1. La hambruna kirchnerista
La Argentina sigue siendo un tembladeral, por abajo y por arriba.
El kirchnerismo actúa dando por ciertas sus mentiras. Los parches que puso a la epidemia de gripe A no han resuelto nada de fondo. La miseria presupuestaria para la salud pública se revela en la falta de elementos denunciada en los hospitales y las pésimas condiciones de los trabajadores de la salud. El gobierno apuesta a zafar con las cifras mentirosas del nuevo ministro, famoso en Tucumán por truchar los datos, y que el invierno se vuelva menos frío.
La situación social es muy grave. El hambre crece por oleadas desde mediados del año pasado con la falta de changas que golpea a los desocupados, los cientos de miles de despidos de trabajadores en negro, con “contratos basura” o tercerizados; las rebajas de salarios impuestas con las suspensiones, las jubilaciones con descuentos por la moratoria, etc. La denuncia de la hambruna popular comenzó a instalarse en el escenario político con las luchas de los desocupados en todo el país, que tienen a la CCC a la cabeza, como se vio en las largas colas de la protesta con los tamberos para recibir leche.
La llamada “indigencia”, es decir el hambre, golpea ya a tantos o más argentinos que en el 2001, cuando la lucha del movimiento piquetero conquistó 2.500.000 planes sociales a $ 150. Hoy, con los Kirchner, la cantidad de planes bajó a menos de la mitad, y mientras el dólar pasó de 1 peso a casi 4, los planes siguen congelados. Los gobiernos provinciales, cerraron las escuelas por la gripe quitándole la única comida diaria a gran parte de los chicos. Algunos, como el neuquino Sapag, ¡ya habían quitado las viandas! Otros, como Saiz en Río Negro, ¡hacen negocios produciendo leche adulterada!
La hambruna provocada por la política kirchnerista que descarga la crisis sobre los de abajo crea un polvorín de bronca y de odio. Se vio en el fracaso de los planes electorales del gobierno en los cordones de miseria del Gran Buenos Aires. Pero no escarmentaron. Ese polvorín crece: se anuncian más de 600.000 nuevos despidos en lo que resta del año (Perfil, 26/7).
Con la política K de hacerle pagar la crisis al pueblo, la inmensa mayoría de los trabajadores han quedado por debajo de la canasta familiar. Casi la totalidad de los jubilados están por debajo de la línea de pobreza. El cierre de pequeñas y medianas empresas y comercios arroja a la miseria a sus trabajadores y a amplios sectores de las capas medias. Todo esto quedó en evidencia en las elecciones con la derrota del gobierno en las grandes ciudades y las zonas agrarias. Pero el gobierno no escarmentó.
2. La miseria kirchnerista
No es que el gobierno sea ciego, sino que tiene una política que beneficia a algunos sectores, el llamado “capitalismo de amigos”, golpeando a otros. Al ser un gobierno de burguesía intermediaria del imperialismo, está atado de pies y manos a esos sectores que lo auparon y lo sostienen en el poder.
Los monopolios petroleros y gasíferos ganaron $ 12.061 millones durante el 2007 y el 2008, y los K los beneficiaron con el aumento del precio de gas en boca de pozo de 1,20 dólares a 2, y pronto irá a 2,40. Los “nuevos” pozos irán a “gas plus” a 2,40. Con el tarifazo en la energía, el gobierno les ha garantizado a esos monopolios un fondo de $ 2.300 millones para operar el gas que traen en barcos a 8 dólares. Lo traen de afuera porque esos monopolios no cumplieron con las inversiones de exploración. Y el kirchnerismo les garantizó, en el 2003, el cierre de la Comisión de revisión de los contratos, bloqueó el funcionamiento, todo el 2008 y el 2009 de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados que preside la kirchnerista Rosana Bertone, y les extendió la explotación de los pozos hasta agotarlos. En este proceso los Kirchner se quedaron con el 15% de YPF, y sus testaferros como Rudy Ulloa, Lázaro Báez y Cristóbal López se transformaron en grandes petroleros.
¿Quién engorda en el campo?
En el campo, los Kirchner y sus “amigos” han comprado gigantescas extensiones de tierra aprovechando la crisis (una parte a través de negociados con Credicoop). No investigaron la presentación anticipada de formularios de exportación de las cerealeras por cientos de millones de dólares ¿será porque estaban “prendidos”? La crisis en el trigo va unida a los subsidios a un puñado de grandes molinos. La crisis de la ganadería va unida a la subvención de los feed lot (cría del ganado a corral) de sus “amigos”, y la entrega de la cuota Hilton (cortes caros para Europa) a 4 grupos de frigoríficos “amigos”. La crisis de la lechería va unida a presión sobre La Serenísima para que Mastellone venda la empresa a Eskenazi, socio de los K.
El fundamento ideológico de esta política lo confesó Cristina K a los dirigentes agrarios: “no van más las chacritas” de los pequeños y medianos productores, dijo. Su política es la de la producción “a la escala” de los grandes pooles y los grandes terratenientes, los monopolios cerealeros y aceiteros, los grandes feed lot, frigoríficos, molinos y usinas lácteas, y los monopolios de la comercialización (cadenas de supermercados). Estos monopolios imponen los precios a la producción campesina, compran barato y venden caro provocando el hambre popular.
3. El tembladeral de los de arriba
El temor a los estallidos de bronca obreros, campesinos y populares atemoriza a los de arriba. Esto es lo que los lleva a buscar una transición, desde este gobierno derrotado hacia uno nuevo, que cierre la crisis de hegemonía que, con avances y retrocesos, se mantiene desde el 2001.
Al mismo tiempo, la crisis encoge la frazada en la que se cobijan los grupos del poder, lo que agudiza los enfrentamientos y fracturas de los de arriba. Se fue Peirano, un integrante del gabinete económico cercano al grupo Techint. El gobierno hizo trascender que Cablevisión no podrá ingresar al negocio telefónico, bloqueándole el “triple play” (TV por cable, Internet y teléfono) por el que puja Clarín, dueño de CV. La Exposición Rural le facilitó a Biolcati, presidente de la Sociedad Rural, tener prensa para su programa en la disputa abierta en la lucha agraria. La Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) planteó la línea de los monopolios de la burguesía intermediaria.
El kirchnerismo –y los grupos que representa– tratan de ganar tiempo y recuperar oxígeno con el “diálogo” para llegar al 2011 y “pesar” a la hora de decidir su sucesión.
Los grupos de poder rivales al kirchnerismo buscan un acuerdo para “marcarle la cancha” desde el Congreso: el 24 de agosto finaliza la delegación al gobierno de los poderes que utilizó para imponer las retenciones y manejar el presupuesto; y finaliza el impuesto al cheque; está pendiente la ley de coparticipación (con las provincias con sus presupuestos en rojo), etc.
Hasta ahora, el candidato kirchnerista era Scioli. Aún es pronto para evaluar las jugadas del gobernador bonaerense: entrevista con la Mesa de Enlace agraria, entrega del Ministerio de Desarrollo Social al intendente de Avellaneda “Cacho” Alvarez, y entrevistas con Duhalde. ¿Es parte del juego de Kirchner para ganar tiempo, o Scioli se está abriendo? Scioli está cómo Túpac Amaru: por un lado depende de los fondos que le dé Cristina Kirchner, y por el otro quedará en minoría en la Legislatura en diciembre.
Los gestos de Scioli ocurrieron en la misma semana en que la ofensiva de “los gordos” y los “independientes” contra Moyano creó una situación muy difícil para el gobierno. Finalmente, el elemento unificador de la cúpula cegetista fue “el vil metal” (es decir, los $ 1.000 millones de la caja de prestaciones complejas de las obras sociales), según dijo Ricardo Kirchbaum en TN.
4. La bronca calienta desde abajo
Con un gran perdedor en las elecciones, Kirchner, y ningún rival “gran ganador”, la pelea es encarnizada. Está en disputa la conducción del PJ, y la clave vuelve a ser Buenos Aires. Duhalde busca bordar un pacto con Scioli y Balestrini para controlar la provincia; y trabaja una alianza con Reutemann, De la Sota y Schiaretti, y Busti, para controlar el Congreso del PJ y desbancar a los K (La Nación, 27/7). Desde ahí podría controlar los bloques parlamentarios del PJ y negociar con el bloque agrario para imponerle condiciones a Kirchner. También la UCR, la Coalición Cívica y Cobos arman su juego.
El kirchnerismo forcejea para sobrevivir, y sus opositores dentro del sistema para arrinconarlo, para que haga el gasto en un programa de “ajuste”, con distinto elenco de “ganadores” al del gobierno, pero con los mismos perdedores: los trabajadores y el pueblo.
Esta es la razón de los “polvorines” que hay por abajo. Los triunfos de los trabajadores petroquímicos de Bahía Blanca y los azucareros de Salta tonifican el combate obrero. Están en lucha los trabajadores de televisión. Las broncas estallan diariamente en cortes de rutas o calles, como ahora contra el tarifazo de hasta el 400% en el gas. Movilizaciones combativas, como las de los municipales, estatales y metalúrgicos de Córdoba. Gremios como la UOM, en los que la presión de abajo empuja movidas grandes; otros que empujan por salarios como los petroleros, y por otros reclamos cortan rutas y Neuquén. Se prepara una gran marcha multisectorial en el Chaco. Sigue la lucha de los tamberos.
Y sigue avanzando la unidad en multisectoriales, cuerpos de delegados y coordinadoras gremiales, asambleas populares y otras formas de unidad obrera y popular, patriótica y democrática. En ellas se discuten medidas de lucha y puntos de unidad para terciar, con independencia, en las pujas entre las derechas, la kirchnerista y las opositoras.
En el frío y la gripe del invierno, el calor viene desde abajo. Con mucha bronca. Anuncia grandes tormentas que, por el camino del Argentinazo y la rebelión agraria, pueden crear las condiciones para un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático que abra el camino a la liberación nacional y social.