Desde fines de julio, también el estudiantado hondureño está movilizado contra el intento del gobierno-dictadura de Porfirio Lobo de privatizar la educación pública.
Tal como conocimos en la Argentina durante el menemismo y los gobiernos posteriores mantuvieron, el anteproyecto oficial de Ley de Educación hondureño introduce que los institutos educativos deben tener “capacidad de autogestión”, lo que quiere decir transformar los centros educativos en empresas privadas motorizadas por la ganancia.
Desde fines de julio, también el estudiantado hondureño está movilizado contra el intento del gobierno-dictadura de Porfirio Lobo de privatizar la educación pública.
Tal como conocimos en la Argentina durante el menemismo y los gobiernos posteriores mantuvieron, el anteproyecto oficial de Ley de Educación hondureño introduce que los institutos educativos deben tener “capacidad de autogestión”, lo que quiere decir transformar los centros educativos en empresas privadas motorizadas por la ganancia.
Los estudiantes hondureños no sólo se oponen a la privatización sino que exigen el aumento del bono de transporte, salarios dignos para los docentes y seguridad en las escuelas.
Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y de una escuela pedagógica nacional manifestaron el 2 de agosto frente al Congreso en contra de otro proyecto de reforma de la educación superior. Al día siguiente salieron en solidaridad los secundarios y se generalizaron las tomas de colegios (32 en el departamento de Colón y otros 10 en la capital Tegucigalpa), cortando además una ruta en El Progreso (Yoro).
El valiente estudiantado hondureño enfrentó frente al palacio presidencial la represión policial con palos, gases y chorros de agua. Las seis organizaciones de maestros anunciaron un paro en solidaridad con los estudiantes, contra la privatización de la enseñanza y en reclamo de salarios adeudados.