En el comienzo del brindis, tras entonar las estrofas del Himno Nacional, se homenajeó a las y los camaradas asesinados en la lucha antigolpista y en la última dictadura militar, “en César Gody Álvarez, René Salamanca, Angel Manfredi, Enrique Rusconi y Manuel Guerra los nombramos a todos”. Se recordó a los fallecidos en estos 52 años, nombrando a Pedro Planes, José Ratzer, Jorge Rocha, Norma Nassif, María Conti y Rafael Gigli. Y se brindó también un caluroso aplauso por los camaradas fundadores y del Comité Central fallecidos en el último período: Antonio Sofía, Manuel Campos Janeiro, Claudio Spiguel, Elena Vázquez, Clelia Íscaro “y nuestro querido secretario general, Otto Vargas”.
En nombre del Comité Central del PCR habló el camarada Jacinto Roldán, cuya intervención reproducimos en estas páginas. Se leyeron saludos y adhesiones.
En el final, todos los presentes brindaron por el 52 aniversario de nuestro Partido, y se finalizó la actividad cantando el himno de los trabajadores de todo el mundo, La Internacional.
Palabras de Jacinto Roldán
“Es un momento favorable para que el Partido pegue un gran salto”
Buenas tardes a todas las compañeras y compañeros presentes. Hoy, 6 de enero, cumplimos 52 años de la fundación del PCR, y éste es el primer aniversario sin Otto Vargas. Un comunista revolucionario que dedicó toda su vida a la lucha por la revolución en la Argentina. Otto era un hombre de carne y hueso nacido en Choele-Choel, Río Negro, que a los 19 años buscando un puesto de lucha para cambiar el mundo se hizo comunista.
La lucha por ser un comunista cabal, es una lucha constante que se libra hasta el final de nuestras vidas. Y Otto Vargas fue consecuente con este principio fundamental durante toda su vida. Esta es una gran enseñanza que nos deja.
Su hija Gabriela, cuando en febrero del año pasado despedimos sus restos en la Chacarita decía “mi viejo pertenecía a su Partido y hasta el final de su vida apostó a que sus camaradas siguieran caminando”. Y acá estamos.
Otto encabezó junto a otros compañeros del Partido y una mayoría de la Juventud, la ruptura del año 1967, cuando comprendimos que esa dirección del falso Partido Comunista había cambiado, y era una traba para la lucha revolucionaria. En un momento fue un obstáculo, y con el tiempo esa dirección terminó colaborando con el golpe de estado de 1976 y jugó un papel nefasto.
Desde la fundación del PCR el 6 de enero de 1968, Otto Vargas fue el secretario general de nuestro Partido y como tal estuvo a la cabeza de las grandes batallas políticas y teóricas que protagonizamos.
Otto defendió la doctrina marxista frente a los que la traicionaron y nunca dejó de tener como punto de referencia a los más explotados y oprimidos. Esta es otra de las grandes enseñanzas que nos deja.
Y poco antes de morir Otto decía con mucha convicción “hoy si nos preguntan si vale la pena luchar por el comunismo, les decimos: con la misma fuerza y convicción con la que comenzamos esta lucha hace muchos años, que sí, que no hay otro camino para lograr la liberación de los explotados y los oprimidos por el capitalismo, que la lucha por el comunismo. Lucha que será muy larga y dura, pero que triunfará”.
En la Argentina existe el comunismo y existe el maoísmo porque existe el PCR. Seguimos siendo el Partido y la Juventud del comunismo en la Argentina y seguimos la pelea por la revolución y ese es nuestro mayor orgullo. Estamos de pie y vamos por más.
La situación política internacional
Bueno compañeras, compañeros venimos de una reunión del Comité Central, donde hemos discutido la situación política y analizamos que en estos meses se siguió profundizando la rebelión de masas que va recorriendo el mundo con irrupción en las calles enfrentando a los distintos gobiernos en todo los continentes.
Son rebeliones que se dan en un mundo de aguas revueltas por la creciente disputa interimperialista, en particular entre las grandes potencias –Estados Unidos, Rusia y China– que tiñe también toda la política en Latinoamérica. Esto en el marco de una situación del sistema capitalista-imperialista con crecientes nubarrones de una nueva crisis, que para algunos ya está en curso. Esta situación de crisis agudiza todo, en relación a la política y a la situación en los distintos continentes. Agudizada también por la guerra comercial defensiva de sus intereses por las grandes potencias, en particular entre los dos países con economías más grandes, Estados Unidos y China.
Como bien se decía ayer, con el papel de Rusia que sigue siendo una superpotencia con un gran poder militar. Ahora hacen propaganda de su nueva arma, un misil hipersónico e invencible según Putin. Todo esto aumenta los factores de guerra y acrecienta la explotación y el saqueo en los países dependientes como los nuestros.
En Medio Oriente, el asesinato por parte de las fuerzas yanquis del general iraní Qasem Soleimani en el Aeropuerto de Bagdad el viernes pasado ponen a la región al borde de la guerra.
Soleimani era coordinador de los grupos chiítas de Medio Oriente aliados a Irán y Hezbolá en el Líbano, los rebeldes utíes en Yemen y grupos paramilitares en Siria que combatían contra el Estado Islámico. Y en Irak dirigía milicias proiraníes que son las que organizaron el ataque a la Embajada de Estados Unidos en Bagdad. Es un asesinato ordenado por el presidente Trump, cuyas consecuencias no conocemos, pero es un cambio importante en la realidad.
Rápidamente hubo ejercicios de la marina de Irán con China y Rusia en el Océano Índico, para demostrar que Irán no puede ser aislada. Miles de personas se manifestaron en las calles contra el gobierno de Donald Trump. Irán amenazó con una venganza en el lugar y el momento apropiado.
Se ha creado una situación en donde no podemos afirmar qué va a pasar, pero es necesario que todas y todos estemos alertas. Porque los factores de guerra crecen.
Crecen las luchas
También crecen las luchas en todo el mundo. Sigue firme la lucha popular en Hong Kong contra la política del imperialismo chino, con manifestaciones multitudinarias.
La lucha del pueblo francés contra el ajuste de Macron conmueve Europa. El movimiento de los chalecos amarillos se fue trasladando a los sindicatos con manifestaciones, paros generales y cortes de ruta.
Aquí en América Latina hay grandes luchas. En Chile son más de tres meses con el pueblo en las calles enfrentando al gobierno de Piñera. En un proceso con un gran protagonismo de la juventud, ha ido creciendo la organización popular en la lucha de calles para enfrentar la feroz represión.
Han pasado a tomar medidas y se van equipando para poder enfrentar la represión. También se fueron generalizando instancias de democracia directa con cabildos abiertos en Valparaíso, en los barrios de Santiago y otros lugares. Se fue esbozando un centro coordinador con la creación del Movimiento de Unidad Social con más de 200 organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles, originarias, etc. Hubo paro nacional y paros de distintos gremios. Esta lucha sigue. El gobierno de Piñera, que era puesto como ejemplo para América Latina por sectores como el de Mauricio Macri, hoy es señalado no solo por su política antipopular sino también por la feroz represión, que incluyó torturas, violaciones, etc.
El 1° de enero, en la plaza Italia de Santiago, hubo una gran movilización popular homenajeando a los más de 29 muertos que dejó la represión criminal del gobierno. La movilización terminó de nuevo con represión y gases. La lucha sigue y Piñera perdió gran parte del apoyo popular.
Los paros nacionales en Colombia contra las medidas de ajuste y las recetas del FMI que arrancaron el 19 de noviembre, y fueron multitudinarios. La primera respuesta del gobierno de Iván Duque fue la represión y el toque de queda en Bogotá. El pueblo siguió en las calles y obligó al gobierno a dar marcha atrás y negociar con los sindicatos. Los camaradas colombianos plantean que hay una situación revolucionaria objetiva.
El golpe en Bolivia
El imperialismo yanqui, enemigo tradicional de los pueblos latinoamericanos, desarrolla una ofensiva en la región. El 10 de noviembre, se consumó el golpe de Estado fascista de la oligarquía y el imperialismo yanqui en Bolivia, que derrocó a Evo Morales. Se desató una represión salvaje con un alto contenido racista.
En la resistencia al golpe en Bolivia los sectores originarios y campesinos jugaron a la cabeza con un gran papel de las mujeres, defendiendo heroicamente las conquistas que lograron en 12 años de gobierno de Evo Morales. Venimos conociendo y tratando de ubicar algunas cuestiones de lo que pasa en Bolivia hoy. Vemos que en muchos países de América Latina y el mundo la rebelión popular crece.
En Bolivia fue la heroica lucha de las masas, con centro en El Alto y Cochabamba, la que obligó a los golpistas a negociar con las bancadas de diputados y senadores del MAS un llamado a nuevas elecciones.
El gobierno golpista fue rápidamente reconocido por Estados Unidos y Brasil. Luego por Rusia y ahora también fue reconocido también por la Unión Europea. En medio del desarrollo del golpe en Bolivia, el 13 y 14 de noviembre se hizo la reunión del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Brasil. Allí ni China ni Rusia dijeron nada en apoyo a Evo. En esa reunión Xi Jinping firmó acuerdos importantes con Bolsonaro, como la construcción por parte de China de un gran puerto, y China pretende avanzar en Bolivia. Esto crea interrogantes.
Rusia reconoció a la presidenta usurpadora Jeanine Añez, porque privilegia tener interlocutores en Bolivia para hablar de negocios como los de Gazprom, empresa de energía que controla Putin, en los yacimientos bolivianos.
A la hora de la verdad los imperialistas de China y Rusia antepusieron sus negocios y abandonaron a su suerte a Evo Morales. Gran lección para los que piensan que para enfrentar a los yanquis hay que apoyarse en otro imperialismo.
Los que jugaron en forma decidida contra al golpe a Evo fueron Alberto Fernández y López Obrador de México. Fue por gestión de Alberto Fernández y López Obrador que Evo pudo refugiarse en México (no fueron Cuba ni Venezuela las que jugaron). Alberto Fernández recibió a los hijos de Morales y éste, previo a un paso por Cuba, fue recibido en Argentina a partir del 10 de diciembre en carácter de refugiado político y haciendo campaña.
Nosotros estuvimos desde un principio a la cabeza en todo el país impulsando movilizaciones de solidaridad con los pueblos de Bolivia y de Chile. La condena del golpe en Bolivia, la solidaridad con la lucha de los pueblos boliviano, chileno, colombiano, impregna nuestros movimientos, en los que hemos avanzado en su politización, lo que es una necesidad grande e importante.
Macri, en los últimos momentos de su gobierno, no condenó el golpe en Bolivia, ni la represión en Chile y apoyó a Iván Duque en Colombia.
Las rebeliones de masas han profundizado la disputa interimperialista en el mundo y en la región, y han producido cambios en la situación política, que son importantes de ubicar y tener en cuenta.
Cambios en la política nacional
Aquí, en Argentina sigue la disputa por la hegemonía en el bloque de las clases dominantes. Los sectores que apoyaron a Macri siguen jugando. Siguen siendo parte del bloque dominante y no van a regalar sus posiciones. Eso se nota por ejemplo cuando vemos la fuerte oposición de los sectores terratenientes, expresados en la Mesa de Enlace, de las cerealeras, y de los monopolios mediáticos que encabezan Clarín y La Nación.
Y otra parte del bloque de las clases dominantes pelea por tener la hegemonía en el bloque. El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner tiene por ahora el visto bueno de monopolios industriales, como Rocca de Techint, Madanes de Aluar, Ratazzi de Fiat, entre otros.
En el Central conversamos y entendemos que tendremos que ir viendo cómo se van desarrollando los hechos y qué cambios se producen. En esa disputa Macri sigue actuando y se posiciona para ser cabeza de la oposición. Antes de irse, el 7 de diciembre Macri convocó a una gran movilización para despedir a su gobierno. Fue una demostración de fuerza que tuvo como objetivo consolidar un polo opositor con él como referente. Quiere seguir representando políticamente a esos sectores apelando a un discurso mentiroso teñido del racismo oligárquico con el que encubre su odio de clase a los sectores explotados. Trata de disciplinar no sólo a sus aliados de la Coalición Cívica y del radicalismo que lo siguen acompañando con reparos, sino también a los de su propio partido que cuestionan su ambición de constituirse como jefe único de la oposición.
En ese camino puso a Patricia Bullrich como jefa del PRO y antes de irse le dio un aumento de salarios a Gendarmería y Prefectura. La cúpula de la Gendarmería despidió a Patricia Bullrich regalándole un sable con la inscripción “no voy a tirar un gendarme por la ventana”. Para los sectores más reaccionarios, el principal mérito de la ex ministra Bullrich es la relación que supo forjar en los cuatro años del macrismo con sectores vinculados a la seguridad, en particular con los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel y con la cúpula de la Gendarmería Nacional. Por eso ese acto con Gendarmería es una amenaza al nuevo gobierno.
El nuevo gobierno
Macri se fue del gobierno dejando una herencia de tierra arrasada. Cifras record de pobreza, desocupación, endeudamiento e inflación. Para el FMI la Argentina, sobre 180 países, tiene la tercera inflación del mundo.
En este contexto el 10 de diciembre asumió el nuevo gobierno. Fue una fiesta popular. Miles y miles ganaron las calles y plazas en todo el país con la alegría de que Macri se iba del gobierno, festejando la jura y asunción de Alberto Fernández a la presidencia. Entendemos que esto es expresión de un pueblo que fue protagonista en las calles y en las urnas de la derrota de Macri. Desde el PCR y las organizaciones de frente único de las que formamos parte, y desde la unidad de los Cayetanos jugamos un papel destacado en este proceso. Y fuimos parte de los 16 partidos que integraron el Frente de Todos.
En el acto de jura de Alberto Fernández hubo presencias y ausencias. Los sectores oligárquicos afines a Trump y Bolsonaro vieron con simpatía que el asesor del presidente yanqui para el Hemisferio Occidental, Mauricio Claver se fuera de la Argentina antes de lo planeado, “ofendido” por la presencia en la ceremonia de asunción de un ministro del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, Jorge Rodríguez.
También molestó al gobierno del imperialismo yanqui que Alberto Fernández haya recibido especialmente a la delegación china. Y que, en su primera actividad oficial, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner haya recibido a esa delegación de China y a la de Rusia.
La primera actividad de Alberto Fernández como presidente fue recibir al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel y luego al enviado de Estados Unidos, Michael Kozak, subsecretario de la Oficina de Asuntos para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. Son hechos que grafican la disputa entre los distintos imperialismos, que juegan con sectores de las clases dominantes para condicionar de distintas formas al nuevo gobierno.
En este proceso China se ha convertido en el principal socio comercial de nuestro país, desplazando a Brasil de ese lugar.
La situación en América Latina se ha acomplejado. Hasta ahora Uruguay y Bolivia habían sido los dos únicos países dentro del Mercosur que no hocicaban ante la estrategia de Trump de reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela. Los yanquis se apoyaban en el grupo Lima con Bolsonaro y Macri a la cabeza.
Con el golpe en Bolivia y la derrota del Frente Amplio en Uruguay, si seguía Macri era una situación. Pero con el gobierno de Alberto Fernández, Argentina cambia su política; porque ahora Alberto Fernández y su canciller Felipe Solá tratan de correr la situación de Venezuela del centro de la escena. Diluyen su participación tanto dentro del grupo Lima -que está en sintonía con los yanquis-, como en la Unasur -que está en sintonía con Cuba y Venezuela-.
En ese camino buscan impulsar la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que integran 33 países desde Argentina hasta México. Por lo tanto los cambios se van produciendo en este recorrido que vamos transitando de una u otra manera.
En su conformación este gobierno aparece heterogéneo. En el gabinete nacional conviven integrantes del grupo Callao o cercanos al presidente; con otros que responden a La Cámpora o vienen del kirchnerismo, hay otros que responden a los gobernadores u otros sectores del peronismo. La Cámara de Diputados es presidida por Sergio Massa y el Senado por la vicepresidenta Cristina Kirchner. El kirchnerismo se ha instalado fuertemente en la provincia de Buenos Aires a través del gobernador Axel Kicillof.
Nosotros entendemos que este gobierno asume en una situación muy difícil. Con una economía en recesión, una deuda impagable y una profunda crisis social, porque la situación de amplias masas sigue siendo dramática. Sigue el hambre, la desocupación, los despidos, los salarios licuados por la inflación.
No abandonamos las calles
La situación es delicada, y en esta pelea como planteamos en el informe del Comité Central de noviembre nuestra línea es: “No abandonamos las calles y estamos a la cabeza de la lucha por las necesidades de las masas, y nos moveremos con razón, con ventaja y sin sobrepasarnos”.
Si peleamos porque la crisis la paguen los que se llenaron los bolsillos no podemos abandonar las calles y quedarnos esperando. La derrota del macrismo en las calles y en las urnas, y el triunfo del Frente de Todos crean mejores condiciones para luchar por resolver, en primer lugar, las emergencias.
El ejemplo más avanzado de esta política fue la lucha de los trabajadores de Mondelez con su Comisión Interna a la cabeza, unidos con asambleas en los tres turnos y apelando a la solidaridad de todas las fuerzas políticas y sindicales. Así derrotaron momentáneamente los planes de despidos que empujaba la patronal que fue avalada por el macrismo.
Todo esto está en discusión, en debate. Tenemos un debate en la sociedad argentina. En la lucha diaria tenemos diferentes presiones. Partimos de la base de que en las decisiones que toma el nuevo gobierno no tenemos participación ni somos consultados.
Aclarado esto, entendemos que nosotros seguimos siendo parte del Frente de Todos, no ponemos en el blanco al nuevo gobierno, pero decimos y discutimos lo que no estamos de acuerdo.
Y reafirmamos que partimos de no abandonar las calles y de poner el centro de nuestro accionar en la pelea por resolver las emergencias.
Otro punto que tenemos en discusión es el tema electoral. En todo este proceso hemos tenido avances en el terreno electoral. Con gran alegría compartimos en todos los lugares del país que el jueves 19 el compañero Juan Carlos Alderete juró como diputado nacional por el Frente de Todos de la provincia de Buenos Aires, que se suma a la compañera Verónica Caliva, diputada por Salta en el Congreso Nacional.
Festejamos el ingreso del compañero Rodolfo Schwartz como diputado provincial en Chaco, el triunfo del compañero Gondi Caraita como intendente de Urundel en Salta, y todos los compañeros elegidos concejales en Salta, Chaco, Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos y Neuquén en lugares claves para nuestra estrategia.
Es una experiencia nueva para nosotros, nunca habíamos estado en el Congreso Nacional. Estamos aprendiendo a movernos. Son cargos que conquistamos en el terreno del Parlamento de este Estado de las clases dominantes. Entendemos que la lucha parlamentaria no es la forma principal de lucha, pero sí es importante. No llamamos a las masas a confiar en un camino parlamentario, sino para usarlo como tribuna para llegar a millones con nuestra línea revolucionaria en la disputa por la dirección política de las masas.
Aprendiendo de las enseñanzas de Lenin, decimos que las luchas que encabezamos, nuestra participación en las elecciones, los espacios que conquistamos en el Congreso, las concejalías, las intendencias, los sindicatos, los dirigentes de los movimientos sociales, peleamos para ponerlos al servicio de nuestro objetivo histórico, que es acumular fuerzas para cambiar la correlación de fuerzas y seguir avanzando en un camino revolucionario.
También se conformó la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) que compartimos con los Cayetanos. Nosotros, en principio, resistimos la concreción del sindicato, discutimos mucho, pero decidimos participar porque lo concebimos también en ese camino de unidad para desde las calles luchar por resolver las emergencias.
Estamos en un momento donde las masas no abandonan las calles, por ejemplo; como lo demuestra la lucha del pueblo mendocino. Las movilizaciones en Mendoza contra la ley de minería que habilitaba el uso de cianuro, fueron multitudinarias; con gran protagonismo de los jóvenes. El papel que jugó el pueblo en las calles, obligó a que el gobernador Suárez, que venía de ganar la elección por más del 50% de los votos, tuviera que dar marcha atrás.
En sus primeras medidas este gobierno envió al Congreso la ley de “solidaridad social” donde buscaba juntar fondos para las emergencias. La Nación y Clarín plantearon “impuestazo”. Desde el macrismo, desentendiéndose del desastre que dejaron, plantearon que era un ajuste encubierto votando en contra, acompañados por los diputados del trotskismo.
Nosotros, si bien no compartíamos algunos puntos de la ley, dada la gravedad de la situación, decidimos votarla en general y plantear cuestionamientos en particular, como por ejemplo la segmentación de las retenciones.
El gobierno prometió dinero para los sectores más perjudicados. Dio dos bonos de 5 mil pesos a los jubilados que cobran hasta 19 mil pesos, un bono de 2 mil pesos a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, puso doble indemnización a los despidos, inició la distribución de la tarjeta alimentaria en algunas provincias, congeló aumentos de los servicios. Y suspendió la aplicación del pacto fiscal antifederal que suscribió Macri con las provincias en el 2017. También anunció Alberto Fernández que enviará al Congreso un proyecto de ley por la legalización del aborto.
Nosotros, sin perder la iniciativa, escuchando mucho a las masas, iremos viendo y seguiremos buscando la más amplia unidad para que la crisis la paguen los que se enriquecieron estos años. Pero la situación es difícil. Hay sectores importantes de las masas que siguen viviendo una situación desesperante en medio de una crisis social y económica; y la sociedad está dividida en lo social, en lo político y en lo cultural, como lo demostraron los resultados de las elecciones generales.
Nosotros no podemos afirmar cómo va a seguir esta situación en el mundo, en América Latina y en Argentina. Pero sí decimos que todo hace prever que vienen tiempos tormentosos.
La profundidad de las puebladas en los países hermanos, como siempre ha sido en América Latina, repercuten en el pueblo argentino. Por eso Rosendo Fraga, connotado periodista del sistema, señaló: “¡ojo! que lo que está pasando en los países vecinos no está dicho que no va a pasar en Argentina”, ya que la profundidad de la crisis social y económica es muy grande.
En América Latina hubo experiencias con gobiernos distintos. Las experiencias con la política del “socialismo del siglo 21” mostraron su fracaso. El golpe fascista y racista en Bolivia demuestra que no habrá liberación nacional y social sin destruir el Estado oligárquico imperialista, es decir las palancas de ese Estado que son las Fuerzas Armadas, la policía, el aparato represivo, la justicia, las palancas económicas. Porque la enseñanza es que cuando Evo Morales, ante el golpe, quiso apelar a las fuerzas armadas y a la policía, no le respondieron.
Quedó demostrado una vez más que manteniendo ese Estado oligárquico imperialista, en un momento es posible, se puede conseguir, inclusive el gobierno, conquistar reformas a favor del pueblo; pero no derrotar al enemigo que, más tarde o más temprano, vuelve a sangre y fuego como lo está haciendo en Bolivia, y como lo hizo en Argentina en 1955 cuando derrocó al General Perón, en 1966 cuando derrocó a Illia, y en 1976 cuando derrocó a Isabel Perón.
Por otro lado, vuelve a quedar en evidencia que para derrotar a un enemigo armado y preparado no se lo puede enfrentar a mano limpia. Y algún día, cuando las condiciones den, habrá que tomar las armas, prepararse y organizarse para enfrentar.
En la gran lucha de Chile y en la heroica resistencia al golpe en Bolivia, son las masas rebeladas, con su protagonismo, las que han creado una crisis política. Crisis política que está en curso. La dificultad para avanzar en un desenlace a favor de los pueblos es que no aparece allí hasta ahora una vanguardia capaz de conducir a esas masas a la lucha por el poder.
Si la situación se precipita, el desafío que tenemos es que el Partido Comunista Revolucionario pueda cumplir el papel de vanguardia necesario para avanzar en un camino liberador.
Seguimos a la cabeza de la lucha para que el pueblo avance
Entiendo que en todo este período hemos tenido aciertos políticos importantes que nos han permitido acumular fuerzas y crecer. Han crecido el PCR y su JCR. Hemos más o menos duplicado las fuerzas del Partido, hasta donde conocemos. También se ha duplicado la capacidad de movilización de los desocupados y precarizados de la CCC. También se puede ver el avance de la Federación Nacional Campesina en su desarrollo territorial y numérico, que nos ha permitido crecer en el campesinado pobre. También en el movimiento de los originarios donde pasamos a ser una fuerza importante y reconocida. Hemos tenido algunos avances en el proletariado industrial, aunque aún estamos retrasados.
También hemos avanzado en otros sectores asalariados como docentes, docentes universitarios, estatales, estudiantes secundarios, en el movimiento de mujeres.
Tenemos algunas dificultades en el movimiento estudiantil universitario donde hemos recibido golpes que tendremos que analizar. Pero lo que ha quedado demostrado es que las experiencias más avanzadas demuestran que hay buenas condiciones para acumular fuerzas en todos los movimientos en que participamos.
Miles se han incorporado al Partido y su Juventud; y tenemos el desafío de asimilarlos y organizarlos. En la afiliación al PCR y en la pelea por la asimilación, jerarquizamos los círculos de lectores del hoy como un camino en ese sentido. Hay experiencias muy importantes que es necesario resumir y tenemos que trabajar en todo el país para generalizarlas. Claro, que para avanzar en ese camino, hay que tomar la decisión política de abordarlo, tomando múltiples medidas y planificando.
A mí me parece que éste es hoy, el principal problema político que tenemos que abordar.
Porque compañeros en la historia de la lucha de la clase obrera y los pueblos, hay momentos que son favorables y otros que no. Este es un momento favorable para que el Partido pegue un gran salto importante, numérico y organizativo que nos permita cumplir nuestro rol histórico. Yo no digo ni que sea fácil ni sencillo; digo que vale la pena intentarlo, porque si no lo aprovechamos y las condiciones cambian cometeremos un gran error que pagaremos a su tiempo.
Las experiencias hechas muestran que cuando se crean las condiciones para la discusión colectiva, el Partido y su Juventud se hacen habitables para todas y todos los que quieren incorporarse a la lucha por una nueva Argentina.
Los maoístas aprendimos que para avanzar en ser reconocidos como vanguardia real es necesario encabezar el combate por los problemas económicos, sociales y principalmente políticos de las masas.
También, los ejemplos de la lucha de los países vecinos nos exigen avanzar en la preparación del Partido y las masas, para ser vanguardia también en la lucha de calles contra la represión.
En toda la Argentina hay una gran discusión política y es de masas. Está la alegría de haber derrotado a Macri, pero en una parte hay esperanza, también hay expectativa; y una parte que ya ha puesto el blanco en la política del gobierno. Nosotros, el desafío que tenemos es incidir en ese gran debate político de masas que recorre la Argentina.
Nosotros seguimos a la cabeza de la lucha para que el pueblo avance en resolver en primer lugar las emergencias, peleando la unidad de los sectores populares, patrióticos y democráticos, para que las masas desde la lucha avancen en su protagonismo, y también avancen en el reconocimiento de quiénes son sus verdaderos enemigos.
Desde ahí iremos, teniendo en cuenta las medidas del nuevo gobierno y el proceso que van haciendo las masas, escuchando mucho, discutiendo colectivamente, impulsando iniciativas amplias.
Y nos preparamos para en el mes de febrero hacer un gran homenaje al cumplirse un año de la muerte de nuestro secretario general camarada Otto Vargas. Y proponemos, en cada provincia, en cada zona, hagamos actos en homenaje a quien fue secretario general de nuestro Partido.
Necesitamos, y necesita la lucha por la revolución, un Partido y una Juventud que empuje el carro para adelante, que se vayan arraigando entre las masas obreras campesinas, estudiantiles y populares. Una vanguardia que sea capaz de convertirse en vanguardia reconocida de esas masas, en las tormentas sociales que se avecinan. Entiendo que ese será el mejor homenaje que podremos ofrecerle a nuestro querido Otto Vargas.