El 9 de septiembre el abogado Javier Ordóñez, de 46 años y padre de dos hijos, fue detenido brutalmente por policías del Comando de Acción Inmediata (CAI) de la Policía del barrio Villa Luz, en el oeste de Bogotá. Fue torturado en plena calle con descargas eléctricas de pistolas Taser, y murió en el hospital.
Esto desató una oleada de protestas en todo el país. Durante dos noches los manifestantes se enfrentaron con la policía en Bogotá, Cali, Medellín, Ibagué y otras ciudades. La policía respondió con ferocidad, disparando con armas de fuego sobre los manifestantes. Diez son las víctimas fatales, en su mayoría jóvenes, y más de 200 heridos, 58 de ellos por armas de fuego.
La furia popular se volcó contra las dependencias policiales, 56 de las cuales fueron afectadas, además de decenas de vehículos policiales y de transporte quemados, y varios uniformados heridos.
Como expresa el Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo (Modep): “En Colombia exigir los derechos y protestar contra las injusticias del modelo se ha convertido casi en una pena de muerte. Como en otras tantas ocasiones las instituciones del Estado están comprometidas en el asesinato y violación de derechos humanos tal como ocurrió en el caso de Dilan Cruz, Javier Ordoñez, la niña embera violada por militares del Ejército Nacional, y otras tantas violaciones a mujeres dentro de los CAI por miembros de la Policía Nacional, la estigmatización a los, las jóvenes y a las diversidades, y los 39 asesinatos durante las protestas en medio de la crisis del Covid-19 en el territorio nacional, entre otros.
“Las manifestaciones frente a los CAI y otras formas de protesta muestran además la indignación y cansancio frente a las medidas represivas y criminalizadoras de la Policía, institución que a pesar de sus campañas de control social, ha estado vinculada con las mafias de economías ilegales, con el microtráfico y la extorsión.
“Estamos ante una situación insostenible que se agudiza con el desempleo, baja de salarios y desmejoramiento de las condiciones de vida de millones producto de las medidas del gobierno durante la pandemia. Es momento de extender la digna rabia a todos los territorios, fortalecer los procesos de organización, templar las fuerzas, potenciar la solidaridad, juntar la sabiduría popular y encaminar toda la creatividad y energía para cambiar este régimen criminal, corrupto e inepto y construir nuestro propio proyecto democrático de sociedad”.
Toda nuestra solidaridad con la heroica lucha del pueblo colombiano.
Hoy N° 1832 16/09/2020