Patricia, que participa en un comedor y merendero en la localidad de Manuel Alberti, en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, nos contaba que van cerca de 100 personas, y que para poder resolver, desde temprano todos los días un compañero sale a buscar verdura en los comercios. Porque hace bastante tiempo que no nos viene mercadería ni de Nación ni de Provincia”. Esta realidad se repite en todos los testimonios, como que “tenemos que seguir en la lucha, no hay otra para conseguir lo que necesitamos”.
Lourdes es de la Villa 20, en Lugano, CABA, y es parte del comedor La Casita. Nos cuenta que van 300 personas: “Padecemos mucho, ahora que la inflación se fue por las nubes. El gobierno de la Ciudad nos da la comida, pero no para alquilar el local del comedor, las garrafas, o comprar las ollas. Nación, no nos da nada. Para seguir estamos haciendo rifas, a veces un bingo o preparamos algo para vender. Estamos saliendo así, remándola y luchándola. Damos almuerzo y merienda. Hoy vienen familias completas, tenemos que hacer lo posible para estirar un poquito más, porque nos faltan raciones. Hemos marchado, se nos agrega, pero cada día viene una familia nueva con la misma necesidad que los que ya ingresaron. Hay mucha más gente que antes, porque están sin trabajo, y si hay un trabajo no les alcanza. Somos 25 en el comedor y 15 en el merendero, que es a las 4 de la tarde para los chicos. Hay que seguir en la lucha, esperemos que con estas elecciones se cambie y haya un gobierno que realmente escuche al pueblo”.
Por su parte, Fernando, del barrio Jorge Newbery en La Matanza, dice que, al comedor, que funciona tres veces por semana, van entre 100 y 150 familias. “De Nación no mandan más mercadería, conseguimos del municipio y de provincia, de donde podemos. El comedor lo tenemos hace mucho, atravesamos la pandemia. Antes decían que éramos esenciales, ahora no, para ellos somos más de lo mismo. Nos arreglamos con donaciones, con rifas que hacemos, de la casa de cada uno traemos algo. Hacemos de tripa, corazón, como se dice. Está viniendo más gente que antes, porque no hay laburo”.
Norma nos cuenta que “Somos de Lanús, tenemos el comedor Rayito de Sol. Nos está costando bastante. Ahora estamos haciendo tres veces a la semana. Hay muchos jubilados, pensionados, cada vez se suman más y cada vez alcanza menos. Tratamos de conseguir entre los compañeros para que la familia se pueda llevar un plato de comida. Hace cuatro meses que el gobierno de Nación no está entregando mercadería. Nos entristece mucho porque la situación está muy mala. Hay pensionados y jubilados que pagan su alquiler, sus remedios y no les alcanza para llegar a fin de mes. Entonces la única manera de ayudar es entre todos los vecinos, los compañeros, un paquete de fideos, un arroz, una lata de tomates para que puedan llevar un plato de comida a su hogar. Tenemos el comedor hace ocho años, así que pasamos la pandemia, todo. No tuvimos descanso hasta ahora y seguimos. Antes decían que éramos esenciales. Ahora no hay comedor en ningún lado, son contados los que hay y se necesitan más que nunca, porque la plata no alcanza.
Finalmente, Joana, de Almirante Brown, dice que “hay comedores en distintos barrios. Estamos en la misma situación que la compañera que habló antes. Tenemos comedor tres veces por semana y a veces una vez por semana porque no nos alcanza. Ponemos plata para alimentar a los chicos, tenemos chicos que vienen a comedor y a copa de leche. La malaria se siente en todos los barrios, hay poco trabajo, las changas que tienen los compañeros no alcanzan. Hay muchos despidos. Gente que no venía a buscar la comida, ahora viene. Estamos desde antes de la pandemia. No descansamos. El municipio nos da de vez en cuando, hoy estamos aguantando con la tarjeta que nos da Provincia a los movimientos sociales, lo demás con donaciones”.
Hoy N° 1970 19/07/2023
