1. Más sufrimientos
1. Más sufrimientos
Crece el hambre y la desnutrición. Lo vienen denunciando las mujeres de los comedores de los barrios y las maestras de las escuelas, en donde van a buscar su única comida diaria, miles y miles de niños, cada vez más mujeres y ahora también hombres que ya no consiguen changas, o los trabajadores en negro o con “contratos basura” despedidos sin indemnización en esta nueva oleada de la crisis.
La presidenta habla casi diariamente, habla de cualquier cosa, pero no habla del hambre y la desnutrición. El consumo de la canasta básica, que mide los alimentos de consumo popular, fue cayendo desde el pico de crecimiento del 8,7% en el año 2006, hasta el 1,3% en el 2013, y se achicó (-1,2%) en lo que va de este año. Esas cifras no tienen en cuenta el crecimiento de la población, ni tampoco las diferencias sociales: el hambre y la desnutrición hacen estragos en los de más abajo.
Los despidos y suspensiones son una ola que va creciendo. La inflación de más del 40% anual hizo caer los salarios en blanco más del 10%, y mucho más a los precarizados. Peor están los 5,5 millones de jubilados que cobran la mínima, y millones de desocupados con o sin planes sociales. Las sequías en el noreste, las inundaciones en Buenos Aires, y la crisis de las economías regionales, castigan brutalmente a los trabajadores rurales, campesinos pobres, comunidades originarias y pueblos del campo.
2. Más entrega y represión
En un país que produce alimentos para 400 millones de personas el hambre y la desnutrición se pueden revertir y resolver en una semana. Que en lugar de resolver estos sufrimientos, se agraven, es un problema político.
Del hambre, la desnutrición, la ola creciente de despidos y suspensiones, la situación de los pobres del campo; de esos problemas no hablan la presidenta ni los candidatos enfrascados en el dólar o en sus internas. El gobierno no solo sigue mintiendo sobre la inflación, sino que para para “tapar” el fracaso de su política, saquea la Anses, el PAMI, el Banco Central y el Nación, y fabrica billetes como loco, provocando más inflación y más miseria.
Para completarla, el kirchnerismo marcha a aprobar una ley petrolera, antinacional: porque entrega por monedas las reservas energéticas a los monopolios imperialistas; antifederal: porque achica los beneficios a las provincias productoras de hidrocarburos; y antiobrera: porque liquida conquistas de los petroleros.
Esta política K de hambre y entrega trata de sostenerse sobre las hilachas del doble discurso “progresista, nacional y popular” y una creciente represión. La presidenta y su “escudero” Berni, junto a Scioli y su Bonaerense, al igual que otros gobernadores K, o con la Metropolitana de Macri, reprimen como volvieron a hacer con los trabajadores de Lear, a Barrios de Pie, etc., criminalizan las luchas populares como a Nardulli y Pérez en Soldati, y montan redes enormes de espionaje como a los secundarios de Tigre.
Además, desataron una campaña de miedo, para justificar la represión a las protestas por el hambre, del que son ellos responsables.
3. Corrupción y aprietes
El imperialismo yanqui sigue adelante con sus aprietes. Un nuevo fallo de la Corte Supremade Estados Unidos favoreció a British Gas en contra de la Argentina. Dobleapriete, porque el gobierno K es posible que no pueda explicar por qué compra el gas a la British Gas a 17 dólares, cuando Chile y República Dominicana pagan 11.
Pero el gran apriete yanqui viene de un juez que tendría los nombres de los miembros de 123 empresas fantasmas de Lázaro Báez en Nevada (Estados Unidos), otras 50 en Panamá y la empresa “madre” en Seychelles. Entre esos nombres estarían altos funcionarios del gobierno e integrantes de la familia Kirchner. También, podría aparecer, finalmente, dónde están los 1.000 millones de dólares de la provincia de Santa Cruz, que Menem y Cavallo le dieron a esa provincia por “mala regulación de regalías” (y por el apoyo de Néstor y Cristina K a la privatización de YPF).
El juicio en Nevada lo impulsan los fondos buitres, que también estarían comprando bonos de deuda canjeados en el 2005 y 2010, amenazando con llevar al default toda la deuda renegociada. El chantaje de publicar la lista de los dueños las empresas fantasmas (acusadas de lavar dinero sucio) es el método que usaron en el Congo, que por una deuda de 20 mil millones de dólares, saldarla y comprar el silencio le costó 90 millones. La cuestión es que, ahora, la presidenta habla de otros temas (Clarín, códigos jurídicos, etc.), y Kicillof y Vanoli (presidente del Banco Central), desparraman que en enero arreglan con los fondos buitres. ¿Ocurrirá como en el Congo? Ya se está hablando de que la renegociación sería por 20 mil o hasta 40 mil millones de dólares.
Por otra parte, el gobierno K ha quedado aislado, en el Mercosur, ante el corrimiento de Dilma Roussef cediendo a los empresarios de San Pablo el Ministerio de Economía (partidarios de devaluar y endurecer las relaciones con la Argentina), con una segunda vuelta en Uruguay entre dos candidatos dispuestos a endurecer la política con la Argentina (Tavaré Vázquez llegó a “pedir ayuda” a Bush frente a “la amenaza” por Botnia), y Paraguay con un gobierno proyanqui.
4. De “aguateros” y luchas
Los temores del bloque dominante a lo que pueda pasar en diciembre, o en marzo si no hay acuerdo con los buitres, generan una gran presión por aplacar las luchas populares en nombre de “la gobernabilidad” del sistema. Los candidatos de los grupos que integran ese bloque dominante en la Argentina patean la pelota para el arco electoral del 2015.
Esa presión de los de arriba, que ha roto, al menos por ahora, con parte de la unidad de acción que llevó a los tres paros nacionales, contrasta con los sufrimientos de sectores muy amplios del pueblo que no pueden esperar. Esto se expresó con fuerza en el Encuentro Nacional de Mujeres. También, en el muy amplio acuerdo multisectorial de rechazo a la entrega del petróleo con la nueva ley K, expresada en el documento y el acto que se estará realizando a la salida de esta edición.
Es muy fuerte el reclamo, en todos los gremios, por un bono de fin de año de $4.000 como mínimo para los ocupados privados y estatales, y para los jubilados y los desocupados.
Crece la bronca contra la política K que descarga la inflación galopante y la recesión sobre los trabajadores, campesinos, originarios, estudiantes y el pueblo. Esa bronca sigue siendo el motor de las luchas. Incluso, vuelve a hablarse de “cacerolazos”, como el que se estaría preparando para el 13 de noviembre (13N).
5. Más personerías y más frente
El exitoso acto del PTP por la conquista de su personería nacional fue un estímulo para avanzar hacia un frente popular, de numerosas fuerzas y sectores que buscan derrotar por izquierda a la política K, uniendo al conjunto de las fuerzas obreras y populares, patrióticas, democráticas, antiimperialistas y antioligárquicas. Las actividades contra la represa de Garaví, en Misiones, con la participación de la CCC, el PTP y la UP, con la presencia de Juan Carlos Alderete y el “Tano” De Gennaro, siguieron sumando brazas a ese fogón.
Como se ve en los hechos, avanzar hacia un frente popular crea condiciones para encabezar las luchas, promover la unidad en la acción y en las multisectoriales, avanzar hacia un acuerdo programático para las candidaturas electorales, y prepararse para tormentas sociales y políticas.