La medida alcanza a Patricio Fontanet, a quien le ratificaron 7 años. Seis para el baterista Eduardo Vázquez y para Raúl Villarreal, la mano derecha de Omar Chabán. Para el resto de los integrantes de Callejeros la condena fue de 5. El escenógrafo Daniel Cardell recibió 3, y entre 4 y 2 años y 10 meses para tres exfuncionarios.
La medida alcanza a Patricio Fontanet, a quien le ratificaron 7 años. Seis para el baterista Eduardo Vázquez y para Raúl Villarreal, la mano derecha de Omar Chabán. Para el resto de los integrantes de Callejeros la condena fue de 5. El escenógrafo Daniel Cardell recibió 3, y entre 4 y 2 años y 10 meses para tres exfuncionarios.
El juicio inició como una conquista de la lucha. Se logró destituir en aquel entonces al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Aníbal Ibarra, con el fin de que perdiera sus fueros para luego poder ser enjuiciado junto al resto de los funcionarios, policías, inspectores, y empresarios involucrados en la masacre. Se generó una gran esperanza de lograr una verdadera justicia, ejemplificadora y que sentará un precedente.
Pero aquello terminó siendo una farsa judicial y mediática, y se puso como eje de discusión a la banda. No se hizo otra cosa que cuidar a los grandes responsables políticos de la masacre. Y ponerle penas muy bajas a los principales apuntados como Omar Chabán y funcionarios directamente vinculados a Ibarra y toda la cadena de corrupción que derivó en esta masacre. A tal punto que doce años después Ibarra nunca fue citado ni siquiera a declarar.
Así como la supuesta “futbolización” del rock fue la primera excusa de la masacre de Cromañon, no es de extrañarse que hoy a casi 12 años sigan utilizando similares mecanismos para desviar la atención sobre los verdaderos culpables. Casi como un Boca vs River, ponen el centro en enfrentar a Callejeros con algunos grupos de padres y de víctimas.
Cuando se refieren a Callejeros no hay que olvidar está que los miembros de la banda no dejan de ser jóvenes, sobrevivientes, más allá de las responsabilidades que puedan llegar a tener o no. Que el cantante de la banda tenga una pena igual o superior a cualquiera de los funcionarios imputados o el mismo gerenciador del boliche Chabán, muestra una claro arreglo de los grupos dominantes que se encargan de encubrir y salvaguardar a los principales responsables.
La vuelta de los músicos a la cárcel deja un sabor amargo, cuando como contrapunto tenemos penas muy bajas para los funcionarios y Aníbal Ibarra sigue libre e increíblemente postulándose nuevamente para jefe de gobierno de la ciudad. El hecho de mostrar culpables tiene como objetivo dejar a gran parte de la sociedad satisfecha mostrando que alguien pagó por la vida de los 200 pibes.
Desde el inicio del juicio nos quieren hacer creer que hay dos frentes de lucha. Uno en defensa de los músicos de la banda Callejeros, donde quieren mostrar la imagen que los jóvenes solo luchan por volver a ver una banda. Y la postura de algunos grupos de padres que pareciera que solo les interesa ver presos a los músicos, mostrándolos como los grandes demonios de la masacre.
Pero mientras siguen llevando este juego casi perverso, los corruptos, asesinos siguen libres. En el medio están los jóvenes, sobrevivientes, padres y familiares que desde el primer día siguen luchando por una verdadera justicia.