1. El “anarcocapitalismo”
1. El “anarcocapitalismo”
Cristina Kirchner estrenó triunfo electoral (con el 54,11% de los votos) participando en la reunión de jefes de gobierno del “grupo de los 20”, en Cannes, Francia. Allí también se reunió con Barak Obama, el presidente de Estados Unidos. Al mismo tiempo, en la Argentina, su gobierno reforzó medidas frente a la fuga de dólares, y comenzó a aplicar un plan de reducción de subsidios como parte de un plan de “ajuste redistributivo”; plan del que van trascendiendo algunos de sus contenidos.
En Francia, Cristina Kirchner reclamó “volver a un capitalismo en serio”, calificando como “anarcocapitalismo” a la actual situación de la economía mundial. Y aludiendo a las recetas que aplican los países europeos, ironizó: “Uno ha probado ya durante tres años determinadas medicinas y con determinados médicos y el enfermo se agrava cada vez más, ¿no será que habrá que cambiar de médico y de medicina e intentar otro tratamiento?”.
La anarquía de la producción es propia del capitalismo, al que lo mueve la lucha desenfrenada por la ganancia. Después de la borrachera, del período en el que los monopolios se instalaban en China y otros lugares, para explotar a sus obreros con salarios hasta 50 veces más bajos que los que pagaban en sus propios países, barriendo con toda legislación laboral, llegó la hora de la resaca. A semejante borrachera de “capitalismo en serio”, es lógico que le siga esta gigantesca resaca de “anarcocapitalismo”: una crisis capitalista mundial profunda y prolongada.
La pulseada es por quién paga esta crisis: el imperialismo y sus socios en cada país (con los bolsillos llenos), se la quieren hacen pagar a los pueblos; y las masas luchan para hacérsela pagar a sus explotadores y opresores.
2. Cristina y Barak
Hubo flores en la entrevista de los presidentes de Argentina y Estados Unidos. Dijo Obama: “Es una maravilla estar con una gran amiga mía y de Estados Unidos”. Y Cristina K no quedó atrás: “Es un gran honor poder mantener esta reunión con usted. Para nosotros es muy importante”.
Hubo 4 años de forcejeos entre los dos gobiernos. Comenzaron con la valija de Antonini Wilson con fondos para la campaña electoral de la actual presidenta en el 2007, y siguieron hasta la captura de material secreto militar en un avión que había traído tropas yanquis para entrenar a policías de la Federal Argentina. Ahora, ambos gobiernos coinciden en darse “una oportunidad”.
Es significativo que la reunión no haya sido pedida por el Departamento de Estado yanqui (su diplomacia), sino por el Consejo de Seguridad, el organismo que ha endurecido la posición de Obama contra Irán, en el mismo momento en que se han endurecido las relaciones entre Israel e Irán. Dos miembros del Consejo de Seguridad estuvieron en la reunión con la presidenta argentina. Habrá que ver, entonces, qué están negociando los dos gobiernos, como para que Obama califique a Cristina K “amiga de los Estados Unidos”.
La otra parte de la negociación es el pago de deuda argentina. Estados Unidos apoyaría un acuerdo de Argentina con el Club de París, para pagar la deuda en 4 años, pero pide, entre otras cosas, que la Argentina pague a las empresas norteamericanas Azurix y Blueridge los “juicios” que ganaron en el tribunal arbitral del Banco Mundial, el CIADI (son 300 millones de dólares). Los principales acreedores de la Argentina en el Club de París son Alemania, Holanda y Japón, y los tres plantean mayores exigencias sobre esa deuda que Obama.
Cómo se ve, de aquella cumbre de Mar del Plata, en 1995, en la que Néstor Kircher bloqueó la propuesta del ALCA a Bush, pasó mucha agua bajo los puentes para llegar a esta “amistad”. El gobierno K no es proyanqui ni antiyanqui, sus alianzas estratégicas van para otro lado: China, Europa y el Mercosur, había definido Néstor K.
3. Ahora, endeudamiento
La razón pragmática, de negocios, que lleva a la presidenta a acercarse a Estados Unidos, es abrir una vía para renegociar al menos parte de la deuda que vence el año que viene.
¿Por qué el gobierno después de tantos discursos sobre el “desendeudamiento”, ahora busca plata afuera (o sea, busca endeudarse)? Por la misma razón por la que recorta subsidios: “la caja K” ya no da para tanto. Esperó hasta después de las elecciones para que no se viera el estado real de sus finanzas.En octubre, para pagar los gastos y maquillar sus cuentas manoteó $ 2.000 millones del Banco Nación y $ 500 millones del PAMI. La deuda con los organismos públicos suma ya $ 31.7000 millones. Ha pedido créditos de corto plazo a bancos suizos para ocultar que las reservas del Banco Central están más castigadas por la fuga de dólares de lo que muestra.
4. ¿Quién paga los subsidios?
El total de subsidios es actualmente de $ 75.000 millones. Este primer recorte sería de $ 20.000 millones. Le llamarían “ajuste redistributivo”, dando la idea de que pagarán más los más ricos y se protegerá a los más pobres. Pero no están pagando lo mismo.
Después de 7 años de gobierno “progresista K”, los más perjudicados son los sectores más pobres del pueblo. Y los más beneficiados por los subsidios son los vecinos de Puerto Madero, como Boudou (ver recuadro).
¿Quién decide cómo va a ser el “ajuste redistributivo? Boudou y los mismos que decidieron dónde se hacen las redes de gas y agua, dirigidos por la presidenta.
El gobierno K decidió hacer ahora el “ajuste redistributivo”, cuando ya se han firmado las paritarias sin tener en cuenta los aumentos de tarifas de servicios y precios que provocarán los recortes de los subsidios. Así, las empresas y el Estado ganarán entre 6 meses y un año hasta que los salarios se pacten nuevamente. Pero ya hay gremios en los que, antes de estos anuncios, desde abajo, viene la presión para reabrir la discusión salarial: una decisión clave.
El ejemplo lo están dando los trabajadores rurales, que luchan en todo el país, con cortes de ruta en Río Negro y otros lugares. Defienden el acuerdo salarial conquistado del 35,7% (lo que significaba $ 3.000 para el peón de chacra). El Ministerio de Trabajo nacional lo anuló y rebajó el aumento al 25%.
Los subsidios bancaron, durante estos siete años, la buena vida de algunos, las empresas del “capitalismo de amigos”, y algo que goteó para los de abajo. Ahora, cuando va llegando la crisis, el problema de la eliminación de los subsidios no es un “ajuste redistribuidor”, sino dar vuelta la taba.