Mecer, mecer
¡mi niño, mi niño!
Duerme de prisa, estate quieto.
Tu papá ha salido
para ser soldado
contra los japoneses,
para matar al enemigo.
Los enemigos son dioses furiosos
de mala entraña:
incendian las casas,
nos atropellan.
Olvidar no es posible
la deuda de sangre.
Duerme de prisa,
papá va a matarlos.
Cuando regrese,
traerá de Tokio
una muñeca…
Duerme sin miedo,
papá ha salido.
(Nana de la época de la guerra contra la invasión del Japón a China)