En las palabras de Gustavo “Marola” González, director de la murga “Los Auténticos Reyes del Ritmo”: “Avanzaron, sin importarles que hubiera menores. Y así fue como lastimaron a los dos primeros nenes, rozándolos con el coche, mientras pasaban de prepo por el medio”. Después, empezaron a disparar sin miramientos. Un accionar represivo que el gobierno intenta justificar planteando que el operativo era por un robo de autos. Pero la represión sufrida por los niños y vecinos del Bajo Flores es una muestra de la espiral represiva del gobierno de Macri. Lo vimos con la represión a trabajadores de Cresta Roja, municipales de La Plata, en Río Negro, etc.
Actos de violencia institucional, abusos policiales y represión a la protesta social que muestran su peor cara en este hecho en el que sin ningún tipo de escrúpulos los uniformados dispararon e hirieron a niños y adolescentes. Como contó un pequeño de no más de ocho años a la televisión: “Cuando vi a un gendarme le pregunté si no les daba vergüenza lo que me hicieron y ellos me dijeron que la próxima me tiraban en la cabeza”.
De esta manera crece la estigmatización de quienes viven en las villas, y de la mano de ésta la represión al conjunto de los sectores populares. Mientras continúan saturando los barrios con la prepotencia que le da vía libre a criminalizar a los pobres, siguen creciendo las mafias del narcotráfico que le roban el futuro a nuestros pibes.
La foto de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich “visitando” a los gendarmes “heridos” muestra la esencia represora de este gobierno. Como denunciaron muchos en estos días, imagen calcada de la del exsecretario de Seguridad Sergio Berni, en ocasión de la represión a los trabajadores de la Línea 60.