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05 de March de 2014

Como recordamos en nuestro número anterior, en Quilmes se viene realizando movilizaciones reclamando justicia por el asesinato de la docente quilmeña Natalia López. 

A dos años del asesinato de Natalia López

Quilmes: Basta de femicidios

Hace dos años, Natalia esperaba en la estación de Quilmes para encontrarse con su ex pareja a fin de una charla pendiente. Ella eligió un lugar público porque ya había hecho varias denuncias por violencia, y tenía miedo. No es que ignorara la posibilidad de lo que en definitiva pasó, tal vez por un tiempo hasta lo sospechó. Lo concreto es que, cuando él llegó, casi sin mediar palabra le disparó y luego se suicidó. 

Hace dos años, Natalia esperaba en la estación de Quilmes para encontrarse con su ex pareja a fin de una charla pendiente. Ella eligió un lugar público porque ya había hecho varias denuncias por violencia, y tenía miedo. No es que ignorara la posibilidad de lo que en definitiva pasó, tal vez por un tiempo hasta lo sospechó. Lo concreto es que, cuando él llegó, casi sin mediar palabra le disparó y luego se suicidó. 
La violencia contra las mujeres es un problema social que ha recrudecido en estos últimos años, agravándose también como consecuencia directa de la crisis. Los femicidios se han incrementado y poco se hace ante esto. A Natalia no solo la mató su asesino, sino también la inacción de aquellos que debían hacer respetar su decisión, la indiferencia del Estado y de la policía que sabía quién era su agresor. A Natalia la mataron los responsables de que la Ley de violencia no se implemente, la mató la falta de presupuesto, y el doble discurso del gobierno. 
 
Un problema social
Recordamos a Natalia desde la Comisión de Mujeres de Quilmes Berazategui y Varela, en los lugares donde vivió, trabajo y militó. Natalia era docente, trabajaba dos y tres turnos para llevar el pan a su casa. Era delegada gremial representando a sus compañeros en Suteba Quilmes. Hija querida de Susana y madre de Selena. La recordamos donde vivió, donde tantas veces caminó, trabajó, estudió y también denunció. Y el viernes 21, la recordamos donde fue asesinada, en la Plaza “La madre” en Quilmes. Unas 150 personas se hicieron presentes, la familia de Naty estuvo allí, como en cada actividad, jóvenes, mujeres, hombres, niños, diversas organizaciones que quisieron ser parte de esta jornada de lucha. Los transeúntes aportaron firmas para exigir la Declaración de Emergencia Nacional en Violencia sexual y contra las mujeres, y creación de refugios para mujeres y niños víctimas de violencia, se quedaron a escuchar, a preguntar, a hablar. 
Su mamá, Susana fue clara: “No quiero que otras familias estén pasando lo que estoy pasando yo”, exige justicia para su nieta y denuncia que sus reclamos no son escuchados, y en palabras muy claras habla del nuevo abandono de su nietita en una clara violación a los derechos del niño. Natalia hizo todo lo que debió hacer y es recomendado por muchos ante situaciones de violencia familiar, se levantó ante el dolor, superó la vergüenza, denunció una y otra vez, incluso hasta el último de sus detalles, ante la necesidad de encontrarse con su asesino a causa de su hijita, buscó un lugar para estar a resguardo. Nada funcionó. Ella no se equivocó, ella cumplió hasta el último detalle, fue el Estado quien no la amparó de quien debía. 
Nosotras debemos hacer lo que no hicieron otros, reproducir su reclamo denunciando una y otra vez hasta que no haya más Natalias, ni una muerta mas ni una mujer menos. Su madre así lo pide, y su hija se lo merece. Hoy su madre tiene otra pelea con quienes no escucharon a Nati, su debate es en la justicia por la tenencia de la pequeña, ante la falta de esto, no tiene el DNI en regla a sus ocho años, no está documentada ante la Ley como debe estarlo cualquier niño, y como consecuencia de esto no percibe la pensión que le corresponde por sus padres como tampoco su obra social. Susana su abuela denuncia, y sigue, pelea y no está sola, somos muchas las que acompañamos porque la lucha de Natalia, es la lucha por la conquista de nuestros derechos y de nuestra dignidad y esa lucha es de todos.