La empresa en agosto de 2011 cerró uno de sus edificios (en la calle Hipòlito Yrigoyen) terminando así con un proceso de vaciamiento que dejó a 500 personas en la calle. Un vaciamiento que pretendía disfrazarse de "recorte de personal" pero que buscaba terminar con la organización de los trabajadores que habían recuperado la comisión interna en diciembre de 2010, hasta entonces en manos de representantes de la dirección del Sindicato de Comercio.
La empresa en agosto de 2011 cerró uno de sus edificios (en la calle Hipòlito Yrigoyen) terminando así con un proceso de vaciamiento que dejó a 500 personas en la calle. Un vaciamiento que pretendía disfrazarse de "recorte de personal" pero que buscaba terminar con la organización de los trabajadores que habían recuperado la comisión interna en diciembre de 2010, hasta entonces en manos de representantes de la dirección del Sindicato de Comercio.
Esta metodología de traslados y despidos ha sido moneda corriente en un monopolio como Teleperformance que factura y ha facturado miles de millones de dólares a costa de la precariedad laboral de cientos de jóvenes. Al inaugurar el edificio de Yrigoyen ya había despedido a trabajadores que venían organizandose gremialmente en su casa central de Carlos Pellegrini.
Pero en esta oportunidad, con la comisión interna a la cabeza junto a la organización y unidad de los trabajadores, se logró frenar durante más de 8 meses el vaciamiento. El conflicto tomó una gran repercusión y dejo en evidencia la complicidad del Ministerio de Trabajo, que no intervino a pesar de tener pruebas de que la empresa tomaba personal en la sucursal de Pellegrini mientras justificaba los despidos en Yrigoyen.
La lucha de los trabajadores de Teleperformance puso en evidencia una vez más que estas empresas tienen todavía la impunidad garantizada en un país que mantiene intacta la esencia de la flexibilización laboral de los ´90 y que criminaliza la protesta social.