El 14 de febrero, en San Miguel, tras meses de internación, falleció el compañero Francisco González, campesino pobre y miembro de la Unión Campesina de Corrientes.
Francisco era de esos compañeros humildes, luchadores, solidarios, de esos compañeros que confían en el pueblo; que dan esperanza en que los más de abajo, los más oprimidos, tienen la fuerza y la capacidad para algún día, tomar la sartén por el mango y cambiar la historia.
El 14 de febrero, en San Miguel, tras meses de internación, falleció el compañero Francisco González, campesino pobre y miembro de la Unión Campesina de Corrientes.
Francisco era de esos compañeros humildes, luchadores, solidarios, de esos compañeros que confían en el pueblo; que dan esperanza en que los más de abajo, los más oprimidos, tienen la fuerza y la capacidad para algún día, tomar la sartén por el mango y cambiar la historia.
Francisco era parte de lo más pobre y sufrido del campo correntino, vivía en condiciones muy precarias. Rápidamente se sumó a la organización del campesinado pobre, infaltable a las reuniones, asambleas, movilizaciones, siempre con alegría. Como muchos señalaban, “un compañero de fierro”. En el último período fue elegido miembro de la Comisión Directiva de la Unión Campesina. No era de hablar seguido, pero cuando lo hacía mostraba con su sencillez, mucho fundamento en el conocimiento de la historia de la zona y de las necesidades que tenían los campesinos, pero fundamentalmente sorprendía el sentimiento que ponía al impulsar la lucha para que “la tierra sea para quien la trabaja”.
Siempre preocupado por la organización de la juventud, donó una parte de su lote para que los jóvenes campesinos pudieran armar en el futuro un polideportivo y lugar de encuentro.
Se afilió al Partido Comunista Revolucionario, y expresaba con orgullo su pertenencia, para adentro y para afuera. Le gustaba la lectura de nuestro semanario, que invitó a leer a médicos que lo atendían en su lecho de enfermo. Era un firme luchador contra el latifundio, la extranjerización y el monocultivo forestal, que promueven los gobiernos nacional y provincial.
Lamentablemente, le diagnosticaron una grave enfermedad, que lo tuvo varios meses internado en San Miguel y Corrientes capital. A pesar de la buena voluntad de enfermeros y médicos, palpamos todos los días la crisis del sistema de salud pública, especialmente cuando se trata de atender a los pobres sin obra social.
Hasta el último momento, desde su cama de internación, se mostraba interesado por las novedades de la organización y repetía las ganas de estar en la próxima marcha o corte.
No pudo ver el triunfo de la actual lucha por la donación y titularización de los lotes fiscales donde viven los campesinos de San Miguel hace muchísimos años. Pero encontró la felicidad en cada lucha, en cada avance, en cada encuentro con los compañeros. La Unión Campesina continuará su camino.
En el entierro, concurrieron una gran cantidad de compañeros de distintos parajes de San Miguel. Hablaron los compañeros Juan Espíndola, Raúl Ramírez, Mercedes Barrios, Mathías Midón y Julio Kaplan, quienes resaltaron el ejemplo de Francisco y que el mejor homenaje es continuar la lucha para que la tierra sea para el que la trabaja.
Camarada Francisco, hiciste un gran aporte a la causa revolucionaria. Tu ejemplo de lucha ya es parte de la historia del campesinado pobre y el pueblo correntino. Tus compañeros te llevaremos en el corazón. Hasta la victoria siempre.
