soltar a los caballos. Al día siguiente los piquetes de huelga cortaron cables de electricidad y teléfonos, y rompían las cañerías para inundar las calles aledañas e impedir el paso de los carros. El 6 de enero se plegaron los capataces a la huelga. El 7, como relata Otto Vargas “un grupo de huelguistas, acompañados de sus mujeres y niños, que incitaban a los ‘carneros’ a plegarse al paro, ante la negativa de éstos, los apedrearon. Cargó la policía, disparando sus fusiles. El nutrido tiroteo dejó cuatro muertos y cuarenta heridos…” (El marxismo y la revolución argentina, Tomo 2, pág. 85).
Estas jornadas dieron inicio a una serie de hechos que constituyeron el primer boceto revolucionario, y que trataremos de reseñar en estas columnas. El gremio lanzó la huelga general a partir del 9 de enero, apoyados por la Federación Obrera Marítima y la FORA del V. La empresa endureció su posición. Los anarquistas escribían en La Protesta “No! y mil veces no! El pueblo no se ha de dejar matar como una bestia. Incendiad, destruid sin miramientos, obreros: vengaos hermanos!”.
El 9 de enero, miles de trabajadores tomaron las calles mientras la policía se concentraba en el Departamento Central. Aterrado, Estanislao Zeballos decía “Las turbas asaltantes erigidas en autoridad creaban signos y otorgaban permisos para circular con ellos”. Las masas fueron dueñas de la ciudad, como afirmó Otto Vargas.
Veremos algunos detalles de esta semana en próximas columnas. Como en todos los grandes hechos, cada clase sacó su balance. La oligarquía impuso, viendo un solo aspecto, la denominación “Semana trágica”, tratando de ocultar la inmensa pueblada.