El plan Milei pretende “arreglar” y restaurar los equilibrios a nivel macro. ¿Qué clase de intervención, para qué y quién la paga?
Todos conocemos, lo estamos viviendo: devaluación brutal, fogonazo inflacionario, motosierra, licuadora; reducir a la mitad el Estado, llevar la desocupación a niveles tales que haga caer el valor del precio de la fuerza de trabajo por debajo de su valor y transformar a la Argentina en el país más barato de América Latina en dólares.
A eso apuntan. Milei ha sido seleccionado por las clases dominantes y les viene bien; no quiere decir que los Rocca o los Bulgheroni compartan la ideología de la Escuela Austríaca de negación total del Estado, porque siempre el Estado, en la medida que lo controlan, les viene como anillo al dedo para mantener sus negocios; por la arremetida contra la clase trabajadora, contra el pueblo, contra la soberanía y la posibilidad de ampliar la escala de sus negocios. El tema es si van a hacer, con este programa económico: una Argentina viable para el imperialismo y para el núcleo oligárquico que controla nuestro país en forma definitiva.
Así pretendió la dictadura que pensó que iba a estar 100 años, estuvieron siete, o Menem, que el pueblo le hizo fracasar su intento por una tercera reelección; pasó con Macri que ni siquiera fue reelecto, pero vuelven a intentar una solución permanente. Sin embargo, no pudieron concretar sus objetivos por la lucha y la resistencia popular.
Una Argentina viable, inserta en el mundo actual como país proveedor de materia prima, recurso de la extracción de la riqueza y no mucho más, que es el destino que nos han reservado en el sistema imperialista para la Argentina. Si este es el propósito: ¿es suficiente con una recesión que pueda salir en “V”, como dicen ellos ¿en el corto plazo?
Con cada crisis se producía una devaluación, caída de los salarios, recesión, y una vez que este proceso reacomodaba las ganancias, volvía a crecer hasta que se caía nuevamente y emergía la crisis de la balanza de pago.
La recesión profunda y larga, sólo puede venir acompañada de represión y del cercenamiento de las libertades democráticas.
El Banco Central (BCRA), ha avanzado parcialmente, al devaluar y licuar las deudas, pudo recomponer sus pasivos y su patrimonio. Las deudas del BCRA bajaron un 40% como fruto de la devaluación y, por otra parte, también están acumulando divisas, de 12.000 millones de divisas negativas en dólares están en 4.000 negativas. Están avanzando sobre la inflación.
Después de la devaluación primitiva, el peso, en relación con el dólar, se ha ido valorizando, lo cual ha permitido el ingreso de capitales extranjeros golondrinas y de grupos que tenían dólares en nuestro país, que han entrado a colocaciones en pesos. Es el negocio de la vieja bicicleta, de la plata dulce, del viejo carry trade [vender dólares para posicionarse en pesos y luego tomar ganancias para retornar al dólar]. La tasa de interés de una inversión en pesos, al ser mayor que la devaluación programada, genera una valorización en dólares. Avanzaron en el “resolver” el déficit fiscal, sobre la base de diluir el gasto, de licuarlo. Es tan profunda la recesión que el ingreso del Estado en marzo cayó un 12 o 16% en términos reales, cayó el IVA, el Impuesto a las Ganancias, las retenciones a los asalariados cayeron, etc.
Lo único que subió son las retenciones a las exportaciones. El ingreso fiscal mejoró por ese lado y mejoró por el lado del Impuesto País (17,5%) que se cobra sobre todas las importaciones.
De hecho, han fortalecido el cepo. Cuando vino la devaluación, inmediatamente después, pusieron nuevas regulaciones para que las empresas no pudiesen salir a comprar dólares al contado con liquidación (CCL).
Tienen que pedir permiso, tienen un límite de 200.000 dólares diarios, o sea, obstáculos que se han agregado los que ya venían desde tiempos de Alberto Fernández; liberan los mercados pero, al mismo tiempo, cierran los mercados; hay incoherencias e inconsistencias; una cosa es lo que piensa Milei en su “austrismo”, y otra cosa son los funcionarios del gobierno que le pusieron BlackRock con Caputo, Rocca con el ministro de Trabajo, Bausili en el BCRA, hombre del grupo financiero que tiene domicilio en Manhattan, que están a cargo del Banco Central y de la economía argentina
No van a resolver, aun cuando tengan algunos éxitos, el problema de la insuficiencia de divisas.
La deuda externa, además de una estafa, es impagable. Este año, quedan unos diez mil millones de dólares que pagar, el próximo son 25.000 millones de dólares.
Para pagar eso, sin inflación, tendría que haber un superávit de 25.000 millones de dólares. Habría que obtener un superávit fiscal cuyo límite está determinado por el pago de la deuda, es decir, no menos de 25 mil millones de dólares.
El tamaño de la deuda ya no solo es un problema cuantitativo, es cualitativo. Su volumen es tal que no hay modo de pagar. ///
Corresponsal
hoy N° 2011 22/05/2024