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29 de July de 2015

1919:La semana de enero (3)

 El 9 de enero de 1919, decenas de miles de trabajadores y trabajadoras acompañaron el cortejo fúnebre de los caídos el 7 de enero por la cruel represión policial, frente a la metalúrgica Vasena, cuyo personal se encontraba en huelga desde hacía más de un mes. Por la combatividad de las masas y con el impulso de la FORA del V Congreso la huelga metalúrgica se transformó en huelga general. Varios tranvías fueron incendiados y se paralizó el servicio.
Frente a los Talleres Vasena se concentró una multitud estimada en 50 mil personas. Dentro de la fábrica, la patronal y los miembros de la Asociación del Trabajo con sus rompehuelgas dispararon sobre la gente. Ante la gran indignación y el intento de tomar la fábrica, el jefe de policía Elpidio González intentó mediar. Habló con la patronal, y “cuando se disponía a hablar con los obreros, el oficial que lo acompañaba fue apuñalado, y su coche incendiado”, cuenta Otto Vargas en El marxismo y la revolución argentina, tomo 2. La represión fue brutal. Soldados y policías cargaron con ametralladoras “Hubo entre 23 y 28 muertos y más de 60 heridos. Los obreros sólo tenían algunos revólveres, entonces asaltaron armerías de los alrededores y se armaron para responder”.
El cortejo fúnebre rumbo al cementerio de Chacarita, estimado entre 100 y 200 mil personas, estaba encabezado por banderas socialistas y anarquistas, las dos centrales obreras, y una guardia armada de 150 obreros. Mientras, crecían los combates en toda la ciudad, con escenas nunca vistas como soldados que tiraban sus armas y se sumaban al pueblo. Ya antes de llegar al cementerio se produjeron enfrentamientos armados e incluso el asalto a una comisaría.
“Ya en el cementerio de la Chacarita, mientras hablaba uno de los dirigentes sindicales, la policía y los bomberos —que habían cercado el lugar— dispararon con ametralladoras en forma alevosa, produciendo numerosas víctimas. Grupos de obreros, armados con escopetas de caza y revólveres viejos, contestaron el fuego policial. Se asaltaron más armerías y la masa se replegó a los barrios obreros, donde continuó la lucha. Según el comisario José Ramón Romariz: ‘El barrio de la Boca ardía por sus cuatro costados; al fuego de todas las tropas defensoras de la comisaría se sumaba el de algunos soldados destacados en los galpones de ‘las Catalinas’ y otros del destacamento de bomberos que se hallaban en el puente de Almirante Brown y Pedro de Mendoza sobre el Riachuelo’. Se contaron más de cien muertos”, dice Vargas. “Nunca se publicaron sus nombres y su cantidad… la mayoría de las víctimas de la Semana Trágica son héroes anónimos”, escribió Rubens Íscaro.