Cordobesas venidas desde Río IV, San Martín, Santa María, Colón, Capital… y hasta una mejicana aquerenciada a estos pagos. Amas de casa, profesionales de la salud, estudiantes universitarias y secundarias, docentes, trabajadoras de diversos ámbitos. Mamás, abuelas, tías, hijas, nietas. Mujeres. Mujeres unidas por la convocatoria al 28 ENM, muchas por primera vez.
Cordobesas venidas desde Río IV, San Martín, Santa María, Colón, Capital… y hasta una mejicana aquerenciada a estos pagos. Amas de casa, profesionales de la salud, estudiantes universitarias y secundarias, docentes, trabajadoras de diversos ámbitos. Mamás, abuelas, tías, hijas, nietas. Mujeres. Mujeres unidas por la convocatoria al 28 ENM, muchas por primera vez.
Participamos con nuestras experiencias y compartimos en talleres sobre trata, maltrato, violencia, trabajo, sindicatos, lucha contra las drogas, aborto, educación, sexualidad y originarias entre otros. Nos nutrimos de los dichos y hechos de otras mujeres que, a lo largo y ancho del país, vienen luchando por una mejor vida para el pueblo en su conjunto. Lloramos, reímos, nos angustiamos y festejamos en los talleres… tejimos, al calor de cada taller lazos de amistad y compromiso que nos transformaron a todas. No somos las mismas que al partir. Por eso, nos enojamos con algunas pocas que, lejos de compartir y respetar el desarrollo del Encuentro, fueron expresamente a boicotear, proponiendo un petitorio para elegir sede, votar en los talleres, e incluso interrumpiendo los testimonios por ser “para chusmear cuando buscás a los chicos en la escuela”.
La marcha tonificó nuestras ganas de defender los ENM. Participamos con nuestras banderas, cuidando el cordón, cantando, bailando… una explosión de alegría que hizo vibrar cada rincón del centro de la ciudad. Los cánticos responsabilizando a Cristina Fernández y a los gobernadores por esta política de marginación, humillación y muerte para nosotras, nuestros compañeros, y nuestros hijos.
El vientito fresco de la noche del domingo nos acompañó en la peña, a puro baile, trencito y alegría. Disfrutamos como hace mucho no lo hacíamos de esa comunicación fabulosa que la música despierta en nuestros cuerpos.
Con toda esta experiencia dentro y alrededor, el lunes muy tempranito nos levantamos y estuvimos prontas a defender la elección de sede. Todas sabíamos, para entonces, que de ello dependía la continuidad de los encuentros. Hicimos cordón, cantamos, escuchamos y gritamos juntas para que quienes venían tramando desbaratar el encuentro sepan, una vez más, que no les será tan fácil amedrentarnos.
El año que viene, todas, toditas, iremos a Salta, esta vez acompañadas de muchas más.
Los talleres habían terminado, pero continuaron en el colectivo, a la vuelta, y este sábado, en la plaza, desde donde escribimos este recorrido para compartir con todas, esta vez a través del hoy…
La felicidad vivida tiene protagonistas, oponentes y, principalmente ayudantes: la comisión organizadora. ¡Gracias, San Juan!