En 1983, la Asociación Internacional de Críticos de Arte, AICA, me invitó a participar de una muestra en la galería de arte Veermer, en el marco de las “Jornadas de la crítica” con el título “Homenaje a la Democracia”, recién restaurada. Entendí que el mejor homenaje era realizar una obra, teniendo en cuenta a quienes luchaban por la aparición con vida de sus hijos secuestrados y desaparecidos durante la criminal dictadura cívico-militar de 1976-1983 y ellas eran las madres, a quienes conocía ya desde hacía unos años, nucleadas en la entidad “Madres de Plaza de Mayo”, entre ellas, Nora Cortiñas, Hebe de Bonafini y María Rosario Cerruti. Así fue como realicé la pintura “Madres de Plaza de Mayo” y poco después la doné a sus legítimas representantes, dirigidas por Hebe de Bonafini.
A pesar de los cambios políticos partidistas de la Asociación, cuya dirección conservaba Hebe, la obra seguía en su poder, porque continuaba siendo un organismo de DD.HH.
En la marcha del 24 de marzo, por boca de Bonafini, me entero de que dejaron de ser un organismo de DD.HH. y se han transformado en un “partido político kitchnerista” (sic). Un punto sin retorno de esta alineación partidaria fue, sin duda, el abrazo con el genocida Milani.
Esta última decisión me dolió en el corazón profundamente y cuestiona la lucha compartida. Esta carta solo me motiva a expresar mi decepción; que mi obra se encuentre en manos de quienes se han transformado tanto, en lo ideológico y político. Sin embargo, quisiera recordarlas históricamente como lo que eran en aquel momento: Inclaudicables e independientes de todo partidismo. Va mi homenaje a Nora Cortiñas, Elia Espen, las madres de Quilmes, la madre y hermana del soldado Agapito Ledo y a todas las que, como ellas, siguen en la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
