Con total cinismo, la jueza utiliza la mera presencia de Eduardo Delmonte en un acto gremial, para acusarlo de una muerte ocurrida en un oscuro enfrentamiento producido a posteriori, con participación de matones sindicales y barras bravas contratadas.
Con total cinismo, la jueza utiliza la mera presencia de Eduardo Delmonte en un acto gremial, para acusarlo de una muerte ocurrida en un oscuro enfrentamiento producido a posteriori, con participación de matones sindicales y barras bravas contratadas.
El matón que produjo la única muerte está individualizado, detenido y confesó su autoría. Reconoció además el arma empleada e inclusive cómo fue contratado y quiénes fueron sus cómplices. Todo esto está perfectamente esclarecido en el expediente, donde lo único que se usa para acusar a Delmonte es una foto en la que simplemente aparece junto a decenas de personas en la reunión realizada previamente.
Es tan claro el afán de perseguir a Delmonte, que la jueza lo elige para procesar junto a otras cinco personas, del numeroso conjunto de personas que aparecen en los videos y fotos, sin el más mínimo elemento que pudiera indicar que participó en el enfrentamiento posterior y desde ya en el homicidio.
Esto ocurre inmediatamente después del resultado de las elecciones del 23 de octubre, y en la misma semana se lo llama a declarar como autor de amenazas coactivas por un incidente menor en una repartición pública en el que no participó.
Delmonte es un referente público de la lucha de los desocupados de la CCC que ha conseguido el apoyo de los sectores desposeídos de la ciudad, de una parte importante de la población de Rosario y de un gran número de organizaciones sociales, al punto de constituirse con funcionarios de los gobiernos provincial, municipal y nacional una Mesa Social para tratar los problemas del hambre, la vivienda, etc.
En esta ocasión, los que quieren impedir que los bolsones de miseria, desocupación y hambre que subsisten en Rosario y en el país queden en evidencia, han redoblado la apuesta, de la forma más brutal e irracional posible.
Es imprescindible derrotar esta provocación con la unidad de todos los sectores populares y democráticos. Están en juego las libertades democráticas más elementales y el derecho de los sectores populares a luchar por sus necesidades y objetivos.
