Como recordamos en la anterior columna, Petrona Simonino combatió en la Vuelta de Obligado (20 de noviembre de 1845). El rescate de su existencia es importante para difundir este hecho de dignidad nacional. Era la pareja de Juan de Dios Silva, un artillero que también combatió ese día a las órdenes del general Mansilla, cuyo respeto se había ganado con anterioridad, por su habilidad para cruzar caballos por el Paraná y luego entregarlos al general Oribe, durante el cerco a Montevideo.
Como recordamos en la anterior columna, Petrona Simonino combatió en la Vuelta de Obligado (20 de noviembre de 1845). El rescate de su existencia es importante para difundir este hecho de dignidad nacional. Era la pareja de Juan de Dios Silva, un artillero que también combatió ese día a las órdenes del general Mansilla, cuyo respeto se había ganado con anterioridad, por su habilidad para cruzar caballos por el Paraná y luego entregarlos al general Oribe, durante el cerco a Montevideo.
Un lector que vivió muchos años en San Pedro, me dice que existe una calle que se llama Petrona Simonino. Es una buena noticia. Desocultar a quienes la historia oficial ignoró es bueno, es necesario. Deberíamos estudiar cuándo se colocó ese nombre, cómo fue el debate en el Concejo Deliberante, quién lo propuso, como se llamaba la calle antes, etc., porque la historia concreta de hechos concretos, a menudo es la única fuente posible para aproximarnos a la interpretación de la historia.
Por ejemplo, en Valentín Alsina existe todavía una calle que se llama Lomas Valentinas, haciendo referencia a una masacre que fue parte del genocidio que los terratenientes de la Pampa húmeda, los liberales de Montevideo y los esclavistas del Brasil, organizaron contra el pueblo hermano del Paraguay.
Las clases dominantes ponen un nombre para afirmar su continuidad histórica, y si las fuerzas del campo popular no logran cambiarlo, continúa influenciando en la actualidad a las masas populares. En torno al nombre de algunas calles se libra una batalla, de continuidad o no, de algunos estandartes simbólicos que las clases dominantes han elaborado durante 200 años.
Producida la batalla de Caseros (derrota de Rosas el 3 de febrero de 1852), Juan de Dios Silva desaparece –algunos dicen que se dedicó al contrabando– y Petrona Simonino se radica en Cañuelas, donde pone un almacén.
Pastor Obligado, gobernador de Buenos Aires, fusila al general Costa en febrero de 1856, quien fuera uno de los héroes de la resistencia a los ingleses en la isla de Martín García, en 1838. Petrona Simonino, que evidentemente mantenía contactos con Costa, escapa de Cañuelas. Se radica en Azul, donde muere en l886 en la pobreza total.