La pueblada en Aysén se mantiene en alto. En la edición anterior de hoy reseñamos la gran movilización en esa población del sur patagónico chileno y en la vecina Coyhaique –1.300 kilómetros al sur de la capital Santiago– contra el abandono y las políticas centralistas y ultraliberales del gobierno de Sebastián Piñera.
La pueblada en Aysén se mantiene en alto. En la edición anterior de hoy reseñamos la gran movilización en esa población del sur patagónico chileno y en la vecina Coyhaique –1.300 kilómetros al sur de la capital Santiago– contra el abandono y las políticas centralistas y ultraliberales del gobierno de Sebastián Piñera.
Las marchas, asambleas, combates contra la brutal represión de los carabineros por el puente “Presidente Ibáñez” y la lista de 22 reclamos, en los primeros días de marzo volvieron las barricadas y enfrentamientos, cuando el gobierno volvió a condicionar el diálogo a que se levantaran definitivamente los cortes de ruta, que los manifestantes mantienen en forma parcial desde el inicio de la lucha el 12 de febrero.
El viernes 2, al menos un centenar de vecinos se enfrentó con la policía en el Puerto Ibáñez, que seguía ocupado por los pobladores.
Los pobladores de Aysén condensan los motivos de sus reclamos en el aislamiento de la región, a la que solamente se puede acceder por avión o barco. Territorio de grandes cadenas montañosas que llegan hasta los canales patagónicos entre varios centenares de islas e islotes deshabitados, teniendo como uno de sus fundamentales medios de vida el duro trabajo de sus pescadores artesanales, la región está sin embargo en la mira de las grandes empresas mineras y pesqueras.
A pesar de eso, sus cien mil habitantes no tienen rutas ni hacia el norte ni hacia el sur de Chile. Se ven obligados a recorrer centenares de kilómetros de caminos sin asfalto para conseguir combustible o atención médica. Por eso uno de los principales puntos de su petitorio es que el gobierno fije un subsidio a los combustibles y el transporte.
