—¿Qué pudiste conocer del movimiento juvenil en Grecia?
—¿Qué pudiste conocer del movimiento juvenil en Grecia?
—En Grecia son 11 millones de habitantes. Los compañeros del KOE cuentan que en este movimiento de lucha han participado dos millones, de los cuales la mayoría son jóvenes. Son jóvenes que están podridos de no tener trabajo, o de trabajos precarizados, de muchas horas. Dicen que la franja de 18 a 21 años es una parte importante del 20% de desocupados que tiene el país. Esos jóvenes son los que más combaten y los que más empujan ese aire de cambios en Grecia. Gran participación juvenil tanto en las luchas, como en lo cultural que se está desplegando con mucha fuerza.
—¿El movimiento obrero participa de las luchas actuales?
—El movimiento obrero está dirigido por gremios del tipo de la CGT de acá. La fecha del último paro general, mientras toda la gente se autoconvocaba por mensajes de texto, por Facebook, etc., a las 12 del mediodía para impedir la votación del plan de ajuste, los sindicatos convocaban para las siete de la tarde. Ese día hubo una represión que duró siete horas, y todavía deben estar esperándolos en la plaza, porque la política de los sindicatos es desmovilizar. Parecía como en el 2001, cuando la CGT llamó al paro el 21 de diciembre, cuando ya había pasado el Argentinazo.
Por lo que cuentan los camaradas del KOE, hay muy poca industria en Grecia. La Unión Europea los mandó a concentrar en el turismo. La fábrica más grande de Grecia es de 300 personas. Hay algunas fábricas en el interior del país, casi nada en Atenas. Producto del desarrollo del turismo, principalmente hay muchos empleados de comercio, gastronomía, hotelería, gremios de servicios. Y dirigidos por sindicatos traidores.
Esta organización está muy interesada en nuestro trabajo en el movimiento de desocupados, porque hay un 20% de desocupación en Grecia. Ellos están en una discusión grande alrededor de cómo armar el movimiento de desocupados. Nos hicieron hablar en varios talleres sobre esto. Hay compañeros del KOE que estuvieron en la Argentina, y querían profundizar lo que habían conocido de la CCC en La Matanza. Tienen en debate si pedir microcréditos con contraprestaciones al gobierno. Nosotros pusimos el eje en la experiencia de lucha de los desocupados en la Argentina.
—¿Hay asambleas populares como las que surgieron acá en el 2001?
—Con relación a las plazas y las asambleas, lo que conozco es que se autoconvocan todos los días desde hace más de 45 días. Hacen asambleas populares, primero en los barrios de Atenas, y estos barrios llevan su mandato para la asamblea. Se manejan por mayoría, y tienen armadas distintas comisiones. Yo cuando estuve, vi asambleas de 150 mil, 200 mil personas. Era como la Plaza de Mayo y un poco más, totalmente llena, con micrófono, y la gente hablaba, informaba de lo que hacía como parte de una comisión, como artistas, organización, difusión. Cada comisión discute y trae algo en concreto a la asamblea. Si hay discusión, vuelve al área correspondiente, no se vota de entrada, para que se logre consenso, y recién ahí vuelva a la asamblea. No les gusta el aparateo, el manijeo. No les gusta que haya partidos como los trotskistas que buscan meter su bandera en cualquier asamblea.
Por lo poco que pude conocer, hay mucha similitud con el proceso de nuestras asambleas populares en el 2001. Lo distinto son esas asambleas masivas en la plaza Syntagma. Todas las noches, a las 20 hs., deliberan frente al Parlamento, como mostrando un doble poder.
—Estuviste en medio de los combates en Atenas…
—Yo llegué para el segundo día de la huelga general de 48 horas, convocada para el 28 y 29 de junio. Cuentan los compañeros que el movimiento de autoconvocados allí también arrancó con marchas chicas, y fue creciendo mucho, en 45 días. Hay cientos de personas que acampan en la plaza. Ese 29 de junio, a los quince minutos que llegué a la plaza, donde calculan los compañeros que había 200 mil personas, empezaron a reprimir. Tiraron gases que no están permitidos por la ONU. Es un movimiento muy combativo, que ese día peleó siete horas contra la policía. Me llamó la atención que toman mucho como referencia lo que pasó en nuestro país. Se ven banderas argentinas en el acampe y en las marchas.
Los combates eran en todas las esquinas, palmo a palmo con la policía, y el objetivo era recuperar la plaza. Los combates son cuerpo a cuerpo. La policía no usó hasta ahora balas de goma. Tiran con gases lacrimógenos y bombas de estruendo. La mayoría de los manifestantes no tiraban ni molotovs ni usaban gomera, te llenaban de piedras. Los han reprimido varias veces, por lo que habrá que ver cómo se desarrolla la violencia.
Fue una experiencia única, los combates, ver cómo se vendían máscaras antigases en las esquinas. Ahí cada uno tiene su máscara. Los gases son muy fuertes, y no sirve el limón. Vi gente que paraba para vomitar, y agarraba una piedra para seguir tirando. Por la represión, nos corrieron como a 20 cuadras de la plaza, pero a las tres de la mañana del otro día, quinientas personas llegaron a la plaza y volvieron a instalar las carpas. Pocas horas después, ya había 100 mil personas manifestando de nuevo. La plaza llena cantándole a la policía. Los compañeros del KOE, en la guerra de consignas con grupos anarquistas que cantaban contra la policía, cantaban “cambia de dirección el fusil”.
Lo que vi también es que ningún funcionario del gobierno puede pisar un bar o un lugar público. En un café reconocieron a un diputado y lo llenaron de comida, lo ensuciaron todo, y se tuvo que ir.
Al tener la oportunidad de estar en estos combates, y poder conocer de primera mano las experiencias de España, y de Túnez y Egipto, ves que eso viene para acá. La crisis es muy profunda, se desparrama por Europa.