La semana pasada, las aceiteras del Gran Rosario vieron paralizadas las plantas en reclamo de aumento salarial, en el marco de un plan de lucha nacional. El miércoles 9 el Ministerio de Trabajo de la Nación dictó la conciliación obligatoria, la que fue acatada por los gremios.
La semana pasada, las aceiteras del Gran Rosario vieron paralizadas las plantas en reclamo de aumento salarial, en el marco de un plan de lucha nacional. El miércoles 9 el Ministerio de Trabajo de la Nación dictó la conciliación obligatoria, la que fue acatada por los gremios.
El paro fue motorizado por la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina en reclamo de un aumento salarial del 23,3% del salario inicial, para llevarlo a 7.640 pesos, frente al el 16 por ciento ofrecido por las cámaras empresarias -Cámara de la Industria Aceitera (Ciara), Cámara Industrial de Aceites Vegetales de Córdoba (Ciavec) y Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio).
El Sindicato Aceitero de Rosario informó que hasta la próxima audiencia, fijada para el 21/1, en Rosario y Gran Rosario las plantas de Cargill, Dreyfus y Molinos Río de la Plata funcionarán “con quite de colaboración y trabajo a reglamento”.
La Federación, entre los argumentos de su reclamo, afirmó que analizando los balances de las empresas, se desprende que obtuvieron ganancias extraordinarias, “y que el costo laboral representa apenas el 3%. Pretende, por ende, seguir enriqueciéndose reduciendo el salario real de los trabajadores, lo cual es inaceptable para nosotros”, aseguraron los obreros a través de un comunicado, y agregaron que “las únicas causas de la negativa son la avaricia empresaria y el interés del gobierno que pretenden disciplinar a la clase trabajadora poniendo un techo a la negociación colectiva que llevaría a una rebaja de los salarios”.