El 1 de noviembre se cumplieron 35 años del secuestro y posterior desaparición de Manuel Guerra, “Quebracho”, secretario de Organización de la Juventud Comunista Revolucionaria. Tenía 26 años cuando fue secuestrado por la dictadura de Videla. Hoy, junto a su compañera Teresita Castrillejo y su hijo –quienes residen en Mendoza– nos encontramos peleando para que su desaparición sea incorporada en las causas abiertas contra los genocidas de la última dictadura. Mientras el gobierno no abre los archivos, queda en manos de las familias recolectar toda la información que se necesita para “probar” que estuvo en un centro clandestino de detención donde fue torturado y luego desaparecido.
En la semana del 10 de diciembre, dos compañeras de la JCR y un compañero del Partido que militó en aquellos años con Quebracho nos acercamos al Espacio para la Memoria abierto en donde funcionó el Centro Clandestino de Detención “El Atlético”, donde fue llevado nuestro camarada. Allí nos encontramos con integrantes de la Comisión que coordina el centro, muchos de ellos ex detenidos y familiares de desaparecidos, y también con el equipo de profesionales (sociólogos, antropólogos) que se encuentra trabajando en la recuperación del sitio.
Alli participamos de un homenaje. Encendimos antorchas y leímos los nombres de los desaparecidos de “El Atlético”. Fue muy movilizante: entre los nombres de los que estuvieron allí detenidos y desaparecidos estaba el de Quebracho, también su fotografía. El recibimiento de los integrantes de la Comisión fue ameno y se abrieron las puertas para colaborar en la búsqueda de información y testimonios que den cuenta de que nuestro camarada estuvo detenido en aquel lugar.
El “Club Atlético” (Paseo Colón entre Cochabamba y San Juan), funcionó como centro clandestino durante 1977 en el sótano del Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la división Administrativa de la Policía Federal. Fue demolido para la construcción de una autopista. Se calcula que por este sitio pasaron alrededor de 1.500 personas, la mayoría de las cuales continúa desaparecida.
Seguiremos en la búsqueda de justicia por Quebracho. Su ejemplo es bandera para las viejas y nuevas generaciones de clasistas y comunistas revolucionarios, que renovamos nuestro compromiso de seguir el camino que él nos trazó en la lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados.