No sé cómo andará usted
Acá el mundo duele
Crece la miseria
y la desesperación.
Pero para desgracia de algunos
de unos pocos
también crece el hartazgo
y la esperanza de un mundo mejor,
de un plato de comida.
Nos siguen metiendo la droga,
siguen matando pibas,
siguen los niños revolviendo tachos de basura para comer,
nos siguen exprimiendo poco a poco para engordar bolsillos extranjeros
Hubo un virus que se expandió por el mundo
y empeoró todas esas mierdas de todos los días
Pero la rebeldía fue igual de contagiosa que el virus
Ay Otto, debería ver a la América Latina…
Debería ver las ollas, los pibes con la pelota.
Debería ver las fábricas, las quintas y las aulas.
Brotó la solidaridad.
No sabemos cuánto faltará para ese mundo que soñamos…
La única certeza es que vale la pena seguir caminando esta tierra para seguir intentándolo
¿Para qué vinimos a este mundo?
Pregunta de libro de filosofía barato que encontré en un remate de una pequeña biblioteca sobre calle Corrientes.
Este partido nos dió una razón de ser
Vinimos a este mundo para pelear, donde los que protagonicen esa batalla sean los despojados de todo
Usted peleó hasta el último día de su vida,
Descanse que ahora nos toca a nosotros
y a todos los que vendrán.
No sé cómo andará usted
Acá lo extrañamos mucho
y seguramente estaría muy contento
porque desde su partida,
somos muchos más los que lo extrañamos
(Y seremos más)
Valentina Foppiani
Hoy N° 1901 16/02/2022