El 1 de noviembre de 1977 a las 17 hs. era secuestrado mi esposo Manuel Guerra, en la esquina de Las Heras y Pueyrredón de Buenos Aires. Sólo tenía 26 años y ya tenía una gran historia de lucha: en el Smata de Córdoba junto a René Salamanca, contra el golpe de Estado ya en Buenos Aires y durante la dictadura, organizando la resistencia de los trabajadores -fundamentalmente de los ferroviarios- que estalló como huelga dos días después de su secuestro.
Gracias a la lucha inclaudicable del pueblo argentino y de los organismos de DDHH, principalmente las Madres de Plaza de Mayo, en el 2005 se anularon las leyes de obediencia debida y Punto Final, y comenzaron los juicios. Esta etapa abrió una gran esperanza, fue un gran paso en el camino de la justicia.
Junto a mi hijo hace casi 8 años somos querellantes y es muy poco lo conseguido. Nuestro caso como los de más del 80% no llegará a juicio oral pues no tenemos testigos. Somos parte de esa inmensa mayoría que bajo esta forma de juzgar con el Código Penal tenemos que probar lo realizado por el Terrorismo de Estado, pues se juzgan los secuestros como crímenes comunes y no como un genocidio llevado adelante por un estado fascista. Los detenidos desaparecidos y asesinados no pueden señalar a sus asesinos.
Hoy con una foto en la mano y muñida de una lista de sobrevivientes sigo recorriendo las calles en busca de alguien que certifique haberlo visto en el Club Atlético como tenemos indicios.
No tendrían que ser los familiares los que tengamos que demostrar la responsabilidad de los represores, reviviendo a cada paso el horror, sino los miembros de las unidades que participaron de los secuestros, las torturas y los asesinatos los que tienen que demostrar su “inocencia”.
La aparición del listado de inteligencia del batallón 601 demuestra que existen archivos de la dictadura con la información de los responsables. También el primer responsable de DDHH de Córdoba dio la lista del D2 de esa localidad por quienes cobraban el sueldo. Es fundamental abrir esos archivos y modificar los juicios para que no quede el 80% de los casos de secuestrados sin justicia y el 80% de los responsables en la impunidad. Hoy sólo hay 322 represores presos frente a 30.000 desaparecidos.
Como familiar, activa militante de DDHH (miembro fundador de Madres de Plaza de Mayo de Mendoza), reclamo al Gobierno que cambie esta situación que nos tiene hace 35 años sumidos en la injusticia.
Con vida los llevaron con vida los queremos, decíamos las Madres: reclamo también que el Estado me conteste sobre su vida: si fue asesinado, por quiénes, qué día. Quiero poner una flor en ese lugar.
Negro querido: Lucharé hasta el final por justicia por tu secuestro y la de miles. No aceptaré nunca la figura de desaparecido. Tu sacrificio no será en vano.
Teresita Castrillejo | terecastrillejo@yahoo.com.ar
