Belén llegó al fin el jueves 28 a Jujuy con sus dos pequeñas. La recibimos con abrazos, aplausos, y con una emoción inmensa y compartida más allá de los límites de esta provincia. Sabemos cuánto hicimos desde el movimiento de mujeres, cuanto dolor costó la prisión de Belén – en esa orden judicial de no dejar sacar a las niñas de Mar del Plata porque allí estaba el papa violento-, la violencia multiplicada por su ex y la justicia, y cuanta lágrima, impotencia, alegría y fuerza han sido parte de esta historia que aún continua.
Fuimos muchas las protagonistas de esta batalla que seguiremos dando, y animarnos a poner en crisis reglas dadas, como el cuidado compartido de los hijos establecida en un Código Civil que en nombre de la igualdad se transforma en herramienta de los violentos, es uno de los frutos de acompañar desde este colectivo las historias reales de opresión que implican tanto sufrimiento a las mujeres de nuestro país y a l@s niñ@s.
Por eso el viaje logrado de Belén a Jujuy, es un triunfo compartido y feliz, un punto de partida de una batalla que la excede a ella, porque la opresión de las mujeres y la violencia machista la padecemos todas. A ella, que puso el cuerpo en su propia batalla que es de todas y tantas, con valor sin dudas, la abrazamos fuerte, y le agradecemos su firmeza, su esperanza y su lucha. Porque las batallas más profundas se dan con quienes ponen el cuerpo en primera persona, y lo sabemos.
Vaya un brindis ruidoso en este cierre de año, para festejar lo logrado y conquistar su permanencia en Jujuy con las pequeñas, con una decisión judicial que llegue en 2018 antes de los 90 días que la jueza Obligado le otorgó en la medida cautelar lograda. ¡Vamos por más!