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23 de February de 2022

Se firmó el contrato para la construcción de la cuarta central

Acuerdos nucleares con China

Se ratifica la posición defendida por las y los trabajadores y se abre nueva etapa en la lucha por nuestra autonomía tecnológica

En los acuerdos con China en tecnología nuclear, la firmeza de las y los trabajadores logró que en la negociación se ponga el foco en los términos de intercambio. La Corporación Nuclear China financia la central HMR1000-Hualong, pero acordando una transferencia de tecnología hacia CNEA para que los combustibles nucleares puedan fabricarse en Argentina.

Al mismo tiempo el sector nuclear argentino (CNEA y NASA) lanza el “Proyecto Nacional” revitalizando la Planta de Agua Pesada (PIAP) en Neuquén y un área de ingeniería en Córdoba. En la misma operación, Argentina (por intermedio de Invap y CNEA), le vende a China dos reactores para la producción de radioisótopos para el diagnóstico y tratamiento en el área de la salud, similares al que se vendió hace 10 años a Australia y al que se está construyendo en el predio de Ezeiza, llamado RA10. Dando cuenta del liderazgo mundial que tenemos en el área de autoabastecimiento de radioisótopos que tenemos a nivel nacional.

Luego de años de lucha a varias bandas, el martes 1 de febrero se firmó el contrato comercial para la construcción de la cuarta central nuclear en Argentina. Será financiada por China y se va a construir en el Complejo Nuclear Atucha de la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires. De la firma participaron las empresas Nucleoeléctrica Argentina (NASA), la Comisión Nacional de Energía Atómica CNEA y China National Nuclear Corporation (CNNC). El reactor Hualong es de diseño chino y con una potencia de 1150 MW.

Fueron más de 10 años de firmeza de las y los trabajadores defendiendo nuestra soberanía tecnológica. En este recorrido hay que señalar brevemente algunos hitos.

En el 2015, con Cristina Kirchner en la presidencia y Axel Kiciloff se firmaron los acuerdos para la construcción de dos centrales nucleares de potencia, una tipo CANDU y una Hualong. Esto expresaba una lectura correcta de la organización de los trabajadores en torno a un programa que retome el concepto de “apertura del paquete tecnológico”, en el cual se cimenta la singular historia tecnológica del enclave nuclear argentino.

Durante el gobierno de Macri estos proyectos se suspendieron, con la consecuente degradación presupuestaria de la CNEA. Era en 2015 equivalente a 363 millones de dólares y cuatro años después quedó reducido a apenas 170 millones. Un recorte del 53%. Despidiendo a centenares de trabajadores de NASA enfocados en esas dos centrales. Degradando a niveles insólitos la vida de sus trabajadoras y trabajadores, sus laboratorios, grupos de investigación y plantas pilotos.

Ahora se reanuda con el proyecto de la central Hualong, mientras se pone en marcha la PIAP, se retoman grupos de ingeniería para el Proyecto Nacional con tecnología CANDU y se empiezan a fabricar componentes estructurales. La lucha articulada del sector nuclear y energético de ATE da un paso adelante y genera un nuevo camino de acumulación de fuerzas. Es un gran avance en el camino de la autonomía tecnológica que venimos defendiendo hace años, que hoy la CNEA esté discutiendo la transferencia de tecnología de los elementos combustibles, donde estamos en condiciones de aportar en su propio desarrollo. Al mismo tiempo mantenemos el foco en sostener el rumbo coherente del “Proyecto Nacional”, manteniendo la tecnología CANDU con agua pesada de la PIAP, aprovechando los 70 años de historia de la CNEA sumada a la experiencia generada durante la extensión de vida de Embalse. Seguimos manteniendo el eje de la autonomía del ciclo de combustible y nuestro entramado industrial.

Mientras tanto, en esos años, China puso en funcionamiento la central nuclear HMR1000-Hualong se en China y Pakistán, logrando recientemente la autorización del órgano regulador inglés abriendo paso a su posible emplazamiento en el Reino Unido. Sin embargo, el eje de Gran Bretaña y la Commonwealth decidió degradar las relaciones comerciales con China. Esta forzó el cese en la venta de radioisótopos desde Australia donde existía un reactor productor de radioisótopos y dopado de semiconductores vendido por Argentina a través de Invap. Argentina, a través de la CNEA, es un gran productor de radioisótopos, fundamentalmente para uso medicinal y está construyendo en Ezeiza un nuevo reactor casi idéntico al vendido a Australia. Del sentido de oportunidad de Invap y la necesidad insatisfecha de China surge el acuerdo para la venta de dos reactores con la garantía en la provisión del combustible. Es decir, exportamos tecnología.

El contrato implica una inversión de 8.300 millones de dólares. NA-SA seguirá negociando los contratos para el suministro de los combustibles y de transferencia de tecnología para su fabricación en Argentina. CNEA participa en la negociación, siendo la institución que recibirá la transferencia de la tecnología para fabricar los elementos combustibles.

Antes de cerrar adivinen quiénes se oponen al desarrollo nuclear soberano… sí, adivinaron. Patricia Bullrich declaró que la “energía nuclear es obsoleta”, junto con los chillidos del senador republicano “trumpista” Marco Rubio, que Argentina estaría rompiendo la doctrina Monroe. De esta manera, Bullrich ratifica las acciones que llevó adelante el gobierno macrista al intentar desmantelar el conglomerado industrial del área nuclear.

El empleo imperialista de nuevas tecnologías profundiza la desigualdad entre un puñado de poderosos magnates y la gran masa del pueblo. Por eso, para un país dependiente como Argentina, la tecnología nuclear es mucho más que una forma de provisión de energía: es un instrumento para la industrialización, para el trabajo calificado, para la soberanía energética y para autonomía tecnológica

Escribe Rodolfo Kempf

Hoy N° 1902 23/02/2022