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09 de December de 2015

Camarada Amilcar Monti, ¡presente!

A un año de su fallecimiento

 
El 31 de octubre del año pasado nos sorprendió la decisión del camarada Amilcar Monti de irse de esta vida. Quienes recorrimos tiempos y caminos junto a él quedamos sorprendidos, igual que su familia. Hoy, transcurrido ya más de un año de su desaparición, lo recordamos por el valor de sus actos en vida y el ejemplo que dejó más allá de su prematura e inesperada partida.

 
El 31 de octubre del año pasado nos sorprendió la decisión del camarada Amilcar Monti de irse de esta vida. Quienes recorrimos tiempos y caminos junto a él quedamos sorprendidos, igual que su familia. Hoy, transcurrido ya más de un año de su desaparición, lo recordamos por el valor de sus actos en vida y el ejemplo que dejó más allá de su prematura e inesperada partida.
Como trabajador del seguro fue electo delegado recorriendo el camino de las Agrupaciones 1° de Mayo por la democracia, la recuperación sindical y el clasismo. Luego, como abogado, el ejercicio del derecho laboral se mezcló rápidamente con la defensa de las libertades democráticas. Consecuente con la línea del PCR de denuncia del golpe de Estado y de la dictadura videlista, Amilcar tuvo el valor, junto a su compañera, de estar al servicio de cuanta persona sufriera la persecución y la cárcel, especialmente de los compañeros de su Partido. Todos los militantes sabíamos de memoria el teléfono de su casa, en la cual siguió viviendo a pesar del riesgo que significaba en los oscuros años de la represión dictatorial. Fue un valiente defensor de presos políticos, siendo uno de los abogados que interpuso muchísimos hábeas corpus en los años de plomo de Videla y Viola.
Acompañó permanentemente el trabajo y la lucha de los organismos de Derechos Humanos por la libertad de los detenidos y por la aparición con vida de los desaparecidos. Hizo escuchar su voz crítica frente a las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final del alfonsinismo y, luego, a los indultos del menemismo. Ya con los gobiernos kirchneristas diferenció claramente el avance que significó la reapertura de los juicios a los represores, de la política de cooptación de organismos como Madres de Plaza de Mayo; denunció y se opuso a la reaccionaria y represiva ley antiterrorista, al Proyecto X de la Gendarmería y al nombramiento del represor Milani como jefe del Ejército. Y fundamentalmente tomó, junto a otros compañeros y colegas, la defensa de los perseguidos por sus luchas, como los militantes de la Corriente Clasista y Combativa de Rosario procesados por acampes y cortes, y de los estudiantes procesados por defender sus derechos en las calles. Como dijo Amilcar en relación a las leyes aplicadas para judicializar estas luchas y a sus protagonistas: “Son presos políticos, están presos por el ejercicio de sus derechos”.
En el año 2011 fue homenajeado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Rosario, por su destacada y valiente labor como abogado durante la última dictadura militar. Durante los últimos años, fue miembro destacadísimo del Equipo Jurídico de Derechos Humanos, abriendo la brecha para el juicio y castigo a los genocidas de la dictadura. 
Un aspecto menos conocido de Amilcar fue su vocación artística que lo hizo participar por años en el teatro independiente. Poco antes de dejarnos publicó un libro, Guronadas, en cuyo prólogo quizás resume sus afectos e ideales. “Guronadas es apenas un humilde ensayo expresivo compuesto por varios cuentos breves y poesías que publico para dedicarlos a mi inseparable compañera de estos treinta y tantos años y a todos mis hijos… Pretendo desde mi interior rendir un humilde homenaje a los oprimidos y desposeídos excluidos de esta sociedad injusta, creyendo sinceramente que (no sin contradicciones angustiantes) en manos de ellos se encuentra el futuro y la construcción de una nueva sociedad donde no se puede, ni se debe, balconear, por eso yo pretendo estar en la calle e incorporarme donde exista alguna protesta e indignación contra el statu quo que nos aprisiona en el pasado…”.
Los que militamos junto a él lo recordamos y valoramos, y sólo podemos decir: camarada Amilcar, por tus sueños, ¡Hasta la victoria siempre!