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19 de June de 2012

El 14/6 se cumplieron 8 años de la masacre en la mina de Río Turbio donde fallecieron 14 mineros en un incendio. Ni Jorge Taselli, empresario a cargo durante la concesión, ni ningún responsable político está preso. Conversamos con Ricardo Bordón, dirigente sindical de la Cuenca Carbonífera.

Catorce luces prendidas

Hoy 1424 / A 8 años de la masacre de Río Turbio

“Pal socavón del olvido
tengo un remedio
Catorce luces prendidas
y un compañero
que crece porque su lucha
fue diferente
Carajo, te estoy nombrando, Silverio Méndez”
                         

Eduardo Guajardo

 

“Pal socavón del olvido
tengo un remedio
Catorce luces prendidas
y un compañero
que crece porque su lucha
fue diferente
Carajo, te estoy nombrando, Silverio Méndez”
                         

Eduardo Guajardo

 

Conversar con Ricardo Bordón es entrar en contacto con la historia viviente de los últimos treinta años de la lucha de la recuperación del Sindicato de Mineros después de la dictadura, y de la lucha contra el vaciamiento de la Cuenca Carbonífera de Santa Cruz. Una voz que se alza, a pesar del orden que quiere imponer el gobierno actual a través de la cooptación, compra de dirigentes y el silenciamiento a través del dinero para que olvidemos quienes fueron los catorce mineros. Bordón, entre otras cosas nos cuenta quién fue el compañero Silverio Méndez, miembro de la Mesa Federal de la CCC, uno de los 14 que murió en la masacre de Río Turbio.
“Aunque parezca una derrota la que sufrimos, yo digo que fue a medias”, introduce Bordón. “Luego de producir un millón de toneladas de carbón, durante el gobierno de Alfonsín ya hubo intentos privatizadores; más tarde con Menem, que vino con su revolución productiva, pero los trabajadores de la Cuenca Carbonífera, enfrentamos el cierre durante los ‘90. Menem se la concesionó a Taselli, al que le daba 25 millones de pesos por año, con un mercado cautivo que era la Central Termoeléctrica de San Nicolás”. En esos años, según Bordón, comienza el vaciamiento: San Nicolás, que era para ese entonces la única boca de consumo (a 3.500 kilómetros de Río Turbio en provincia de Buenos Aires), también había pasado a manos de empresarios norteamericanos.
Entre el ‘92 y el ‘94 hubo retiros voluntarios: de 5 mil trabajadores pasaron a ser 930. “La mayoría se fue de la Cuenca Carbonífera (que comprende 28 de Noviembre, La Dorotea y Río Turbio), a vivir a otros lugares, quedó un pueblo fantasma”.
Desde que Taselli se convirtió en concesionario de Yacimientos Carboníferos Fiscales (1994-2001), cuenta Bordón, “no hizo nada de inversión, no produjo nada, llegamos a sacar 240 mil toneladas que fue la máxima extracción de bruto, que son 120 mil depuradas (el carbón sale en bruto y después se lo depura). Taselli no cumplió, hubo una comisión que no lo controló nunca; más tarde, una fiscalizadora de Río Turbio con integrantes provinciales y nacionales (entre los que estaba Cameron)”.

 

Enfrentando el vaciamiento
Taselli no se fue solo en 2001: se fue empujado por una gigantesca lucha de obreros que fueron acompañados por una multisectorial para evitar el vaciamiento. “Durante los siete años que estuvo Taselli, se tomó tres veces la mina. La más grande fue en 1994, donde estuvieron 14 días adentro: todo el pueblo fue a la mina, se declaró paro cívico comunitario, se cerraron las escuelas, los comercios, docentes, los estudiantes, los municipales, todas las fuerzas vivas apoyaron, llevaban leña, centenares de carpas por todos lados para sostener esa lucha, con asambleas de entre 8 mil y diez mil personas.”
También Bordón recuerda la toma de 1998, que fue importante pero menor: “Se había ido gente del pueblo. Ahí surge un grupo de compañeros nuevos que fueron tomados entre el 94 y el 98, con contratos basura, pertenecientes a la Uocra, y a empresas que eran invento.” Esa lucha dio pie al nacimiento de la Lista Negra: entre ellos estaba Silverio Méndez.
La tercera toma fue en 2001: “Ya había un deterioro muy grande, la gente muy cansada, desesperada, porque eran siete años de lucha y de que no se concretara un triunfo”. Prosigue Bordón: “Estuvimos varios meses sin trabajar, uno iba y marcaba tarjeta para no cederle a la empresa. Estuvimos ocho meses sin percibir el sueldo, con bonos Lecop, con las bolsas de comida que daba el gobierno provincial. Estábamos en emergencia económica y social”. Durante ese año, cuenta Bordón que se hacían asambleas donde el pueblo elegía las autoridades.
Se hicieron ocho movilizaciones a Río Gallegos. Por entonces era gobernador Néstor Kirchner, y “no hizo nada, más que mandar patotas armadas a provocar nuestras movilizaciones”. Kirchner, siendo gobernador de Santa Cruz, “nunca acompañó la lucha de los mineros, su función fue simplemente asistencial, de tirarte un bolsón de comida. Con el vaciamiento de Taselli, no decía nada; es más, ahí se hicieron amigos y empezaron a hacer negocios juntos. En los últimos años, cuando Kirchner lo nombra a Peralta secretario de Trabajo, comienza a hacer inspecciones en la mina -la provincia hasta ese momento no tenía ningún tipo de injerencia- y a multarlo a Taselli, cierran por treinta y tantos días la mina. Peralta dice “Seguridad Cero”, pero nunca pasó nada.

 

Silverio crece de abajo
“En el 99 surge la Lista Negra, donde todos los clasistas, combativos, nos unimos y hacemos la asamblea permanente, el Congreso del Carbón y planteamos que Taselli se tenía que ir, que la empresa tenía que volver al Estado, que se tenía que hacer la carboeléctrica, la usina térmica que se está haciendo ahora.”
“En ese período es cuando Silverio crece políticamente, crece de abajo. Para todos los que luchamos por un sindicato distinto, antiburocrático, de contacto con las bases, de no traicionar, de cumplir con los mandatos, de discusión plena, de democracia sindical… con la muerte de Silverio perdimos al compañero más genuino, más laburante. Silverio era el que estaba con los compañeros, con los chilenos, iba y tomaba un vino. Silverio fue todo eso, entroncado bien abajo. La muerte de Silverio a nosotros nos alejó, nos partió, ya nunca más volvió a aparecer otro compañero que nos vinculara con los compañeros bien de debajo de la mina.
“Silverio era electricista, también manejaba muy bien la informática. Estaba en un pabellón y yo siempre iba a verlo, a leer cosas que compraba, CD’s, revistas. Era un autodidacta, aprendió a liquidar sueldos. Increíble, y trabajaba en la mina… Además Silverio era un bohemio, podías estar hablando horas con él, era ocurrente, chistoso. Pero los últimos años se tomó el sindicalismo con mucha fortaleza y se comprometió definitivamente.”

 

Los llevaron a la muerte
“En el 2004, cuando ocurrió la tragedia, hacía tres años que el gobierno nacional había recuperado la empresa, pero no había puesto un peso. Diez días antes del 14 de junio, va Kirchner y dice que va a colocar 300 millones de pesos. El 14 de junio ocurre la tragedia que fue la cosa más terrible, dolorosa, dura… yo en mi caso me fui a la mina, me quedé cuatro días sin comer, sin bañarme, porque estaba esperanzado, aún sabiendo en términos técnicos de que no había manera de que salieran con vida… Había una precariedad -ahora tienen autorescatadores que se colocan en la boca y que permiten respirar una cantidad de horas-, yo estaba loco, quería que saliera Silverio, que salgan todos. Pero a los compañeros los llevaron a la muerte; en vez de desalojarlos para el lado de 28 de Noviembre, los llevaron al lugar donde estaba todo ardido…
Hubo una asamblea que echó a la comisión de ATE (la Verde, oficialista), se armó una comisión provisoria, donde estaba Raúl Wanzo, y yo, fuimos a una reunión con Peralta, que lo nombraron interventor, y dijo: van a ser castigados Tolosa, Garnica (técnicos de la mina). “Sí dijimos, ellos son los responsables operativos, pero los responsables políticos son ustedes”.
Peralta se dio una estrategia: ¿estos tipos dónde ganan? En la base, en la mina, donde hablan, en su hábitat, entonces nos sacó el hábitat. Cerró la mina, dijo que por tres meses no funcionaba hasta que se reparara todo lo que se había quemado. Cuando nos cierran la mina hicimos asambleas pero no había trabajo, no estaban los trabajadores en la mina… La comisión que se había armado se fue achicando, y hasta el día de hoy todo está en la Justicia. Hubo dos presentaciones judiciales, pero no está ninguno preso.

 

La operación del gobierno
“Hasta el momento la empresa no tiene figura legal. Este año, a fin de mes, estaría viajando una comisión de diputados nacionales para discutir entre los trabajadores que la empresa vuelva a ser del Estado, esto sería un hecho histórico.
“A la mayoría de los familiares los indemnizaron, les dieron buenos sueldos, reciben pensión vitalicia y puestos de trabajo, pero con eso silenciaron para que no se haga justicia.
“En la empresa hay toda una generación nueva que desconoce la historia y los protagonistas de las luchas. El gobierno ha hecho estragos, ha generado una división de desprecio contra los viejos, uno de los operadores es el yerno de De Vido, que tiene una consultora. Hay empresas privadas, conexiones con Fernando Romero que tiene un tramo del ferrocarril para cargas, y este gobierno le subsidia y va a licitar hasta 2023; Electroingeniería, amiga de los K. Yo sostengo que hay corrupción.
“Pero todavía hay un núcleo duro de la resistencia y lucha contra esta política, que el 8 de junio hizo una movilización muy grande a pesar de la nieve, con el paro nacional. Eso a uno le da mucha esperanza”, finalizó Bordón.