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04 de May de 2016

Así no hay producción que aguante

Tasas de interés que matan la actividad económica

 
El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, sostuvo que no cuenta con información consistente que le permita, hoy en día, bajar la tasa de interés de referenecia, que es el 38% anual que paga mediante Lebacs por absorber pesos. “Falta la certeza de que la inflación esté bajando al ritmo que nos permita bajar la tasa”, afirmó.

 
El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, sostuvo que no cuenta con información consistente que le permita, hoy en día, bajar la tasa de interés de referenecia, que es el 38% anual que paga mediante Lebacs por absorber pesos. “Falta la certeza de que la inflación esté bajando al ritmo que nos permita bajar la tasa”, afirmó.
Esto después que el ministro de Economía Alfonso Prat Gay planteara casi explícitamente que había llegado el momento de aflojar el peso de las tasas. Y cuando se le preguntó sobre si había contradicción entre la intención de acercarse al 25% de inflación y los ajustes tarifarios, Sturzenegger dijo que “en tema tarifas no nos metemos, porque eso depende de otras áreas del Gobierno”.
Para el BCRA, la tasa funciona como una aspiradora de pesos, aquieta el dólar y restringe la demanda. Así, con una economía ya enfriada, más tarde o más temprano frena los precios. Es una receta monetaria clásica que debe ir acoplada al ajuste fiscal; se entiende, piensan en uno mayor al que se ha hecho.
Además de sacudir el propio balance del Central, el interés del 38% que paga por las Lebac encarece el costo del crédito, compite hasta con las inversiones productivas más rendidoras y alimenta una ventajosa bicicleta financiera, como ya sucedía con Vanoli-Kicillof. Así se aplasta aún más a la producción y el comercio nacionales, con las lógicas consecuencias de menores salarios (mayor explotación) y más despidos.
En cuanto al creciente volumen de Lebacs (486 mil millones de pesos, el 80% colocados a 35 días de plazo y 38% de interés), muchos economistas consideran que, para desactivar esta bomba, es necesario proponer un canje voluntario de letras por un bono a un año o más de plazo, al estilo de lo que fue el plan Bonex impuesto por Erman González a inicios del gobierno de Menem. “No estamos pensando de ningún modo en un bono”, aseguró Sturzenegger.